Saltillo.- Probablemente este año será recordado por Esteban como uno de los mejores en su vida. 

Hace poco más de un mes el Gobierno del Estado lo reconoció con el Premio Estatal de la Juventud en la categoría de emprendedor y hoy se le ve feliz en Washington D.C., montado en una bicicleta, vestido de traje, sonriente... “trabajando para crear el semillero de emprendedores más grande de México”, compartió en las redes sociales.  

Esteban Íñigo ascendió como la espuma y nadie creería ahora que hace diez años vendía bolis en el mercado de la Guayulera. Hoy su amiga de Facebook Yan ST compra en Monterrey los arándanos de la marca Onnae, la empresa que Esteban creó cuando cambió los bolis por las botanas saludables. 

“Cotizando nuez de macadamia”, escribió hace algunos años en su cuenta de Twitter. Desde entonces el joven empresario parece que no haber desperdiciado ni un minuto de su tiempo.

Su experiencia en la creación de negocios lo llevó a crear Ékora Emprendedores, un proyecto con el que ahora orienta y aconseja a universitarios que buscan seguir su ejemplo.

“Me emociona mucho encontrar aliados para resolver problemáticas sociales en México”, posteó en una foto junto a Andrea Vallejo y Alejandro Maza, compañeros en Ahoka, prestigioso organismo civil pionero en el campo del emprendimiento social. 

“Salven el mundo”, bromeó con él su contacto de Facebook José De Velasco sin intuir que Esteban Íñigo ya lo ha salvado.

Otros como Humberto Dingler reconocen claramente la huella que Íñigo deja a su paso. 

“Excelente, felicidades por el esfuerzo que realizan, se tiene que fomentar la innovación y la idea de que hacer negocios en el campo y zonas rurales es posible para detener la migración, fortalecer el desarrollo regional y aprovechar las riquezas del país. Esas oportunidades llegarán generando cultura desde la educación y formación de los jóvenes #hayquecreérsela”.