ASE: ‘alertar’ del peligro es insuficiente
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ASE: ‘alertar’ del peligro es insuficiente
“A la Auditoría Superior, en lo general, le preocupa el desequilibrio presupuestal de las instituciones, de todas, pero básicamente más de las municipales porque básicamente, como entes autónomos, tienen una amplia facilidad, por ejemplo, para contratar deuda o para tomar obligaciones a corto plazo”.
Con la frase anterior, el titular de la Auditoría Superior del Estado, Armando Plata Sandoval, retrató lo que considera una auténtica “tragedia” en términos de la salud de las finanzas municipales en la entidad, pues de acuerdo con el diagnóstico de la dependencia que encabeza, los municipios coahuilenses gastan más de lo que tienen.
El diagnóstico no es, por supuesto, trivial. Particularmente porque lo está haciendo un ente especializado en el análisis de las finanzas públicas que, además, es el responsable de garantizar, para los ciudadanos, el ejercicio del derecho a la rendición de cuentas.
Y si el auditor Plata Sandoval afirma que estamos ante un hecho que debe ser considerado “trágico” habría que creerle pero, sobre todo, habría que hacer el mayor de los esfuerzos por entender lo que ha querido decir.
¿Por qué es necesario entender? Fundamentalmente porque la voz de alerta de la ASE debe tener un significado claro para todos nosotros en términos de los riesgos que implica de cara al futuro.
En otras palabras, lo que debe quedarnos claro a todos es cuál es el destino indeseable al que nos está aproximando la insana costumbre de los ayuntamientos de la entidad de ejercer un presupuesto mayor al que ellos mismos se han autorizado.
En ese sentido, valdría la pena que, además de oprimir el botón de pánico y disparar la alarma, la Auditoría Superior del Estado fuera clara en señalar dónde están los riesgos y qué medidas concretas propone implementar para conjurar el peligro.
Limitarse a decir que “municipios importantes” se encuentran en esta situación sin especificar de qué administraciones se trata, no solamente implica ocultar información relevante para el público, sino que le resta seriedad a las afirmaciones realizadas.
“Contenerse” en la revelación de los detalles le otorga al dato un insano tufo de manipulación política y hace sospechar que la “insinuación” forma parte de una estrategia para golpear a los adversarios -que teóricamente la ASE no tiene- e incidir con ello en la arena pública.
Por ello, si estamos ante una situación tan peligrosa como lo ha señalado el titular de la Auditoría, lo mejor para todos sería que el diagnóstico se vuelva transparente a fin de que los ciudadanos podamos contar con todos los elementos para formarnos un juicio al respecto.
Advertir que “viene el lobo” no solamente es insuficiente, sino que convierte a un discurso que debe ser tomado por serio, en una voz a la cual se le resta autoridad y que, al persistir en esta actitud, corre el riesgo que termine por no ser tomada en cuenta por la ciudadanía.