A un mes del nacimiento de Archie Harrison, Meghan Markle reapareció en un evento de la realeza, a pesar de tener licencia de maternidad — tal y cómo lo hizo Kate Middleton, tras la llegada de Charlotte y Louis — la presencia de la Duquesa de Sussex era imperdible ya que ningún miembro de la familia real puede faltar a la celebración pública del cumpleaños de Isabel II.

Markle robó miradas durante el desfile militar Trooping the Colour. Para su regreso, por un día, a las calles de Londres, Inglaterra, y el balcón del Palacio de Buckingham, la Duquesa de Sussex eligió un diseño de manga corta, hecho a la medida de Givenchy en azul marino (su color más recurrente), que engalanó con un tocado de Noel Stewart.

En su segunda participación en el desfile, Markle apostó por accesorios discretos: un clutch acolchado a juego con su vestido y guantes negros de piel, aunque al retirarlos se vio que un tercer anillo de manufactura delicada acompañó al de su compromiso y al de boda. Para aderezar sus orejas, optó por unos pendientes de perla y diamantes.

Meghan dio muestra de su disciplina, con una silueta más recuperada, aunque no del todo. Elegante con pelo recogido en un moño bajo, la royal logró “los vítores” por su elegante look en las colmadas aceras londinenses y en redes sociales. A diferencia del año pasado cuando “enseñó más piel” a lo acostumbrado, con el diseño palo de rosa, de hombros descubiertos, de Carolina Herrera.

Meghan recorrió la ruta desde The Mall, en el Palacio de Buckingham hasta Horse Guards Parade, en el mismo carruaje que su esposo el Príncipe Harry, Camilla, duquesa de Cornwall, y Kate, Duquesa de Cambridge, quién portó un vestido vainilla de la firma Alexander McQueen, mismo que utilizó en la boda de Meghan y Harry, y sombrero floral de Philip Treacy.