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Asegura activista que países consumidores de café "perpetúan pobreza”
El activista guatemalteco Fernando Morales, fundador de la organización Café For Change (CFC), afirmó que el modelo actual de producción y comercialización del grano es "neocolonialista" y "perpetúa la pobreza" de los campesinos.
"El modelo de negocios de la industria del café es neocolonial a tal punto que llaman 'comercio justo' a un sistema que perpetúa la pobreza con una prima de menos de un tercio de centavo de dólar por taza de café engañando a consumidor final", dijo Morales a dpa.
Asimismo, el centroamericano, quien desde hace cuatro años lucha a través de CFC para mejorar la calidad de vida de los caficultores, consideró injusta la forma como países consumidores recaudan millones de dólares en impuestos al café mientras que la base de la cadena "sigue en la miseria”.
"Es injusto que Alemania (uno de los principales consumidores de café del mundo) recaude millonarias sumas de dinero cada año por 'Kaffeesteuer' (impuesto del café) a razón de 2,53 dólares por kilogramo de café tostado y 5,52 por kilogramo instantáneo mientras hay hambre, miseria, malnutrición y abundante trabajo infantil al otro lado del mundo", insistió.
Sobre la propuesta hecha por el profesor estadounidense Jeffrey Sachs en el marco del Primer Foro Mundial de Productores de Café, celebrado la semana pasada en Colombia, Morales aseguró que el aumento de cinco centavos en el precio de la taza de café es insuficiente.
"Acabar con el trabajo infantil y desarrollar las regiones productoras de café requiere de una compensación de tan solo 10 centavos por taza, un monto que aportaría gustosamente la gran mayoría de amantes del café en países desarrollados", puntualizó.
Negocio del café, de la pobreza del grano a la riqueza de la taza
Los dividendos que el comercio del café genera anualmente en el mundo llegan a los 200,000 millones de dólares aproximadamente. Sin embargo, el próspero negocio no es igual para todos los eslabones de la cadena cuya base campesina sigue sumida en la pobreza, la explotación y el subdesarrollo.
La concentración de ganancias en multinacionales de países como Estados Unidos y miembros de la Unión Europea, que también son los principales consumidores de café en el mundo, es considerada para muchos como un modelo "neocolonialista" difícil de tumbar.
La ecuación resultaría fácil para cualquier experto debido a que en teoría un mayor precio daría mucha más ganancia. No obstante, en la práctica, las diferencias siguen siendo abismales.
En el Convenio Internacional del Café celebrado en Nueva York en septiembre de 1983 productores y compradores acordaron "para evitar el desequilibrio" en la cadena un precio mínimo de 1.20 dólares por libra y máximo 1.40 dólares.
Traducido a la actualidad y ajustado a las tasas de inflación, ese precio debería estar casi 35 años después entre 2.95 y 3.44 dólares por libra, no obstante, hoy es de 1.35 dólares.
El aumento de escasos centavos en el precio final de la bebida sería una posibilidad para lograr que al menos 25 millones de familias caficultoras en Latinoamérica, África y Asia salgan de la pobreza.
Las diferencias se pueden confirmar en cualquier "coffee shop" de Alemania, Nueva York o París, en donde el consumidor final paga en promedio tres dólares por taza, mientras que por un kilogramo del grano, que contiene cerca de 60 pocillos, se paga al caficultor en promedio 2.50 dólares.
Por esa razón, el director de la organización "Café For Change (CFC)", el activista guatemalteco Fernando Morales, cree que el modelo "neocolonialista" es evidente en el sector cafetero debido a que "el negocio no les deja a los productores ni siquiera dinero para que sus hijos vayan a la escuela”.
"Es neocolonial porque no se acomoda al comercio del siglo XXI, en el que se puede negociar a un precio con el comprador, se puede tener algún tipo de financiamiento y se establece una relación estable de compra", explicó Morales a dpa.
Además, el ex periodista criticó la forma "egoísta" como algunos países consumidores, por ejemplo Alemania, cobran un impuesto a las compañías por convertir el café en sus territorios sin beneficiar "en nada a los caficultores".
Otro convencido de que un aumento en el precio de cada taza de café podría generar grandes cambios es el premiado economista Jeffrey Sachs, quien participó en el Primer Foro Mundial de Productores de Café que se realizó la semana pasada en Colombia.
Para el ex director del Fondo Monetario Internacional, asesor de Naciones Unidas y defensor del desarrollo sostenible, "cinco centavos de dólar podrían hacer que los productores recibieran un poco más".
"Si los consumidores pagan cinco centavos más por taza de café, los productores recibirán el doble de lo que reciben hoy. Un ligero aumento para los consumidores significaría un gran aumento para los productores. Ese es un comercio justo", sostuvo el autor de "El fin de la pobreza”.
Aunque Morales apoya lo expuesto por Sachs, considera que el aumento debe ser de al menos 10 centavos por pocillo. Según él, solo de esa forma se garantizaría que por cada kilogramo vendido el productor reciba directa o indirectamente 12 dólares más.
"Este modelo real de valor compartido se podría implementar a través de fundaciones establecidas con límites en los costos de operación que se encarguen de llevar con trazabilidad desarrollo a las zonas productoras y le garanticen el pago mínimo directo de seis dólares por kilogramos vendido a cada campesino", reiteró.
Por su parte, el gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, Roberto Vélez, dijo que una de las principales conclusiones del Foro fue justamente iniciar un trabajo en bloque entre países productores y consumidores para disminuir esas brechas.
Vélez instó también a los presidentes de Centro y Sudamérica a seguir apoyando con políticas "reales" a los productores del café de manera que no se vea afectado el comercio y sí se generen beneficios para el campesino.
De acuerdo con la Organización Internacional del Café (OIC), el salario que recibe un caficultor en el mundo no llega a los 300 dólares mensuales, un ingreso "precario" que viene acompañado en la mayoría de casos de desprotección social básica e inestabilidad laboral.
Por ésto, el empresario Jairo Chamorro, quien se dedica a la caficultura desde hace casi 40 años "por puro amor" y conoce a fondo la problemática, plantea desde su punto de vista una solución más estatal.
"Deberían los gobiernos bajar los costos de producción por ejemplo en los fertilizantes que son carísimos al menos en Colombia. Al tener menos gastos en la producción podríamos tener más ganancias", insistió Chamorro.
Para este mediano productor es poco probable que "la caridad" funcione en un negocio que genera millonarias ganancias como lo es el café, por eso él confía más en el mejoramiento de la calidad y el apoyo estatal al sector.
Siete datos para entender la producción y comercialización del café
La producción de café en el mundo es tal vez una de las más grandes y rentables que existen después del petróleo. Su consumo promedio es de 100 millones de sacos anuales.
Durante siglos la codiciada bebida ha estado presente en la vida de millones de personas que se deleitan todos los días con su sabor y aroma en la infinidad de combinaciones y concentraciones que existen de la bebida.
A continuación, dpa presenta siete datos básicos para entender la cadena de producción y el consumo del grano:
1.- SIEMBRA Y COSECHA: El cafeto es un árbol con una vida productiva de 30 años. El fruto conocido como "cereza" se cosecha a mano en mayo y octubre por tres meses en cada periodo y tras ser fermentado, lavado y secado completamente es empacado para seguir el curso de la cadena.
2.- TORREFACCIÓN Y MOLIENDA: Después de obtener un grano libre de pulpas y membranas, comienza uno de los procesos más delicados dentro de la cadena del café: el tueste. Para los expertos, del éxito al momento de tostar el grano dependen el aroma, el sabor y el olor que se verán reflejados en la taza. Luego, el grado de molido (fino, medio o grueso) es el que establece la resistencia del café al flujo de agua.
3.- EMPAQUE Y DISTRIBUCIÓN: El café molido es muy delicado y se deteriora fácilmente cuando entra en contacto con el aire, la luz, el calor y la humedad. Por esta razón las plantas de envasado deben tener técnicas vanguardistas que garanticen la conservación de la calidad del café a largo plazo.
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— F.Morales-de la Cruz (@fmdelac) 17 de julio de 2017
4.- TIPOS DE CAFÉ: Existen dos tipos de producción cafetera: la Arábica y la Robusta. La primera comprende al menos dos tercios de la cosecha mundial y consta de una planta delicada que se siembra principalmente en Centro y Sudamérica. El café de éste tipo es rico en aromas y tiene un sabor ligeramente acidulado. Por su parte, la planta Robusta está extensamente en África, Asia e Indonesia y representa un tercio de la producción total. Es un café que crece entre el nivel del mar y los 600 metros de altura y que contiene cuerpo, aroma achocolatado y un gusto persistente.
5.- CIFRAS: Se calcula que unos 25 millones de personas en el mundo se dedican a la recolección del café, en tanto que la distribución y venta de la bebida se concentra en unas cuantas compañías. Según la Federación Colombiana de Cafeteros, de los 200,000 millones de dólares que produce el comercio del café cada año, menos del 10 por ciento es el pago que reciben los campesinos. Una libra del grano, que rinde hasta 60 tazas, se paga a 1.31 dólares mientras que un pocillo de la bebida llega a costar 3.5 dólares en Estados Unidos y Europa.
6.- PRINCIPALES PRODUCTORES: El café se cultiva en 75 países de cuatro continentes y el 50 por ciento de esa producción se concentra en América. Brasil es el mayor productor abarcando el 30 por ciento de la producción mundial, es decir, entre 20 y 25 millones de sacos al año. En el segundo lugar está Vietnam (19.18 por ciento), Colombia (9.42), Indonesia (7.67) y Honduras (4.46).
7.- CONSUMO MUNDIAL: La Organización Internacional del Café (OIC) ha calculado que a nivel mundial una persona consume 1.3 kilogramos de café cada año. Entre las naciones en donde más se toma la bebida están Finlandia (12 kilogramos por persona), Noruega (10), Suecia (8.4), Holanda (8.2) y Alemania (6.4).