Ana Isabel Conejo, 'Que me leyesen es mi forma de explicarme'

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Ana Isabel Conejo, 'Que me leyesen es mi forma de explicarme'

Foto: Héctor García
Hoy se entrega el Premio Internacional Manuel Acuña en Lengua Española y VANGUARDIA entrevistó a la poeta ganadora de esta edición

Pobreza

Pienso en mi enfermedad como en una forma extrema de indigencia, como en una renuncia definitiva a la prosperidad

Si yo fuera un hada, tendría las alas rotas.

Si yo fuera un ángel, iría caminando a todas partes.


Alegre de sentirse tan bien recibida por la comunidad literaria saltillense, Ana Isabel Conejo Alonso platicó con VANGUARDIA y explicó sobre la experiencia creativa que la llevó a ganar el Premio Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española  2017, su padecimiento de cáncer de mama a principios de año, y el momento en que Ana Sofía García Camil, secretaria de Cultura del Estado, le informó frente a los medios locales de la buena noticia.

-¿Cómo relacionaste tu enfermedad con el proceso creativo del texto?

“El poemario se titula ‘Todo lo abierto’ y es un conjunto de poemas que escribí en relación a un proceso vital muy duro que yo he vivido este año que ha sido el cáncer de mama. Entonces todo trata del proceso de la enfermedad y de las decisiones que hay que tomar en relación con esta enfermedad, que está estigmatizada y eso hace que en algunas ocasiones prevalezcan los criterios estéticos sobre los criterios médicos y añade una presión al hecho de padecer cáncer. A todo esto surgieron unos poemas bastante reivindicativos, bastante rebeldes, donde yo me replanteo mi identidad como mujer a partir de la enfermedad y de mi decisión de no operarme para reconstruirme después de la cirugía, en contra de lo que es la presión social para aceptar esos criterios, para reestablecer la imagen, como si lo más importante en ese momento en que te juegas la vida sea eso, el cómo te ves”.

-¿Habías estado en contacto con personas que padecieran cáncer?

“Lo cierto es que no, y es raro porque esta enfermedad lamentablemente está muy extendida, pero yo no tenía próximo a nadie que la hubiera padecido. Si bien mi padre falleció de cáncer cuando yo tenía 21 años, no tiene nada que ver con lo que yo padecí. Aunque ahora sí, lamentablemente tengo una amiga en las mismas circunstancias que yo estaba”.

-¿Cuáles son las impresiones de quienes han leído estos poemas?

“Para mí era importante no solo escribir los poemas, sino también que se leyesen. Porque es mi forma de explicarme, no solo para mí misma, sino también para las personas que me rodean. Y yo los he compartido con muchos amigos escritores y muchos amigos artistas, incluso sentí en un momento dado la necesidad de fotografiar las cicatrices con un amigo fotógrafo. Ha sido un proceso artístico en el que me he sentido muy arropada y muy acompañada, tanto en el entorno familiar como en el literario en el que trabajo y me desenvuelvo. Pero son poemas duros, entonces para la gente más cercana son dolorosos, eso hace que, por ejemplo, mi marido no los haya leído. Yo no quiero que los lea todavía. Y los amigos más cercanos que los han leído algunos me han dicho que les cuesta mucho leerlos. Que les costaba porque por un lado necesitaban también esa catarsis, porque lo han vivido conmigo y la escritura tiene esa habilidad, pero por otro lado es un proceso doloroso que comparten las personas que tiene esa habilidad, pero por otro lado es un proceso doloroso que comparten las personas que te rodean”.

Foto: Héctor García


-¿Prefieres la narrativa o la poesía?

“Para mí escribir poesía es una necesidad. Aunque es un proceso a veces doloroso también es muy terapéutico. Y también escribo narrativa infantil y juvenil y es muy divertido, aunque exige una disciplina diferente porque aquí es un terreno donde los editores te dan plazos y te marcan cosas. Yo necesito las dos cosas.

-¿Porqué decidiste participar en el Premio Manuel Acuña?

“Hacía mucho tiempo que no me presentaba a premios literarios. Firmando como Ana Alonso me dedico sobre todo a la escritura infantil y juvenil. Esto me ocupa mucho tiempo y me resulta muy gratificante. Sin embargo, con la enfermedad yo necesitaba que estos poemas fueran reconocidos y de manera pública, eso es lo que me llevó a plantearme un premio. Y, claro, pensé, si me planteo esto tiene que ser el premio más grande que haya, porque esa es la ambición del escritor, aunque te lo planteas desde la humildad de que se presenta mucha gente y muy buena y no puedes tener unas expectativas de que tú vas a ganar sí o sí. Pero no me presenté a ciegas, porque había leído parte de la obra de los ganadores pasados y me gustaba mucho, y vi que su poética encajaba con la mía”.

-De no haber ganado, ¿tus textos habrían cumplido de igual manera su objetivo?

“No de la misma manera. Porque no se trata sólo de hacer llegar estos poemas al público, sino de hacerlos llegar con fuerza, con la fuerza que te da el tener detrás el respaldo de un premio tan prestigioso. Cuando se lo mencioné a mi editora en España, de la editorial Hiperión, ella me dijo que es uno de los más importantes del mundo y publicar de esa manera no es lo mismo que publicar a secas. Y en este sentido estoy muy agradecida con el Gobierno del Estado de Coahuila”.

-¿En qué momento terminaste el manuscrito antes de enviarlo?

“En mi caso apuré bastante los plazos. De hecho tenía mis dudas de que hubiera llegado porque enviarlo desde España no es fácil, además como se trataba de un premio literario no podías poner tu nombre, tiene que ser anónimo y me decían en el correo que no había ninguna manera de enviarlo de manera anónima, tuvieron que buscar un sistema para lograrlo. Pero un libro tienes que ponerle un punto final porque si no puede estar creciendo toda la vida”.

-¿Cómo fue el momento en que te avisaron de que eres la ganadora?

“Estaba recogiendo otro premio en Granada, hacía mucho que no iba y estaba paseando por la ciudad y al llegar al hotel vi que tenía siete llamadas perdidas de México, entonces llamé porque me imaginé lo que estaba pasando, por suerte no había pasado mucho tiempo. Era un premio de poesía infantil, la verdad fue muy emocionante, se llama ‘El príncipe preguntón’ y está muy vinculado a la obra de Federico García Lorca, y la entrega fue en la casa del poeta y entonces fue muy emotivo porque se me juntaron las emociones, lo que menos esperaba era que me avisaran del Manuel Acuña”.

-¿Has entrado en contacto con poetas locales? ¿Cómo ha sido la experiencia?

“Me han acogido maravillosamente, a través de la Secretaría de Cultura he podido conocer a, por ejemplo, Claudia Luna, cuya poesía me interesa mucho. Me gusta mucho Esther García, aunque no he tenido ocasión de conocerla sí que la he leído. Otras personas más me han llevado a conocer la ciudad y ha sido una experiencia muy bonita porque he conocido gente que sé que se quedará en mi vida. También fue muy emocionante el encuentro con los estudiantes de la Facultad de Letras, emocionante hasta las lágrimas y ha sido también la primera vez que he leído en voz alta mis poemas.  Creo que tenéis grandes poetas aquí en Coahuila y sería maravilloso que igual que a mí Coahuila me ha brindado la oportunidad de venir a publicar mi poesía se diera también el paso inverso y que estas magníficas poetas pudieran hacer lo mismo en España.