Aún sucede

Usted está aquí

Aún sucede

ESMIRNA BARRERA
Los compradores de votos cazan a personas jóvenes pidiéndoles que tomen una fotografía de la boleta en la que estén cruzado el nombre del candidato del partido por el que ordenaron

Después de los comicios recién ocurridos hay mucho que comentar en relación a la participación ciudadana y la manera en que aún se presentan algunos vicios en el proceso electoral.

Si bien participó una cantidad inusual de ciudadanos en una votación intermedia con un total del 52 por ciento de los electores a nivel país, este porcentaje no significa que debamos sentirnos orgullosos como mexicanos. Sigue habiendo una sonora ausencia de votantes, un desánimo que se presenta en sociedades donde reinan la negligencia y la apatía.

El domingo 6 de junio de 2021 el gran perdedor de la contienda no fue el PRI con ocho gubernaturas menos, este partido político sólo contará con diputados en la próxima legislatura federal de Nuevo León y de Coahuila; también el PRI perdió a buenos líderes que se fueron a otros partidos, pero la verdadera perdedora fue la democracia participativa.

Morena sigue siendo la fuerza política preponderante, ganó 11 de las gubernaturas, y si bien ya no tiene una buena parte de su poder en la Ciudad de México, incluyendo la alcaldía de Cuauhtémoc; es un partido muy aceitado y con un líder moral –ya sabemos quién– de enorme influencia que declara que la clase media está compuesta de personas que se quedan en el mundo aspiracional, en lo que no concuerdo.

¿Por qué la democracia participativa ha estado agónica por tantas décadas en México? ¿Por qué aún sucede que hay votantes que venden su sufragio a cambio de dinero?

En los municipios rurales es muy visible cuando hay personas que no acuden a votar porque alguien les quitó su credencial de elector pues le ofreció algún incentivo económico. Personas que habían dicho que votarían y luego se enteran los vecinos que no asistieron porque no contaban con su tarjeta de elector pues alguien llegó a recogerla.

¿Pero en qué están pensando estos ciudadanos que permiten detener su posibilidad de elegir libremente a sus posibles alcaldes, gobernador y diputados? Esta misma práctica se repite en las colonias proletarias de las áreas metropolitanas, los compradores de votos cazan a personas jóvenes pidiéndoles que tomen una fotografía de la boleta en la que estén cruzado el nombre del candidato del partido por el que ordenaron votar.

Y entonces, ¿cómo hacer para que los ciudadanos reconozcan el valor de su voto?, ¿cómo hacer para que quienes no votan sepan que son malos ejemplos para la sociedad?, ¿cómo lograr que los que han votado porque se les ha dado dinero eviten esta práctica?

Debería haber un sentido de vergüenza en esos ciudadanos que no valoran la importancia de su voto para que en su momento tengan la experiencia de emitirlo con honor.

Aún seguirán existiendo nuevos séquitos de funcionarios que aprenderán sobre la marcha su trabajo, gozarán de influencias y les sacarán provecho. Ya nos han engañado muchos políticos, pero pareciera que esto no contara porque la participación ciudadana en las votaciones sigue apagada, aunque tenga algunos destellos, como los que se vieron hace una semana.

La democracia participativa tiene relación directa con la paz, con la seguridad, con una buena calidad de vida. Como mexicanos adultos debemos ser una buena guía para los que ahora son infantes. No olvidemos eso.