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Asesinato del embajador Karlov complica diálogo de Rusia, Turquía e Irán
Moscú. El asesinato del embajador de Rusia en Turquía, Andrei Karlov, la tarde de este lunes en la capital turca, complica aún más la negociación que sostienen Moscú, Ankara y Teherán para delimitar sus zonas de influencia en Siria, conflicto devastador en el que inciden fines casi siempre contrapuestos en función de sus intereses.
El atentado que costó la vida al diplomático de 62 años –víctima de un atacante que le disparó con una pistola por la espalda– se produjo la víspera de la reunión que tienen previsto celebrar en Moscú los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia, Turquía e Irán.
En su primera reacción pública, el presidente Vladimir Putin dijo que la respuesta al asesinato de Karlov será “combatir con más intensidad contra el terrorismo” y prometió que “los bárbaros lo sentirán en carne propia”.
Al reunirse con el canciller Serguei Lavrov, el director del servicio federal de seguridad, Aleksandr Bortnikov, y el director del servicio de inteligencia exterior, Serguei Naryshkin, Putin destacó la labor de Karlov: “Era un excelente diplomático, muy respetado en el país de adscripción, mantenía relaciones cordiales con los dirigentes de Turquía y de las principales fuerzas políticas”.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, telefoneó de inmediato a su colega ruso para inculpar del crimen a los simpatizantes de su mayor enemigo, Fethullah Gülen, en un intento de evitar que la muerte de Karlov pueda afectar el acuerdo que alcanzaron, el viernes anterior, de convocar una nueva ronda para negociar un arreglo político en Siria, que se llevaría a cabo en Astaná, la capital de Kazajstán.
Todo indica que la muerte del embajador, al menos por ahora, no tendrá consecuencias negativas en el proceso para recomponer de modo paulatino la relación bilateral, severamente dañada en noviembre del año anterior después de que un cazabombardero turco derribó un SU-24 ruso en la frontera con Siria.
Apenas en agosto, después de diez meses de suspensión completa de los contactos entre Moscú y Ankara, Putin y Erdogan, hasta que este último cedió y presentó una disculpa pública, comenzaron a restablecer los nexos, aunque todavía no se cumplen las otras dos condiciones que había fijado el Kremlin para la normalización de relaciones: el pago de una compensación a la viuda del teniente-coronel Oleg Peshkov, piloto del avión abatido, y el castigo de los responsables directos.
El atentado
Los hechos ocurrieron en la Galería de Arte Contemporáneo de la capital turca, en el momento en que el embajador Karlov dirigía unas palabras con motivo de la inauguración de una exposición de fotografías.
El sicario, identificado como Mert Altintas, un ex policía de 22 años que fue despedido en las masivas purgas que siguieron al fallido golpe de Estado de julio pasado, se colocó detrás del orador y lo mató de varios disparos, al tiempo que hirió a dos de los asistentes a la ceremonia de apertura.
Con el diplomático desangrándose en el suelo, el asesino gritó: “¡Nosotros morimos en Alepo, ustedes mueren aquí! ¡Matan a gente inocente en Alepo y en Siria!", según las agencias noticiosas a partir de la transmisión en directo que estaba realizando un canal de televisión turco.
Antes de ser acribillado por las fuerzas de seguridad turcas, el atacante lanzó consignas de corte islamita radical en turco: “Moriré aquí. Juré ante Mahoma hacer la yihad” y, varias veces, “Alahu Akbar” (Dios es grande, en árabe), según pudo escucharse también en los numerosos videos subidos a las redes sociales.
El asesinato del embajador ruso generó una unánime condena en la comunidad internacional.