Avanzar por donde no vamos

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Avanzar por donde no vamos

Un 11 de diciembre de 1948, en Beirut, Líbano, durante la asamblea general de la oficina de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO), se escuchó lo siguiente: Monsieur Jaime Torres Bodet élu Directeur Général. Se elegía a uno de los mexicanos más notables del siglo pasado y el único que ha logrado ocupar ese cargo. Torres Bodet fue secretario de Educación Pública, poeta, ensayista, diplomático y miembro de “Los Contemporáneos”, grupo de intelectuales integrado por Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, José Gorostiza, Carlos Pellicer y Jaime Sabines.

Años antes, en un discurso ante el sindicato de maestros Torres Bodet dijo: “los derechos que han logrado son garantías que ninguna autoridad comprensiva intentará desarticular jamás”. Se equivocó, gobiernos pasaron y muchos fueron renuentes en apoyar la educación pública y laica por una razón ideológica: son sus enemigos jurados. Para ellos el sistema educativo es poco confiable y rechazan que el estado mexicano tenga la exclusividad en el papel de fomentarla. Por eso ven con suspicacia que se destinen recursos públicos a las universidades, a las artes, a la cultura y a la ciencia. ¿Ya se nos olvidó que, en el 2010, Felipe Calderón fue capaz de cerrar la representación mexicana ante la UNESCO? Su desprecio a la educación pública era evidente.

En todos los indicadores de desempeño de educación México ocupa los últimos lugares en la OCDE. Sin las mediciones de lo que le ha ocurrido a México y al mundo por la pandemia, la tasa de deserción escolar en el País es una de las más altas. Hubo un tiempo en que quisieron culpar a los maestros de esto, difamándolos y acusándolos del fracaso de la política educativa nacional. La historia es conocida: dejar que las cosas naufraguen y después con la excusa de la ineficiencia privatizar. Queda claro que los recortes de recursos federales deterioran la enseñanza pública y tienen el perverso propósito de hacer irremediable el triunfo de la educación privada.

La educación no debe ser un servicio que se ofrezca en el mercado al mejor postor, es el medio para superar el más grave de los problemas de México: la desigualdad de origen. Tal parece que, para la derecha, lo ideal sería que las personas de recursos económicos suficientes cuenten con buenas escuelas, cercanas a sus hogares y con los mejores profesores. Los pobres, en cambio, no tendrían derecho más que a escuelas tan pobres como ellos mismos, obligándolos a la resignación social.

No están de acuerdo en la entrega de becas, uniformes y útiles escolares gratuitos, porque según ellos, al hacerlo se limita la posibilidad de valorarse y superarse a partir de la creación de oportunidades propias.

Además, al sepultar la impartición de valores cívicos y morales en las escuelas públicas causaron un daño tremendo al país. La ausencia de valores, el desempleo, la desesperanza y la desigualdad provocó una mezcla explosiva de descomposición social que trajo como resultado que muchos jóvenes se integren a las filas de la delincuencia organizada, atraídos por la falsa idea de que ser rico y poderoso es sinónimo de éxito y que se puede obtener al precio que sea. Desde que inició la guerra de Felipe Calderón, los que mueren son los jóvenes y eso incluye a las fuerzas del estado mexicano.

No comprenden que la educación pública es el instrumento más igualitario que tiene cualquier democracia. Que la educación y los maestros son los grandes liberadores y que millones recordamos con aprecio a nuestros maestros, porque un buen maestro impresiona para la eternidad.

Jaime Torres Bodet que nació un día como hoy, pero de 1902, decía que la educación tiene valor porque transforma, cambia y mejora la realidad que nos rodea, y al tiempo que cambiamos, nos transformamos y mejoramos a nosotros mismos y a nuestros semejantes. Para lograr este ideal, necesitamos de los maestros y las maestras de México. Las soluciones que propuso la ultraderecha no funcionaron, pero tampoco han funcionado las del actual Gobierno Federal. Será necesario entonces, que para lograr llegar a donde queremos y hoy no estamos, empecemos a avanzar por donde no vamos.