En el último año aumentó 50 por ciento, respecto a otros años, el número de jóvenes que decidió ingresar al seminario, de acuerdo con Josué Marcos García, director Académico del Seminario Mayor.  

Hasta hace cuatro años, cuando llegó al equipo formador, este párroco encontró un seminario con una fuerte crisis vocacional que duró dos o tres años y en los que únicamente había entre 15 y 20 aspirantes cada periodo. 

Sin embargo, en el último periodo -abierto en agosto del año pasado- se logró aumentar hasta llegar a 35 jóvenes, pues creció la participación en los procesos vocacionales en Saltillo y en Monclova que se organizaron en Navidad y Semana Santa. 

El director Académico del Seminario Mayor recordó que el camino al sacerdocio es muy largo, pues de su grupo, que eran 33 jóvenes, únicamente se ordenaron él y otro de sus compañeros, además permaneció en el seminario 12 años. Actualmente, de 33 jóvenes que ingresan al seminario, entre tres y cuatro únicamente alcanzan la ordenación y el resto se retira en el camino. 

“Al muchacho se le va ayudando y se le van dando herramientas para presentarle lo que exige la vida sacerdotal y en ocasiones hay jóvenes que se dan cuenta que no van a poder y más ahorita con todos los problemas que ha habido dentro de la Iglesia y con todas las reformas que han dado dentro de la Iglesia. Sobre todo la afectividad, la sexualidad está mucho más en el ojo del huracán”, sostuvo. 

Otro de los motivos por los que abandonan el camino sacerdotal es el económico. 
“Esto no es rentable. Tenemos un sueldo quincenal por parte de las parroquias de la Iglesia que es lo mínimo para vivir de una manera indispensable; aunque en muchas de las ocasiones, dependiendo del nivel socioeconómico de las parroquias, ni siquiera se toma ese dinero porque hay que procurar el salario de los trabajadores y los gastos de los servicios primarios”, dijo García.