Anhelar el olvido

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Anhelar el olvido

Amo que los mexicanos midamos todo en estadios Azteca, es el parámetro nacional, uno entra en conciencia cuando le dicen “el número de basura que se acumula en la ciudad equivale a 34 estadios azteca”, o “el número que acudió a votar se calcula en 150 estadios azteca”, la grandeza de un templo futbolero, sirve para ejemplificar algo masivo. Así que siguiendo la lección, el Gobierno federal y el de la Ciudad de México se están peleando por un terreno de 115 estadios azteca (ojo, no de canchas de fútbol porque sino serían 2 mil canchas, me refiero a toda el área del estadio). 

Es una maravilla ver cómo Miguel Ángel Mancera quiso darle un madruguete al Gobierno federal y ahora están enfrascados en una discusión de poder, no es cosa menor, 710 hectáreas en la Ciudad de México es oro puro, y aunque está lejos el proyecto, al Gobierno local le urge repartir el pastel antes de 2018, aquí un resumen de esta batalla campal por unos terrenos que serán desocupados.

El miércoles 2 de marzo el Gobierno de Mancera presentó “Para la Opinión de la Ciudad. Documento para la discusión de los ciudadanos. Primera Entrega. ¿Qué hacer si el aeropuerto se va de la ciudad? Una oportunidad para pensar nuestro futuro CDMX” (sí ese es el nombre del documento, es ridículo) en voz de el secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México (Sedeco), Salomón Chertorivski Woldenberg se empezó a mover este proyecto, el cual había tomado en cuenta las voces de mil 276 habitantes de colonias colindantes a la terminal aérea, para conocer sus necesidades, con el objetivo de que el plan urbanístico se modele en conjunto con la ciudadanía, qué bonito. Ese día, Chertorivski fue claro “quien lleva la mano en lo que se decida hacer es la Ciudad de México, por supuesto debe haber un trabajo colaborativo, por supuesto que los diferentes órdenes de Gobierno tienen que participar, por supuesto que la propiedad es federal, pero quien decide sobre los usos de suelos y crecimientos urbanos es el Gobierno de la Ciudad de México y los ciudadanos”. 

“Jajaja” supongo contestaron en el Gobierno Federal, que días después, en voz del secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, señalaron “es un terreno propiedad del Gobierno de la República, de eso no hay duda, propiedad del Gobierno Federal desde hace 60 años y como tal, el Gobierno Federal tomará la decisión coordinadamente con el Gobierno de la Ciudad de México de qué va a ser lo mejor para la ciudad”. Calladitos se ven más bonitos, Chertorivski y Mancera, pero no fue lo único, Ruiz Esparza considera que no es tema en este momento y mencionó que están de acuerdo con el Gobierno capitalino casi en todo “salvo en el momento en que se debe tomar la decisión, que es una decisión que se va a tomar dentro de siete, ocho, nueve años”. Sonora carcajada en los pinos, cara de odio en las oficinas del zócalo capitalino.

Otra vez reviró Salomón Chertorivski “no tenemos duda que la propiedad es federal, sin embargo, una vez que deja el uso aeroportuario en ese momento se decida que se quiere hacer cualquier cambio, ese tiene que pasar por la reglamentación urbanística de la ciudad [...] la Ciudad de México lleva mano”. 

Se lamen los bigotes, se saborean el pastel y todos seremos testigos de la guerra que viene por 710 hectáreas, la fecha de operación del nuevo aeropuerto es para mediados de 2020, pero como somos México se va para el 2022, o 2023, de mí se acuerdan. Y pasarán los años, todavía quedan muchos problemas por resolver antes que esos terrenos, sin embargo el poder de 115 estadios Azteca es tentador.