Se lee el siguiente aviso de ocasión para la búsqueda de un empleo:

Se busca hombre o mujer de familia que esté dispuesto a viajar y estar fuera de su casa 3 a 5 días a la semana, todas las semanas.

Se busca hombre o mujer con experiencia en el sector público pero sin vicios e ideas frescas, es decir, que sepa de gobierno pero que no esté vinculado a gobierno.

Se busca hombre o mujer que esté dispuesto a repartir o donar su sueldo, pero que sepamos exactamente de dónde vienen sus ingresos y cómo vive.

Se busca hombre o mujer que sea respetuoso de la privacidad de todas y todos, pero que nos permita entrar a su casa hasta el último rincón y estar al escrutinio público todos los días.

Se busca hombre o mujer que tenga mucha sensibilidad humana, pero a la vez la frialdad de tomar decisiones cuando se requiere.

Se busca hombre o mujer que esté dispuesto a sacrificar todo (dinero, salud, familia) tres meses antes de decidir si le daremos el trabajo o no, es el tiempo que tendrá para convencernos. La remuneración depende del puesto que se le otorgue.

Al final, se decidirá si es hombre o mujer según el espacio geográfico y el balance en términos de equidad de género conforme a los demás puestos, o simplemente conforme a la decisión del “consejo”. No importa si usted ya gastó dinero o tiempo en promocionarse antes.

Si, ustedes leyeran ese aviso de ocasión, ¿se animarían a postularse para el puesto?

Estas semanas terminarán los registros a candidaturas de los diferentes partidos políticos ya sea a puestos de elección local o federal. Me ha tocado ver en redes sociales que algunos partidos tienen “abiertas esas vacantes”, es decir, no hay suficientes hombres y mujeres dispuestos a entrar.

Soy la primera en decir que los partidos políticos necesitan candidatas y candidatos nuevos, que estén a la altura de las necesidades que tenemos hoy con la experiencia requerida. Pero, ¿quién está dispuesto a dejar su vida privada y darlo todo (tiempo con la familia, dinero, hasta salud física y emocional)? No es tan sencillo cómo parece eso de entrar a política.

No estoy intentando de defender a nadie, lo único que quiero dejar a la reflexión con estas líneas es que las y los ciudadanos también tenemos que estar a la altura de las exigencias que tenemos con las y los políticos. Ya no estamos para buscar superhéroes o mesías en las próximas elecciones. Las y los candidatos son personas de carne y hueso, perfectibles en todo momento.

En pocas semanas se inundarán los medios de comunicación y redes sociales de la llamada guerra sucia, de los trapitos al sol; esto se agravará por la polarización política que ya vivimos hoy. Antes de compartir, comenzar un debate innecesario en redes sociales o con familiares, pensemos que todos somos personas primero, y luego todo lo demás. Razonemos nuestro voto, desde esa perspectiva, desde la humana. Seamos ciudadanos de tiempo completo.