Arranca la Administración Bronca
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Arranca la Administración Bronca
Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, asumió el Gobierno del Estado de Nuevo León. Imposible evitar las comparaciones entre este inicio y otros que vivimos hace pocos años.
Con Vicente Fox se vivió una euforia semejante; también, quizá, con Fernando Canales Clariond, los dos como primeros gobiernos de la alternancia en México y Nuevo León, respectivamente.
Hace unos meses “El Bronco” se preguntaba qué hizo fracasar a Vicente Fox, qué “apendejó a Fox, para no caer en el mismo error”, esas palabras utilizó. Por supuesto, vale la pena hacerse la pregunta. Es importante y necesario que se formule, me da mucho gusto que lo haya hecho. Aprender de la Historia, lección pendiente para tantos políticos.
Ni el pueblo nuevoleonés, ni el mexicano aguantan otra desilusión de parte de un gobernante que llega al poder con las más altas expectativas. El señor Rodríguez carga sobre sus hombros las ilusiones de un pueblo harto de la nomenklatura, mejor conocida como “partidocracia”, que hace mucho olvidó todo ideal democrático y esta ciclada en la componenda, la corrupción y el poder por el poder mismo. ¿Podrá con el reto?, ¿estará a la altura de las circunstancias?, ¿prevalecerán los atavismos estructurales?
Si comparamos las situaciones de Fox y Bronco, éste la tiene más difícil. Como no tiene partido, carece de mayoría, y aún de presencia, en el Congreso estatal. Acontece lo mismo en las alcaldías más importantes del estado.
Financiera y administrativamente la situación es todavía peor. Podrá convencer a los políticos; pero la enorme deuda estatal y el gigantesco desorden administrativo que hereda, se antojan mucho más complicados.
Rescato de sus mensajes un fragmento de lo que dijo en la Arena Monterrey: “Solo no puedo, me tienen que ayudar”.
El resto fue discurso de campaña para ganar tiempo y comprar paciencia social. Nada más cierto, nada más certero.
Al asumir el poder, Churchill prometió a los ingleses: “sangre, sudor y lágrimas” y les cumplió, pero sacó adelante a un país en guerra, y el pueblo lo eligió como “personaje del siglo”.
El Tlatoani que todo lo puede ya no existe. El gobernante no es todo poderoso, aunque en campaña se venda como tal. De cualquier partido, en cualquier país. Todo gobernante es humano, necesita de seres humanos capacitados para domar al toro de la realidad. El verdadero éxito del Bronco consistirá en que Nuevo León consolide una auténtica transición a la democracia. Esto es, que Nuevo León pueda subsistir en democracia, sin importar quién detente el gobierno de turno. No es otra cosa que lograr instituciones que funcionen, un estado de derecho eficiente y respetuoso de los derechos humanos, unas instituciones que incentiven el desarrollo económico y generen empleo, equidad y seguridad para todos. Para su fortuna, “El Bronco” tiene muchos ejemplos de los cuales aprender: se podrían escribir bibliotecas enteras con las tonterías cometidas en el ejercicio del poder. Es importante que conozca estas tonterías para que evite cometerlas de nuevo.
Él solo no puede, ni él ni su equipo. Lo único que puede domar al toro son unas instituciones a prueba de las tentaciones humanas, creadas por hombres para controlar a los propios hombres. Todo parece indicar que contará con un buen gabinete. ¿Recuerdan el gabinetazo de Fox? No basta. El nuevo gobierno debe entender dos asuntos fundamentales: 1. Hasta los más educados y preparados pueden caer, seducidos por la tranza y el engaño, por las fuerzas del mal. Y 2. Para controlar esta seducción existen distintas opciones espirituales y religiosas, pero legales sólo hay una: leyes que generen instituciones fuertes, a prueba de la debilidad humana. Para lograrlo, Bronco tendrán que arriesgar poder a costa de la eficacia.
Aprovecho este espacio semanal para felicitar a VANGUARDIA por su 40 Aniversario. Mi más sincero reconocimiento a la señora Diana Galindo y a Armando Castilla Galindo por su aportación cotidiana a la democracia en México y Coahuila.
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