Anhelar el olvido

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Anhelar el olvido

Es la tercera vez que el presidente Enrique Peña Nieto quiere pasar la hoja, olvidar o superar la tragedia de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa. Pero ayer no lo dijo a distancia, lo dijo en el epicentro del dolor, en Iguala, Guerrero, al encabezar la ceremonia conmemorativa del 195 aniversario de la Bandera nacional.

Sus palabras exactas, frente a los 6 mil asistentes, fueron: “Iguala es un municipio emblemático en nuestra historia nacional, no puede quedar marcado por estos trágicos acontecimientos. Su gente merece ser conocida por sus fortalezas, por su calidez, y por su firme carácter para alcanzar logros en favor de su comunidad”. Peña Nieto anhela el olvido; sin embargo un año y cinco meses después, los padres y familiares de los desaparecidos siguen preguntándose lo mismo que el 28 de septiembre de 2014: ¿Dónde están? Y ¿por qué los desaparecieron? No ha habido respuestas y sólo tenemos una “verdad histórica” que al paso de los días no tiene ni pies ni cabeza. 

Lo dicho ayer por el Presidente es un discurso reciclado. El 4 de diciembre de 2014, en su primera visita a Guerrero desde la desaparición de los estudiantes, Peña Nieto llamó a “superar” el dolor. Sí, solo dos meses después de la tragedia, así lo dijo: “Quiero convocarles para que con su capacidad, con su compromiso con su estado, con su comunidad, con sus propias familias, hagamos realmente un esfuerzo colectivo para que vayamos hacia delante y podamos realmente superar este momento de dolor”. No lo hemos superado.

Un mes y medio después de su visita a Guerrero, a finales de enero de 2015, en el “Diálogo por la educación superior” en Los Pinos, insistió en el olvido: “Estoy convencido de que este instante, este momento en la historia de México, de pena, de tragedia y de dolor no puede dejarnos atrapados. No podemos quedarnos ahí”, dijo el Presidente, y hay que avisarle que los padres siguen ahí. 

Cuando se cumplió un año, los familiares de los estudiantes desaparecidos le escribieron una carta al Presidente. 

Hoy vale la pena recordarle algunas frases al Ejecutivo: “Nuestras vidas han sido destruidas y sólo nos mantiene de pie el amor por nuestros hijos [...] en vez de que se haya procurado la verdad , se procuró la mentira [...] ya no queremos escucharlo que debemos superar este dolor y seguir adelante”.

Otra vez falló el Presidente, olvidó uno de los reclamos básicos de los padres, habrá que decirle que las tragedias no se olvidan por decreto sino con justicia, y que una ciudad como Iguala quedará marcada para siempre, así como su sexenio quedará marcado con el sello indeleble de la impunidad.