Amparo y fumarola

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Amparo y fumarola

“¿De cuál fumaste?”, le pregunta un chavo a otro.

Una pregunta que surge cuando se observa una conducta descontrolada, ridícula o alebrestada. Alude a la inhalación de humo por la combustión de la planta de cáñamo.

Etimologías traídas de los cabellos afirman que su nombre de marihuana, mariguana o marijuana viene del náhuatl “malli” que significa yerba que se enrosca para tejer. “Huana” se asocia a “tlahuani” que significa borracho o alterado de la mente. También se usa “kif” proveniente del árabe del norte de Africa, “hachis”, mota, y “cannabis”, que es su nombre latino.

El mariguano se asemejaba al borracho por parecidas actitudes, mímica y gesticulación. Existió siempre el mercado clandestino contra todas las prohibiciones legales. Se toleraba el consumo personal dosificado. Ahora cuatro se ampararon.  Alegaban que la prohibición de cultivarla, transportarla, consumirla, lesionaba su derecho a “desarrollar su personalidad”. Una pose ciudadana para lograr el amparo, porque ninguno de los cuatro es consumidor. 

En la cumbre judicial de la Corte Suprema se declara anticonstitucional esa prohibición y se reconoce el derecho lesionado. Se concede a los amparados el uso “lúdico” (fumarla como jugar) o “recreativo” (recrearse al inspirar el humo tóxico). La importación, la comercialización, el suministro, etcétera, siguen prohibidos en vista de la salud social.

Ahora los desamparados buscarán ser amparados. Y si se completa el número de resoluciones se tendrá la jurisprudencia necesaria para la regulación generalizada de este consumo de múltiples daños.  Produce adicción y es la puerta para drogas de peores efectos. 

El gran riesgo no es el uso sino el abuso, la adicción, la sobredosis que descontrola y enferma. El juego y la recreación se convierten en cebo para quedar enganchados en un anzuelo patógeno, deshumanizante y letal.

Familia, escuela, iglesia, medios de difusión deberán fomentar la abstención mientras crece la permisión. El único recto uso de las drogas es -para los enfermos- la medicación controlada científicamente, en dosis mínimas. La experiencia con el alcohol de fácil acceso ha sido la cirrosis hepática; con el tabaco, el cáncer del pulmón. Marijuana no solo entontece sino también afecta la fecundidad humana, además de dañar órganos.

Ante el creciente sí jurídico ha de crecer el no higiénico, ético y moral. Una futura legalización generalizada no puede ser tan permisiva que degrade la calidad humana de los habitantes de esta nación. Hay formas más inocuas para “desarrollar la personalidad”.