AMLO fracasa en culpar la corrupción de gobiernos anteriores y la impunidad se mantiene

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AMLO fracasa en culpar la corrupción de gobiernos anteriores y la impunidad se mantiene

Especial
No importa de qué tema esté hablando, siempre tiene forma de envolver cualquier explicación con el mismo alegato

Es un discurso bien calculado y diseñado que prácticamente todos los días en su conferencia matutina, Andrés Manuel López Obrador, se refiere a la corrupción de gobiernos anteriores.

No importa de qué tema esté hablando, siempre tiene forma de envolver cualquier explicación con el mismo alegato.

Sin embargo, de acuerdo con la columna de Raymundo Riva Palacio publicada por Vanguardia, se puede afirmar que López Obrador ha fracasado en su intento. No sólo porque la impunidad se mantiene, sino porque la calificación de que dan sus gobernados a su cruzada, es negativa.

La Encuesta Nacional de Cultura Cívica dada a conocer hace unos días por el INEGI, que retrasó su divulgación hasta después de celebradas las elecciones, llevaron malas noticias a Palacio Nacional. Seis de cada 10 mexicanos, no creen la palabra de López Obrador y considera que la corrupción sigue igual o peor que durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. El 38.2% cree que “se ha mantenido igual de alto” que con Peña Nieto, y el 23.4% considera que ha aumentado. La saturación de la palabra del Presidente en la conversación no ha tenido mayor efecto en la población, que aparentemente han visto en actos de corrupción de su familia y colaboradores, mayor sustento para la decepción.

Añade que nunca se había documentado corrupción de familiares del Presidente, como la de su hermano Pío, captado en un video recibiendo dinero para su hermano el presidente, de origen ilegal. No se había revelado con tanta crudeza el nepotismo de familiares del Presidente, como sucedió con su hermano y su prima. Tampoco había quedado tan cristalino la riqueza escondida de miembros del gabinete, como ahora, ni había tantas versiones de negocios multimillonarios oscuros que tocaban la puerta de Palacio Nacional o tantas quejas de quienes tienen que pagar comisiones para que se resuelvan sus asuntos.

La percepción de los mexicanos ha sido acompañada por la impunidad para los casos documentados, y la falta de interés en darle seguimiento a las quejas crecientes de la corrupción dentro del gobierno. Esto va a tener consecuencias, si no en México, donde la subordinación y el temor a represalias frena las acciones legales que combatan la corrupción, sí en el extranjero. Lo vimos durante la reciente visita de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, donde el tema de la corrupción fue un punto de alta relevancia que, sin embargo, pasó desapercibido.