Austria presentó hoy una demanda contra Eurofighter y su principal accionista, Airbus, alegando que ha sido defraudada por hasta 1,100 millones de euros (1,160 millones de dólares) en la compra de aviones de combate de la compañía, informó el Ministerio de Defensa en Viena.

El ministro de Defensa, Hans Peter Dozkozil, dijo en conferencia de prensa que Austria ha sido engañada respecto a los precios de venta reales y sobre la capacidad de la compañía constructora de entregar y equipar los aparatos.

"Existe una clara evidencia de que Airbus y Eurofighter han engañado a conciencia a la República de Austria", aseguró el ministro.

El Eurofighter fue desarrollado de forma conjunta por Alemania, Reino Unido, España e Italia y estaba destinado a convertirse en la columna vertebral de la Fuerza Aérea europea en los próximas décadas.

Al cerrarse el acuerdo en 2003, Austria había aceptado un precio de unos 2,000 millones de euros (2,100 millones de dólares) por la compra de 18 aviones. En 2007, las dos partes acordaron reducir el número de aviones a 15 y bajar el precio en 250 millones de euros. En el marco del acuerdo, el consorcio que construye los Eurofighter prometió a compañías austriacas contratos por valor de 4,000 millones de euros.

"Está claro que las operaciones de comercio compensatorio son una lanzadera ideal para la corrupción, la mala gestión y el lavado de dinero", denunció el ministro de Defensa austriaco. Austria, subrayó Doskozil, no va a aceptar que los contribuyentes también participen en la financiación de sobornos.

Los investigadores austriacos sostienen que Airbus incluyó en secreto en el precio de venta una cantidad de 183 millones de euros que supuestamente formaba parte de las operaciones de comercio compensatorio. De acuerdo con el Gobierno austriaco, una parte de esa suma fue desviada más tarde hacia canales criminales.

Además de los 183 millones de euros, los costes de mantenimiento de los aviones resultaron ser mucho más altos de lo previsto en el acuerdo, ocasionando daños económicos estimados en más de 1.000 millones de euros, según el Gobierno austriaco.