Apreciación del peso no es crecimiento económico
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Apreciación del peso no es crecimiento económico
En días pasados el tipo de cambio ha mostrado una tendencia de apreciación del peso, de tal manera que incluso se ha posicionado de 18.90 a 17.80 pesos por dólar. Esto ha sorprendido a propios y extraños, porque, dado el contexto internacional y las presiones del gobierno de Estados Unidos, no se preveía el fortalecimiento de la moneda en el corto plazo. Comentemos algunas causas de esto.
El rango del precio de la mezcla mexicana de petróleo está entre los 40 y 45 dólares el barril, algo destacable si se recuerda que en enero del año pasado el precio rondó menos de 23 dólares por barril, así que aún con la reducción de la producción el ingreso de divisas se ha incrementado.
En abril de este año las ventas de automóviles al extranjero se incrementaron en más de 35 por ciento respecto al mismo mes del 2016, de estos más del 85 por ciento se exportan a Estados Unidos, esto es ingreso de divisas. Dadas las reducidas tasas de interés en el vecino país, esto implica una tendencia a la alza del crédito para estos productos; pero sobre todo se induce que la demanda prevé y se adelanta a la renegociaciones del TLC que pudieran afectar los precios al aplicar aranceles a los autos fabricados en México, esto para incentivar la producción en territorio estadounidense.
Otra previsión que tensiona la vida de los paisanos en Estados Unidos son las posibilidades de afectación negativa en las políticas de migración de la administración de Donald Trump, así en 2016 las remesas se situaron en 28.5 mil millones de dólares y en los primeros meses de este año la tendencia ha sido a la alza. Las remesas suponen 2.3 por ciento del PIB nacional. Más dólares para nuestra economía.
A reserva que la tasa de interés al ahorro del vecino país se ha incrementado y se sitúa de 1 a 1.25 por ciento anual, nada que ver con los 6.75 por ciento de la tasa pasiva en México: de junio del 2014 a hoy se ha incrementado en más de 40 por ciento. Definitivamente esto atrae capitales.
Aún con relativa incertidumbre, en los meses recientes el discurso de Trump en materia económica hacia nuestro país se ha suavizado, sobre todo respecto a la renegociación del TLC, ya que aunque los negociadores mexicanos se posicionen en desventaja, esto no será la catástrofe que se anunciaba, además Canadá también ha anunciado la necesidad de mantener y fortalecer el acuerdo multinacional.
Sin embargo, la reciente apreciación del peso no es para “echar las campanas al vuelo”, porque no se respalda en la base real de la economía: inversión pública y privada, empleo e ingreso, producción, estabilidad de precios y demanda.
El pronóstico oficial original de crecimiento para este año fue entre 2 y 3 por ciento, ahora el rango se sitúa de 1.5 a 2.5 por ciento. Algunas causas: si bien la inversión privada en esta década ha crecido alrededor de 4 por ciento, la inversión pública –infraestructura productiva- ha disminuido 5 por ciento; por otro lado la diferencia abismal entre tasas pasivas al ahorro y activas al crédito es un freno al crecimiento económico; la reducción de los salarios reales debilita aún más el mercado interno y por tanto las ganancias se ven mermadas; la inflación, provocada por el tipo de cambio y por precios de gasolinas y diésel, ha reducido la demanda agregada y por tanto las expectativas de colocación de bienes y servicios, por tanto menos ganancias; la deuda federal, que ronda el 50 por ciento del PIB, también es limitante.
Verdadero trabuco nuestra economía. Por eso la reciente apreciación del tipo de cambio no es señal de fortaleza para el crecimiento, es sólo de coyuntura.