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Atínale al PIB

A partir de hoy empieza la cuenta regresiva, y estaremos a diez días para que el próximo 30 de julio el Inegi dé a conocer la estimación oportuna del PIB correspondiente al segundo trimestre. Tendremos la mala suerte de ser testigos de una cifra de espanto que nunca en la historia de nuestro país se haya registrado.

Mientras nos enteramos que casi a diario agencias calificadoras, los economistas de los bancos y casas de bolsa, así como organismos internacionales siguen perforando el piso con estimaciones aún más pesimistas sobre el comportamiento de la economía mexicana para todo el año 2020, el dato que observaremos para el período abril-junio nos dará una buena referencia de cómo vienen las cosas.

En efecto, ya no sabe uno si quisiera que el tiempo avance más rápido para que finalice el infierno que nos ha provocado el COVID-19, o bien que el tiempo se detenga, porque literalmente día que transcurre, sale un nuevo pronóstico del PIB peor que los anteriores. Pareciera que nos encontramos en medio de un sádico juego de atínale al PIB.

De tal forma que tenemos diez días para sumarnos al festival de las estimaciones. ¿Acaso será que la caída en la actividad económica a tasa anual durante el segundo trimestre superará el 20% o se ubicará por debajo de ese nivel? ¿Cuál habrá sido el componente que habrá aportado más al desplome del indicador durante ese período?, ¿el anémico gasto de consumo de las familias que han visto reducir sus ingresos, o el ya prácticamente inexistente gasto de inversión empresarial que ha sido azotado por la incertidumbre y la desconfianza?

Y a pesar de lo sui generis de la situación, a la luz de que la difusión del dato del PIB causará mucha expectación – por no decir morbo - por lo comentado anteriormente, el resto de la historia la podemos anticipar fácilmente y no se requiere mucha ciencia para ello. 

El Gobierno Federal minimizará esa cifra, aludiendo que la economía marcha bien. Se cuestionará aún más la validez del PIB y en una de esas hasta también al mensajero de la información: el Inegi.

En tanto el desempleo sigue aumentando, la inversión de las empresas en caída libre, el consumo familiar prácticamente detenido y las finanzas públicas tanto nacionales como locales a punto del colapso, pocos quisieran estar en los zapatos del Secretario de Hacienda… ni en los de la Junta de Gobierno del Inegi.

 

Economista y Catedrático de la Facultad de Economía de la UAdeC
@guillermo_garza