AstraZeneca descarta venta de vacuna a sector privado

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AstraZeneca descarta venta de vacuna a sector privado

Ante las múltiples ofertas que están circulando sobre compañías que afirman representar a AstraZeneca o tener la disponibilidad de la Vacuna AstraZeneca contra la COVID 19, la empresa farmacéutica global (con sede Cambridge, Reino Unido), está aclarando que no tiene a la venta su vacuna para el sector privado. Si algún tercero llegase a ofertar esta vacuna, seguramente se trata de un fraude. Esto es lo que advierte este laboratorio a través de un comunicado. Asegura que su enfoque actual es cumplir con los compromisos globales sustanciales con los gobiernos y con las organizaciones internacionales de salud para ayudar a poner fin a la pandemia; como tal, actualmente no hay suministro, venta o distribución de la vacuna para su comercialización en el mercado privado. Si alguien ofrece vacunas privadas, es falso, por lo que debe rechazarse. No hay venta a particulares. Por lo mismo, está recomendando notificar a las autoridades sanitarias de cada localidad cualquier situación irregular con su vacuna. Por ahora, solo la Secretaría de Salud tiene autorización para adquirirlas y distribuirlas gratuitamente.

No está de más tener cuidado. Hoy en día, abundan tanto en redes sociales, como en páginas de internet, supuestas empresas que estafan a los ciudadanos con cualquier pretexto para la prestación de algún servicio de la salud. Es muy común el timo en insumos médicos, mascarillas, respiradores, tanques de oxígeno, pruebas de detección. Las vacunas contra la COVID 19, no son la excepción. Los delincuentes se han apresurado a aprovechar las oportunidades que se les presenta para explotar la crisis adaptando su modus operandi a nuevas actividades delictivas. Del otro lado de la moneda, los conspiranóicos contagian de miedo a una parte significativa de la población. En medio de esta guerra de vacunas se cuestionan: ¿Debo ponerme la vacuna del Covid? ¿Cuánto tiempo me protege? ¿Cuál de todas estas biotecnologías es la más eficaz para combatir el nuevo coronavirus? ¿La de la farmacéutica estadounidense Pfizer y BioNTech, cuyos resultados finales de su estudio en fase III indican que su vacuna candidata tiene una tasa de eficacia del 95%? ¿La de la compañía Moderna, que, en su etapa experimental, presenta una eficacia de 94.5%? ¿La vacuna CanSino, líder china contra la Covid 19, desarrollada por Sinovac BioTech, que tuvo solo un 50.38 % de efectividad en ensayos de última etapa en Brasil? ¿La dosis rusa llamada Sputnik V, y desarrollada por el instituto Gamaleya, con resultados preliminares de sus pruebas clínicas que apuntan a una efectividad del 92%? ¿O la de Oxford-AstraZeneka, con resultados que criticaban su efectividad de un 70%, y que actualmente la están contraindicando? Existen varias vacunas contra la COVID 19, cuyo uso ha sido autorizado por algunos organismos de reglamentación nacionales. Estamos haciendo un planteamiento a corto plazo. Sin embargo, la vacuna por sí sola no es suficiente. Una cosa es la vacuna y otra la vacunación.

Por eso hay que hacer un llamado al multilateralismo para aplicar el programa de vacunación. Tratar de impulsar todos los ámbitos: el local, el regional, el de américa del norte, el de américa latina, el de Israel, el de Emiratos Árabes, el de la OMS. Estar comprometidos con el avance. Contar con modelos de cooperación internacional. ¿Por qué? Porque es el ensayo global de lo que nos espera con el cambio climático. El tiempo ya nos alcanzó.  Tenemos una crisis dónde todos estamos en la misma conversación. Todo el mundo tiene el mismo problema, aunque no todos lo manejan de igual manera. Hay que elaborar las políticas para salvar a la humanidad. Adaptar un humanismo de supervivencia ante un patógeno nuevo. Estamos lejos de cantar victoria. No hemos logrado la cura del rebaño. No se ha alcanzado el efecto de inmunidad en grupo. Necesitamos más cooperación, más globalización. Tenemos necesidad de otros mecanismos, normas, y principios globales. Sin embargo, un gobierno global no va a suceder, simplemente por el problema de toma de decisiones. El uso de la vacuna y las vacunaciones se interceptan con situaciones sociales, económicas, y políticas. Por ejemplo, nos encontramos con ocurrencias cínicas de vacunar a maestros en Campeche con fines políticos. O vacunar a los siervos de la nación (que tienen todo el derecho a ser inoculados, pero no al principio de la pandemia), lo cual resulta que está a destiempo de manera injusta. La prioridad es el personal de salud, tanto de hospitales públicos, como privados, y luego la población más vulnerable.

En este contexto donde no solo es importante la vacuna sino la vacunación: ¿cómo sabemos que podemos confiar en las vacunas contra la Covid? La realidad, es que, entre el temor, las subastas, las sobre ofertas, no hay un muestreo científico. Para empezar, se trata de una bio-tecnología nueva nunca antes ocupada en humanos. Son muchas las personas vulnerables que no pueden ponerse vacunas nuevas que no están investigadas, porque corren el riesgo incluso de morirse. Segundo, ha sido realizada rápidamente. Esto se contradice con las investigaciones de la farmacéutica Moderna, que afirma que el coronavirus tenía otro nombre antes. Para desarrollar esta vacuna ya tienen un tiempo investigando, tanto al SARS, como al MERS. Entonces, ¿por qué no la sacaron antes para SARS y MERS? Cuando MERS tiene 30% de mortalidad, y SARS tiene un 3 % de mortalidad, y SARS-COV2 tiene 2.5%? ¿Por qué quieren aplicarla ahora? Si era tan segura, ¿por qué no la aplicaron cuando teníamos SARS y MERS? ¿Por qué ahora la han sacado apresuradamente? ¿Para qué esta velocidad en la fabricación de la vacuna? ¿Por qué exponer a la población si aún está en la fase III de prueba? Se han reportado efectos ocasionados por estas vacunas al personal médico con diversas reacciones como: mielitis, inflamación de la columna, y pequeñas convulsiones. Incluso tenemos casos de profesionales de la salud con Guillián Barré, y hasta una enfermera con parálisis de Bell. Esto no se trata de ejemplo de civismo sino de responsabilidad. Sin lugar a dudas, las vacunas son una luz al final del túnel, siempre y cuando, esa luz no sea la de un tren sin frenos que se acerca a toda velocidad frente a nosotros.