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Atómica

“Atómica” (“Atomic Blonde”) es el primer largometraje del cineasta David Leitch. Foto: Comic Book

A quienes nos tocó vivirlo, en noviembre de 1989, el mundo como hasta entonces lo conocíamos era inevitable que sufriera un cambio radical a  partir de la caída del muro de Berlín.
 
Símbolo de la guerra fría que vivieron particularmente Estados Unidos y la entonces Unión Soviética a partir del término de la Segunda Guerra Mundial con las detonaciones de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, la caída del muro parecía darle el truinfo oficial al sistema del capitalismo por sobre el comunismo que asumió la mayor parte de Europa por tener a los soviéticos como vecinos más cercanos aunque el tiempo hemos comprobado que ese sistema “ideal” no ha sido tal y aunque los gringos siguen “en el candelero” ahora las discordias con Rusia no son tan peligrosas como las que representan países como Corea del Norte o el Medio Oriente.
 
Justo en las vísperas de la caída del muro de Berlín, y a lo largo de los días previos al evento histórico de noviembre de 1989, es que inicia a ritmo a todo lo alto de la banda británica New Order el mejor estreno en cines de este fin de semana, “Atómica” (“Atomic Blonde”), primer largometraje oficial del cineasta David Leitch (en el thriller también de acción “John Wick” quien se lleva todo el crédito es Chad Stahelski) cuyo detonador es la muerte a quemarropa a manos de un agente ruso de un agente del frente occidental encubierto para cuya investigación se envía a su ex pareja y también agente encubierta Lorraine Brougthon (Charlize Theron), así como para recuperar una lista que delata a agentes que trabajan para ambos bandos.

Es así como prácticamente desde que Lorraine llega al aeropuerto de Berlín es que la adrenalina de “Atómica” no para, puesto que como también lo anticipan los cortos quienes pasan por ella son enemigos de quienes se defiende hasta que hace que el chofer que pierda el control del automóvil y se estrelle … para ser rescatada por un agente aliado de nombre David Percival (James McAvoy) … o al menos en apariencia, porque en este juego de gato y ratón más en la tradición de “Infierno Rojo” (Walter Hill, 1988) que de “El espía que vino del frío” (Martin Ritt, 1965) nada parece ser lo que parece.
 
Con todo, si bien “Atómica” no pasa de ser en su totalidad una película palomera para el verano, su estética es superior a la de, por ejemplo, “Duro de cuidar”, de Patrick Hughes, que recomendamos la semana pasada, ya que además de contar con una fotografía con muchos ecos en la paleta de colores vivos de la mencionada “John Wick” que también realizó el fotógrafo galo Jonathan Sela, el retrato de una Berlín en aquel contexto de decadencia queda muy balanceada con los blancos y negros de la parte de “Stalker” (Andrei Tarkovsky, 1979) que proyectan en una de las secuencias de “Atómica” en uno de los cines-teatro de antaño donde tiene lugar una de las tantas confrontaciones de la misma.
 
Aunado a esto, “Atómica” destaca también en coreografías acción de primer nivel que protagoniza también la magnética Charlize Theron así como por una banda sonora de lujo que se pelea de tú a tú con las de “Guardianes de la Galaxia Volumen 2” y “Baby: El aprendiz del crimen” por el primer sitio de la mejor del verano, en su caso por grandes éxitos ochenteros de bandas europeas.
 
Comentarios a: alfredogalindo@hotmail.com; Twitter: @AlfredoGalindo