Aún soy adicto, pero al trabajo, dice el productor Juan Osorio

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Aún soy adicto, pero al trabajo, dice el productor Juan Osorio

Foto: Vanguardia/Archivo
Estrenará hoy su telenovela 22; Xavier Robles escribe para él un guión de largometraje

Ciudad de México. Juan Osorio es el maestro que comienza de chalán, un hombre sencillo para quien la pasión es todo: su fiel y eterna compañera. Tiene el deseo de trascender y considera que su responsabilidad social es entretener.

Ha llegado alto, desde donde también ha caído y se ha golpeado para recibir sus más grandes dolores: la pérdida de su hijo, su adicción y no haber hecho aún lo que hubiese querido.

Tuvo el sueño de ser actor hasta que un director le dijo que se viera en un espejo. Se puso el overol y luego de 25 años en la pantalla chica se ha vuelto el gran productor, una veta para Televisa.

En su mundo, la tele, ha desempeñado todos los oficios; desde llevar el café hasta hoy día que puede dar la última decisión. Tiene en su carrera 22 telenovelas de alta audiencia, que lo convierten en parte esencial de la televisora.

El productor tiene claro que para ordenar hay que saber hacer. No obstante, “el ser humano no se acostumbra a manejar el poder, que muchas veces nos controla. Yo fui víctima de eso; perdí piso, tuve un tropiezo, el más grande de mi vida: caer en las adicciones, algo fuerte que tenía que haber vivido”.

Osorio es un dínamo que no para. Su oficina, en la fábrica de ilusiones de San Ángel, es un centro de operaciones donde varias pantallas exhiben algunos capítulos grabados de su novela y otras programas de la televisora.

Al tiempo que responde dos llamadas, hace pausa de una junta con su equipo para proyectar el avance de su próxima historia que se estrenará este lunes: Sueño de amor, su nuevo culebrón, que, a decir del productor contiene una buena historia con buena música (el tema es de Maná y Shakira) y una narrativa audiovisual cinematográfica, a donde quiere llegar con un proyecto de largometraje, el cual ya ya está escribiendo para él el guionista de Rojo amanecer, Xavier Robles.

Sus inicios

Recuerda sus inicios en la pantalla chica: “Mi idea era ser actor e hice algunos papeles pequeños, pero no lo que yo quería. Un día, un director me dijo: ‘Vete en el espejo, ¿crees poder ser el galán?’ Me frustró, pero eso fue lo mejor que me pasó. Comencé siendo el asistente del asistente del asistente…”

En 1984 se le presenta la oportunidad de estar en la producción de La pasión de Isabela. Osorio se soltó: hizo El padre gallo (que protagonizó Ernesto Gómez Cruz), La gloria y el infierno, Mi segunda madre, Nunca te olvidaré, Marisol, Salomé, Duelo de pasiones, Tormenta en el paraíso, Mi pecado, Una familia con suerte, Porque el amor manda, Mi corazón es tuyo…

Pese a ser exitoso en su ámbito, Juan se sincera: Un productor de telenovelas es una persona sola en la vida.

Reconoce que el precio de vivir así es alto: “Soy solitario... Puedo estar rodeado de gente y tomar decisiones, pero cuando regreso en la noche a casa lo hago muy solo… Para nosotros los productores es difícil tener una pareja o alguien que comparta contigo ese sacrificio de tiempo. No estás en festejos ni en celebraciones de tus hijos, pero la verdad, en ningún momento cambiaría mi vida”.

Ironiza que sigue “siendo un adicto… pero al trabajo: me duermo con mis proyectos y me levanto con ellos”.

El lugar de Ernesto Alonso

No quiere que lo llamen el nuevo Señor telenovela, pero, sería una honor ocupar el lugar de Ernesto Alonso, con quien, por cierto, trabajé. Gracias a su inventiva e intuición este género sigue vivo. Sé que esta silla es prestada, que vendrá un joven a ocupar este lugar.

–Los jóvenes están abandonando a la televisión abierta –se le comenta.

–Tienen razón. Yo me pregunto: ¿qué estoy haciendo para reinventarme?, ¿qué hago para ese público que nos sigue?, sobre todo hoy día que hay tantas alternativas.

Comenta su objetivo: Hoy los contenidos deben tener tres nichos: la audiencia cautiva, la que está comenzando a sumarse y los que detestan las novelas.

Osorio propone también que sus actores den una interpretación más natural, menos de pose... Si el actor no transmite sus sentimientos no tiene que hacer nada en la pantalla. No quiero decir que lo logremos, pero con la experiencia y la necesidad de querer trascender, estoy seguro de que esa búsqueda tendrá buenos resultados y así seguir prolongando el género de la telenovela, para que no quede obsoleto, para que los jóvenes no dejen de verlo.

Abunda: Hoy nuestros productos no tienen que ser localistas. Tenemos que pensar en el mercado de Estados Unidos. Hoy, 45 por ciento (de la población) es de una mezcla cultural diferente de la estadunidense.

La tv abierta tarda en evolucionar

–¿Qué le falta a la televisión abierta para evolucionar?

–Tardé en evolucionar, pero hoy me gustaría estar con las innovaciones y el género de telenovela compitiendo fuera de nuestras fronteras… Ya estamos empezando, pero sí tardamos en entender, por ejemplo, cuál era la audiencia que está desviada hacia las redes sociales. Debemos comprender que hay público que no va a cambiar, así como el que ni siquiera tiene acceso a una computadora. Aun así, tenemos el compromiso de seguir entreteniendo, pero con mensaje.

Osorio recuerda que en una plática que ofreció en Corea del Sur aprendió algo fundamental cuando jóvenes le pidieron que les enseñara parte de sus productos en el smartphone; no pudo. No quería aceptar el retraso en tecnología que teníamos. Ellos hasta en el Metro se pueden conectar y a nosotros incluso en la misma empresa a veces falla la Internet, confiesa.

–Llama la atención su comentario de responsabilidad social de entretener.

–El ser humano no camina si no tiene ese alimento espiritual. Nosotros no nos metemos con religión o política, sólo tratamos la esencia del ser humano con valores de integración.

El trabajo en la telenovelas, explica, se hace en conjunto y son meses de labor con asesores y escritores, con los que decidimos que un personaje esté enfermo o que un protagonista sea agente secreto, pero con fundamentos. Hacemos personajes que sienten, que piensen, que se enamoran y apasionan.

Si Televisa fuera mujer

Para Juan Osorio la pasión es todo. Vivo con ella, trabajo con ella y me duermo con ella.

Amar su carrera le ha costado dejar de regar su planta y aceptar que otro la cuide. En ese momento tendrás que aceptar el precio de esta carrera... Es una convicción de la cual no me arrepiento cuando veo un capítulo de alguna novela.

–¿Qué es el dolor?

–Es algo profundo hasta donde tú quieras. Tres dolores me han marcado: la pérdida de mi hijo, la adicción y no haber hecho lo que hubiese querido. Pero también me han dado fuerza para los otros tres hijos a los que tengo que dedicar tiempo.

–Si Televisa fuera mujer, ¿qué tipo de relación tendría con ella? ¿Sería un novia, una esposa o una amante?

–Sería mi mejor esposa, mi mejor amante y la mejor mujer que estoy por conquistar.

–¿Le debe o ella a usted?

–Estamos a mano, en el mismo renglón. La empresa me ha dado muchas satisfacciones y también me ha quitado mucho. Le he dado mucho de mi vida, pero también ella me ha dado bastantes alegrías.

El productor Juan Osorio asegura que le da gusto abrirse a un medio que conserva el respeto al periodismo, a la tinta y al cultivo del hábito de la buena lectura, de cómo incitar al pueblo a que aprenda a leer, a tener el periódico, no importando que esté la Internet.