Apoyemos al rector Graue

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Apoyemos al rector Graue

El rector Enrique Graue libra una ejemplar batalla política, académica, social y jurídica para recuperar el Auditorio Justo Sierra ubicado, ni más ni menos, que en la Facultad de Filosofía y Letras. Se trata del recinto más grande de la UNAM, mismo que fue justificadamente declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en conjunto con el Campus Central de la Ciudad Universitaria y llegó a ser sede de la Orquesta Filarmónica de nuestra máxima casa de estudios.

Desde 2000 es tierra prohibida para estudiantes y maestros al estar tomado por grupos radicales que convirtieron el recinto histórico, orgullo de México y de la comunidad universitaria, en un restaurante de comida vegetariana y recámaras improvisadas separadas por cortinas, es decir, un muladar. Sobra decir que las butacas, las alfombras y las bocinas, los equipos en general desaparecieron con el paso del tiempo. Hoy en día el auditorio, en donde leyera sus poemas Pablo Neruda se encuentra secuestrado por un reducido conjunto de sujetos integrantes de las “juventudes comunistas”, un llamado “colectivo de estudiantes de izquierda”, presuntos estudiantes que tal vez (solo tal vez…) alguna vez lo fueron, pero que en la actualidad, desde años atrás, ni pasan lista en las aulas ni ostentan un título universitario ni sabrían explicar corriente filosófica alguna ni en materia de letras podrían escribir su propio nombre sin cometer faltas de ortografía. ¿Sabrán quien fue Unamuno o Sartre o Wittgenstein o Nietzsche…?

El citado auditorio se encuentra tomado desde hace casi 16 años por grupos vandálicos ajenos a nuestra universidad. De nada han servido las protestas de los auténticos estudiantes y de los respectivos catedráticos de la facultad de filosofía para que sea desalojado en aras de volverlo a destinar a sus objetivos originales como el ejercicio del magisterio, un espacio para conferencistas nacionales y extranjeros, (honor que en varias ocasiones me confirió mi UNAM) el foro ideal para las representaciones teatrales y exhibiciones de danza, además del ámbito insuperable para escuchar música y disfrutar la lectura de las obras de los grandes autores de diversas disciplinas.

La PGR tiene abiertas diversas investigaciones solicitadas por las autoridades universitarias y que permanecen guardadas en los cajones de quienes tienen la obligación y las facultades para imponer el orden e impartir justicia. ¡Claro que el desahucio coactivo del auditorio equivale a agitar un avispero, sí, pero el Estado tiene el monopolio de la fuerza pública y debe, por lo mismo, ejercerla sin tardanza y con eficiencia!

Es evidente que el rector Graue carece de las herramientas legales y policiacas para imponer el orden. Su buena voluntad y el deseo de la comunidad universitaria de recuperar su más preciado recinto son insuficientes.

Corresponde al gobierno de la República volver a poner en manos de los estudiosos de la filosofía y de las letras ese vital espacio destinado a la expansión del intelecto, hoy ocupado por siniestros personajes que gritan a coro aquello de “Muera la Inteligencia, Viva la Muerte…”

Si abandonamos al rector Graue y a la comunidad universitaria en la decisión de recuperar dicho espacio universitario, entonces seremos cómplices de otro daño adicional a la casa en donde se aloja la razón de los mexicanos… Habremos perdido, una vez más, el derecho a quejarnos de los males de México…

fmartinmoreno@yahoo.com