AMLO, ¿hace cosas buenas con apariencia de malas?

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AMLO, ¿hace cosas buenas con apariencia de malas?

La voz popular aconseja, con sabiduría, no hacer cosas buenas con apariencia de malas… y viceversa. La sentencia se hace cargo de un hecho puntual: por regla general y con independencia de lo deseable, los hechos suelen juzgarse más por su apariencia y menos por su esencia.

Además de lo ya señalado, el proverbio citado conecta con esa otra pieza de sabiduría colectiva según la cual, si se piensa mal es altamente probable acertar al momento de juzgar los motivos detrás de una determinada acción.

Los dichos anteriores vienen a la mente de forma obligada cuando se analiza el itinerario de la gira iniciada ayer por el presidente (con minúscula) López Obrador por los estados de Sinaloa, Durango y Nayarit. En particular una de sus escalas: el pueblo de Badiraguato, Sinaloa, tierra natal del muy famoso Joaquín, “El Chapo” Guzmán.

Ver a López Obrador incluir a dicha población en sus giras oficiales de trabajo ya no es ninguna novedad a estas alturas. La de este viernes fue su tercera visita como titular del Ejecutivo Federal a la tierra del narcotraficante más famoso de nuestro país.

La primera de ellas, conviene recordarlo, ocurrió cuando apenas cumplía el primer trimestre de su mandato. Badiraguato, quedó claro desde entonces, es una prioridad en la agenda del hijo pródigo de Macuspana.

La segunda visita –conviene recordarlo también– se registró en marzo de 2020. En esa gira, cuyo “motivo oficial” fue el mismo de ahora (supervisar la obra carretera del Gobierno de la República en aquella región), quedó inmortalizado la… digamos, “deferencia” con la cual el titular del Ejecutivo Federal obsequia a las madres de los líderes criminales famosos… o al menos a la de “El Chapo”.

Pero si a nadie puede sorprender a estas alturas la “necesidad” de nuestro Perseo de Pantano de visitar Badiraguato, sin duda resultó llamativa la decisión de la Presidencia de la República de convertir en “actos privados” las escalas de esta gira de trabajo.

El pretexto –nunca mejor usado el término– para tomar esa decisión fue la convicción presidencial de respetar la veda impuesta con motivo de la no consulta para no enjuiciar a nadie. Si el argumento no fuera trágico sería cómico.

Como era de esperarse, el anuncio de la “gira privada” sirvió de inmediato la mesa para la polémica y las especulaciones no se hicieron esperar. Y con razón, pues si algo conocemos todos es el desprecio del sumo pontífice de la transformación de cuarta por las reglas… incluso aquellas cuya existencia son obra suya.

Las preguntas surgieron solas: ¿Cuál era la verdadera razón por la cual López Obrador deseaba hacer una gira “en lo oscurito”? ¿Acaso la pretensión real era alejar las miradas indiscretas para incluir en la agenda uno más de sus encuentros amistosos con personas vinculadas al narcotráfico?

No se trata de cuestionamientos gratuitos: nuestro mesías tropical ha ofrecido muestras sobradas de su afecto por los criminales, a quienes considera “buenas personas”, en comparación con sus opositores políticos o los empresarios nacionales y extranjeros.

Como botones de muestra ahí está, por un lado, el video de marzo de 2020 en el cual saluda casi con afecto fraterno a la mamá de “El Chapo” y, por el otro, su alocución, en la misa mañanera del 7 de junio pasado, agradeciendo a los criminales por “haberse portado muy bien” durante la jornada electoral del día anterior.

En contraposición, cuando un individuo honesto –y víctima de la violencia– como Javier Sicilia solicitó audiencia con el mandatario, este se negó aduciendo la necesidad de “cuidar la investidura presidencial”.

¡Hay niveles!, diría un clásico: si eres la madre de un narcotraficante, responsable de la muerte de cientos de personas y de cualquier cantidad de delitos, pues entonces tienes –a los ojos de López Obrador– un cierto pedigree.

Si eres “solamente” un poeta… pues no eres tan importante, aunque a tu hijo lo hayan asesinado los criminales colegas de aquel a cuya madre sí se concede la dignidad de ser atendida personalmente por el tlatoani y a quien no puede dejarse con la mano extendida.

Volviendo al tema de la gira, como se sabe a estas alturas siempre sí fue pública y solamente los eventos de mañana domingo se realizarán de forma privada, porque ese día se estará desarrollando… se estará desarrollando… ¡ah, sí!: la no consulta… o como se llame.

Al margen de la rectificación los hechos allí están y recuerdan, además de los dos dichos citados al principio, esa idea usada con frecuencia para advertir cómo, allí donde parece haber obrado la casualidad, en realidad es posible identificar un resultado causal: una vez es accidente, dos es coincidencia, pero cuando algo ocurre tres veces ya es un patrón.

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx