‘Amo mi profesión, pero…’
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‘Amo mi profesión, pero…’
ESTIMADA ANA:
Mis papás son médicos de profesión y cuando salí de preparatoria hice mi primer examen de admisión, que no pasé.
Al año siguiente lo intenté de nuevo y nuevamente fracasé. Esos meses los aproveché para estudiar idiomas, pero aún es fecha que no supero no haber aprobado en Medicina.
Ahora tengo 32 años y como me seguí especializando en los idiomas, doy clases en una escuela particular. Mis papás nunca me dijeron nada, no hubo reclamos ni reproches, pero a veces siento que ellos, muy en su interior, hubieran deseado que tuviera su misma profesión.
Ser maestra de idiomas me ha dado muchas satisfacciones, me gusta mi trabajo y realmente lo disfruto, además, me permite hacer otras cosas por la flexibilidad en mis horarios y me siento muy feliz, pero no puedo dejar de pensar en qué hubiera sucedido si fuera médico como ellos.
Aún estoy soltera y aunque tengo planes de casarme, no pierdo la esperanza de un día lograr ese objetivo. Muchos sentimientos de fracaso y frustración me invaden frecuentemente y no sé si al entrar a la universidad nuevamente me haga sentir mejor, siempre pensando en mis papás.
AZALEA
ESTIMADA MARLENE:
Como dicen por allí: el hubiera no existe. Y si en su momento no se dio la oportunidad de que aprobaras para la carrera de medicina, no tienes por qué llevar esa carga toda tu vida.
Te aseguro que tus papás jamás te recriminarían algo así, que si no se dieron las cosas favorablemente fue por algo.
Me parece excelente que disfrutes lo que haces, se maestra también tiene sus recompensas y satisfacciones, mientras estés disfrutando lo que haces, así será.
A veces la influencia de los padres hacia los hijos de estudiar cierta carrera universitaria es favorable, siempre y cuando ellos tengan la habilidad pero si no, no tienen por qué sentirse mal, al contrario, debería de ser un estímulo para lograr sus propios objetivos de la mejor manera.
En tu caso, ellos nunca te presionaron para que así lo hicieras, fuiste tú quien así interpretó que debería de ser.
Raramente los papás exigen y dirigen el futuro profesional de los hijos, pues de antemano saben que no es lo idóneo, que muchas veces resulta contraproducente el imponerles algo para lo que no están preparados o para lo que no tienen aptitudes reales.
Disfruta tu presente y deja ese pasado atrás, que solo te ocasiona esos sentimientos tan desagradables como lo son la frustración y el fracaso. La docencia es una profesión muy linda, igual y hasta te conviene seguir especializándote en otros idiomas y abrir un poco más tu campo laboral. Ahora que si tu meta es otra, adelante, que nada te detenga, nunca es tarde para cumplir metas, sueños u objetivos, mientras sean por una satisfacción particular, por gusto propio.
ANA