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¿Qué pasó en Culiacán? El jueves pasado Ejército Mexicano y Guardia Nacional implementaron un operativo a partir de una orden de aprehensión de un presunto delincuente en el cual detuvieron y posteriormente liberaron a Ovidio Guzmán, hijo del “Chapo” Guzmán, uno de los narcotraficantes más afamados.

Luego, reacción violenta. En México todos sabemos que los cárteles han crecido y sofisticado tanto durante los últimos sexenios, por acción u omisión de los gobiernos en sus distintos niveles. Pues conscientes de su poderío amenazaron a las autoridades militares con llevar a cabo una masacre si no liberaban a Ovidio Guzmán. Por supuesto antes de la liberación de su líder el grupo criminal dio muestra de lo que podían hacer en la entidad: ocho personas asesinadas, 42 vehículos despojados nueve con violencia, nueve vehículos incendiados, 19 bloqueos en distintas vialidades, 14 agresiones con armas de fuego al Ejército Mexicano y Guardia Nacional, 55 reos se fugaron del penal.

En tanto se tomaban la compleja decisión de liberar o no al hijo del “Chapo”, la población de Culiacán lamentablemente vivía entre fuego cruzado momentos de terror e incertidumbre. Al final se liberó a Ovidio y en redes sociales algunas personas, medios de comunicación y políticos comenzaron la confusión, desinformación, información falsa y el lucro con la desgracia. Eso pasó.

¿Cuál fue la postura del Gobierno Federal sobre los hechos? En un hecho sin precedentes el presidente Andrés Manuel López Obrador dio muestra de su visión de estadista. El cambio de paradigma para pacificar al país y enfrentar el crimen, implica entre otras cosas poner primero la vida de la población.

Esta nueva visión que es radicalmente distinta a las anteriores estrategias se sintetiza en sus declaraciones al día siguiente durante la conferencia matutina: “No se trata de masacres, eso ya se terminó no puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas. Se tomaron decisiones que yo respaldo, que yo avalo porque se tornó muy difícil la situación, estaban en riesgo muchos ciudadanos… y se decidió proteger la vida de las personas”.

Luego se criticó que el Gobierno Federal hizo las cosas mal, pues sí, y lo reconocieron. El secretario de Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, declaró con toda honestidad y transparencia: “En un afán de obtener resultados positivos actuó de manera precipitada, con deficiente planeación así con falta de previsión sobre las consecuencias de la intervención”. Claramente hay una real intención de acabar con la delincuencia si buscaban capturar a un Guzmán en la tierra que les pertenece porque se les entregó desde hace años. Se metieron a la boca del lobo y ese mérito no debe pasar desapercibido.

Por su parte el secretario de Seguridad, Alfonso Durazo Montaño, dijo: “La opción de continuar con el operativo del día de ayer hubiese implicado un altísimo e inadmisible riesgo de bajas entre la población civil”. No saben cuánto me habría gustado que el Gobierno Estatal o Federal en su momento hubiese pensado en la gente de Allende, Coahuila. Esa herida sigue doliendo.

Por otro lado quedó claro que colgarse medallas de la DEA, o pretender el elogios del Presidente de EU ya no es prioritario; pensar en el bienestar de la población mexicana primero, también es recuperar la soberanía. La gente de Culiacán parece que vio bien la liberación de Ovidio, sabedores de los alcances del cártel es suficiente para asesinar miles en minutos. La decisión tomada implica por lo tanto que se les garantizó así su seguridad; los más ofendidos son políticos que no conocen la realidad de una entidad donde el narcotráfico tiene profundas raíces.

Estos sucesos demuestran que no hay Estado dicen algunos ¿No hay? Por supuesto que hay Estado, el fundamento de éste es la protección de la vida de quienes han decido formar parte del pacto social, y eso fue lo que se hizo. Existe un reto mayúsculo, eso sí.  ¿Y la anterior estrategia de Calderón y Peña? ¿Y la mano firme? ¿Y la guerra contra el narco? Evidentemente no funcionó, solo generó el aumento gradual de la violencia. Es claro que fue precisamente la guerra contra el narco lo que nos ha traído hasta aquí, a estos niveles de violencia. Hay capos como “el Chapo” en prisión y sus carteles siguen operando. No funcionó pero la oposición pide las mismas acciones del pasado. No me extiendo más en criticar la ineficaz estrategia de Calderón o su frivolidad al considerar “daños colaterales” a los seres humanos asesinados. En Coahuila mucho sabemos de eso pues el crimen organizado se apoderó de la entidad durante los gobiernos de Humberto y Rubén Moreira del mismo modo que otro grupo de criminales en Sinaloa desde hace años, así que como coahuilense sé perfectamente por lo que sinaloenses están pasando, lo lamento y expreso solidaridad.

Concluyo. Se polarizó el tema. Esto pasa cada que la oposición ve un tema social complejo como la posibilidad para acabar con un gobierno que apenas lleva 10 meses pero que insisten en que fracase. Así que les digo a quienes han optado por dividir, lucrar con la tragedia, atacar al Jefe del Estado, crear miedo y generar confusión difundiendo noticias falsas por intereses particulares, recuerden que son parte del mismo México, el bien y la prosperidad de la Unión también deviene de ustedes. Por mi parte, como diputada federal y ciudadana, el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos tiene mi total apoyo en su estrategia para disminuir el crimen y garantizar la paz de las familias mexicanas.

Llamo a la unidad de la sociedad, a cerrar filas con el ciudadano Presidente para afrontar esta etapa crítica de nuestro país. Hoy existe una real disposición para acabar problemas de raíz. Pacificar a México será difícil pero no imposible.

Twitter: @melbafarias1

Facebook: Diputada Melba Farías