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"Arenas movedizas", el último legado de Mankell
Madrid, España.- La pesadilla de morir en unas arenas movedizas que tuvo de niño el escritor sueco Henning Mankell regresó cuando le diagnosticaron un cáncer, una enfermedad contra la que emprendió una lucha que hoy ha terminado con su muerte, a los 67 años, y que dejó escrita en su último libro, su legado más personal.
Este temor atávico es el que da título a su libro, "Arenas movedizas", publicado en España a principios de septiembre por Tusquets, el último texto en el que el maestro de la novela negra, el creador de la saga policiaca del detective Kurt Wallander, tiraba del hilo de su recuerdos y memoria para hacer frente a esta enfermedad.
Tras el diagnóstico, que fue para Mankell, según relata en el libro, un "descenso a los infiernos", el escritor supo que quería escribir sobre su enfermedad; primero en artículos periodísticos y posteriormente en este libro en el que va intercalando recuerdos con sus pensamientos sobre la muerte, el miedo, la esperanza, las creencias pero, sobre todo, sobre la vida.
Y es que el creador del inspector Kurt Wallander, cuyos libros han sido traducidos a 40 idiomas, deja claro desde el principio que su escritura sobre su experiencia era desde la perspectiva de la vida, no de la muerte.
Recuerda la "certeza paralizante" de saber que tenía una enfermedad grave e incurable y el período de diez días y diez noches en el que intentó "no quedar paralizado por el miedo que amenazaba con destruir" toda su capacidad de resistencia.
Mankell se refiere a su "lucha silenciosa para sobrevivir a las arenas movedizas" que eran "el agujero infernal del que, a la postre" consiguió librarse por unos meses.
Tras superar el impulso de rendirse, comenzó a leer libros sobre arenas movedizas y descubrió así que el relato sobre esas masas de arena capaces de arrastrar consigo a un hombre y matarlo era un mito: "Todas esas historias que se cuentan y lo que describen son una invención".
Los libros se convirtieron en la mejor herramienta ante el "golpe mortal" que supuso conocer el diagnóstico de cáncer: "Coger un libro y perderme en el texto en los momentos difíciles ha sido siempre un modo de buscar alivio", explicaba Mankell en su obra.
Junto a los libros, la fotografía de obras de arte y la música supusieron sus vías para apartar la vista de la enfermedad, según relataba el autor.
Unos momentos de "caos emocional" en los que recordaba frecuentemente la niñez hasta que se percató de que la memoria es lo que le ayudaría a comprender y a encontrar un punto de partida para enfrentarse a esa "catástrofe".
Recuerdos de la infancia, juventud y episodios de su vida, muchos de ellos de sus estancias en África, continente que visitó por primera vez hace cuatro décadas, y donde residía ocasionalmente, dieron pie a Mankell para reflexionar en el libro sobre la desigualdad, el medioambiente, la pobreza o la capacidad de elección de las personas.
Mankell lanzó su primera novela, "Bergsprängaren" (El rompedor de rocas), en 1973 y, casi dos décadas después, publicó la primera de la exitosa serie protagonizada por el inspector Wallander, que también ha sido llevada a la televisión.
Estuvo casado con Eva Bergman, hija del cineasta sueco Ingmar Bergman, y su primera novela "Asesino sin rostro", apareció en 1991, desde entonces ha escrito, aparte de la serie de Wallander, una veintena de novelas, una docena de libros infantiles, además de estar considerado un gran dramaturgo en su país y un activista de izquierdas.