'Artesanas de la Paz' El País cuenta con una fuerza espiritual invencible, mayor a sus problemas y penurias: sus mujeres

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'Artesanas de la Paz' El País cuenta con una fuerza espiritual invencible, mayor a sus problemas y penurias: sus mujeres

Palabras del gran Neruda: “México es una tierra de vasijas y cántaros y de frutas partidas bajo un enjambre de insectos. México es un campo infinito de magueyes de tinte azul acero y corona de espinas amarillas. Todo esto lo dan los mercados más hermosos del mundo. La fruta y la lana, el barro y los telares, muestran el poderío asombroso de los dedos mexicanos fecundos y eternos”.

Cierto, dedos creativos y artesanales que hoy, desgraciadamente, sufren y padecen por la terrible presencia de la hija del diablo: de esa violencia que se ha domiciliado en infinidad de rincones de nuestro aún mágico País.

 

EL MUNDO TAMBIÉN

Y el mundo entero también está en guerra si observamos lo que Martín Descalzo apunta: “Me gusta, por eso, que el diccionario, cuando define la palabra ‘paz’, ponga como primera acepción la del interior, y la defina como ‘la virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, opuestos a la turbación y a las pasiones’. Con esta definición ciertamente el mundo ya está en guerra. Porque, ¿quién conoce hoy ese don milagroso de una alma tranquila y sosegada? ¿Quién no vive turbado y con todas las pasiones despiertas? Nunca floreció tanta angustia; nunca abundó tanto la polémica; nunca fueron tan anchos los reinos de la cólera y la ira. Basta abrir el periódico para comprobarlo”.

Lo sabemos: diariamente brotan hechos en México que nos invaden de rabia, indignación, tristeza y, posiblemente, de pesimismo y desesperación. Pero aun en este contexto es fundamental seguir insistiendo sobre la necesidad de incorporar, cultivar y fomentar, entre nosotros, valores y actitudes positivas que contribuyan a contrarrestar la cultura de muerte, corrupción, egoísmo y la violencia estructural. 
México sufre. Hoy es una nación arrasada por la violencia, inseguridad, impunidad y desapego a los derechos humanos. Casi quedó en el olvido que apenas hace algunos lustros vivíamos con seguridad, con la confianza de regresar bien a casa. Y hoy, como lo pudimos constatar la semana pasada, ya no espacio seguro para nadie, menos para las mujeres. Las calles claman paz, tranquilidad y seguridad. 

Muchos compartimos el dolor de ver a México en esta situación y en medio de esta realidad es menester crear una nueva forma de convivir, basada en la esperanza, la responsabilidad y generosidad. Es momento de crear paz, de hermanarnos para hacerle frente a tan inmenso desasosiego, es tiempo de hacer valer los derechos humanos en nuestro País.

INMENSA MUJER

Elena Poniatowska, con mucha razón, en alguna ocasión comentó: “las mujeres somos las grandes olvidadas de la historia”, concuerdo con ella, porque han sido las mujeres las tejedoras de la paz y grandes defensoras de los derechos humanos. Como es el caso de Eleanor Roosevelt, quien rompió con el papel tradicional que, hasta entonces, habían tenido las primeras damas del vecino país del norte, convirtiéndose en una implacable defensora de los derechos de las mujeres, la igualdad, la libertad y los derechos civiles. 

Fue ella quien dijo sobre los derechos humanos que salvaguardan la paz de un país: “¿Dónde, al fin y al cabo, comienzan los derechos humanos? En sitios pequeños, cercanos a casa. Tan cercanos y tan pequeños que no aparecen en ningún mapa del mundo. Sin embrago, son el mundo del individuo común: el vecindario en el que vive, la escuela o la universidad a la que asiste, la fábrica, granja u oficina donde trabaja. Estos son los sitios en los que cualquier hombre, mujer y niño busca igualdad de oportunidades, justicia y dignidad sin discriminación. A menos que estos derechos signifiquen algo ahí, no tendrán significado en ningún otro sitio. Sin una acción ciudadana conjunta con el fin de defenderlos uno mismo, buscaríamos en vano su progreso en el resto del mundo”. 

CONGRESO REGIONAL

Considerando lo anterior, y ante tanto malestar, es bueno saber que en nuestra ciudad, este 21 y 22 de septiembre, se llevará a cabo el XXIII Congreso Regional de la Mujer, ahora con la temática “Artesanas de la Paz”; indudablemente, todos requerimos voces de esperanza y fraternidad; además, nos urge recuperar la paz extraviada. Como también diría Eleanor Roosevelt: “no basta con hablar de la paz, uno debe de creer en ella y trabajar para conseguirla” y es eso, precisamente, lo que pretende alcanzar este tradicional Congreso (informes: 416-08-58/416-5043). 

Con la finalidad de reflexionar sobre la ética de la violencia y la amenaza, el primer día de este magno evento, el Dr. José Cárdenas impartirá la conferencia “Frente al espejo”. 

Por su parte, el profesor David Noel Ramírez, quien se ha distinguido por promover los valores y la hipoteca social, impartirá la plática “¿Y mi paz?”; la reconocida psicóloga Julia Borbolla impartirá dos ponencias: “Ese alguien que tú eras” y “Enemigos del matrimonio”. La escritora y presentadora Adriana Corona abordará el tema de cómo manejar adecuadamente las emociones.

El segundo día, el maestro Juan Manuel Lobo, con la conferencia “Soluciones a los obstáculos”, compartirá una propuesta para aprender a vivir en paz. Posteriormente, el padre y periodista Jorge Mujica dictará la ponencia “Medios para lograr la paz”. 

La Lic. Lucía Legorreta, conferencista experta en temas de mujer y familia, abordará el tema “¿Qué nos hace felices?”. Finalmente, el Ing. Fritz Thompson, autor del libro “Prefiero Empujar mi Vida”, compartirá su experiencia de vida con la conferencia “¿Qué no puedo… Qué?

Desde hace 23 años el Congreso Regional de la Mujer coadyuva a fortalecer los valores, la familia y la ética de nuestra comunidad, indudablemente, hay que continuar apoyando esta iniciativa que pone al alcance de los participantes conocimientos para desarrollar una vida más plena, comunitaria y fraternal.

Qué bueno que, ante tanta desdicha, el País cuenta con una fuerza espiritual invencible, mayor a sus problemas y penurias: sus mujeres. Ellas son las que jamás se resignan. Ellas son las que diariamente impulsan una cruzada por la esperanza y la paz. Ellas son las que siempre buscan y procuran una vida más humana. Seguro estoy que, bajo la luz de su renovada y multifacética participación, en mucho reside la esperanza y el futuro promisorio del País.

En estas líneas deseo dejar patente mi reconocimiento a estas entusiastas mujeres, que, año con año, organizan este Congreso. México está aún de pie, gracias a las mujeres mexicanas, gracias a su entereza, creatividad y fortaleza. Ellas son las “artesanas de la paz” y también la esperanza del País.

MÉXICO FLORIDO Y ESPINUDO

Los que amamos a México debemos devolverle su cauce social. Requerimos testimoniar a niños y jóvenes que sí es posible desarrollar actitudes generosas, que sí conviene pensar que la confianza en nosotros mismos desintegra todo temor y brinda optimismo, visión y dirección. Es importante sabernos, de corazón, que el odio y la violencia solamente conducen a la destrucción. 

Las malas noticias son alarmantes, pero es menester saber que nadie debe ni puede disponer de la patria, sino, más bien, cada uno de nosotros requerimos colaborar para nutrirnos de México, de su historia y porvenir. Que cada uno tenemos un compromiso personal, una hipoteca con el País. 

Desde nuestros hogares, espacios y medios ambientes inmediatos hay que recuperar a México, cortando de tajo la corrupción, la violencia y el desamor; hay que hacerlo retornar a la luminosidad, profundidad humana y majestuosidad referida por Neruda: “México, con su nopal y su serpiente; México florido y espinudo, seco y huracanado, violento de dibujo y de color, violento de erupción y creación, me cubrió con su sortilegio y su luz sorpresiva (…) Y no hay en América, ni tal vez en el planeta, país de mayor profundidad humana que México y sus hombres. A través de sus aciertos luminosos, como a través de sus errores gigantescos, se ve la misma cadena de grandiosa generosidad, de vitalidad profunda, de inagotable historia, de germinación inacabable”. 

Personalmente, creo en la posibilidad de esta imprescindible reconquista. 
cgutierrez@itesm.mx
Programa Emprendedor
Tec de Monterrey 
Campus Saltillo