AMLO, el domador

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AMLO, el domador

¡Alabado sea el señor!

Ante la calamitosa llegada del SARS-CoV-2 (o coronavirus, o COVID-19, como usted prefiera) a nuestro planeta, ningún país, excepto México, se encontraba preparado para enfrentar con posibilidades razonables de éxito a esta terrible pandemia.

Pero nadie se confunda: el origen de esta privilegiada, ¡envidiable! situación se ubica en la clarividente actitud –providencialmente sincronizada por los dioses del Olimpo– de 30 millones de almas en cuyos portadores recayó la elección, hace casi dos años, de ¡Andrés Manuel, El Domador!

¿Se imagina usted (hasta se pone la piel chinita de sólo considerar la posibilidad) el lamentable estado en el cual se encontraría nuestro país en estos momentos, si no hubiéramos votado masivamente, en julio de 2018, por el único habitante de este mundo capaz de la hercúlea proeza de someter al coronavirus? (bueno: en realidad, “si no hubieran”, porque yo, pues… me apena reconocerlo… pueeeeeeeessss… eeeeeee… no voté por él).

¡Estaríamos híper jodidos!

Llevaríamos, por ejemplo, miles y miles de muertos… O sea… quiero decir: ¡más miles de muertos! O sea… estaríamos por encima de todos los países de América Latina en número de muertos.

¡Y no lo estamos! Brasil está por encima de nosotros… Sí: todos los demás países latinoamericanos están por debajo de nosotros, pero si le sacas la raíz cuadrada y le restas el odio de los conservadores fifís… ¡pues en una de esas ni siquiera se ha muerto nadie!

Si no hubiéramos elegido a “El Domador”, no habríamos logrado “aplanar la curva” incluso antes de aparecer la curva en el horizonte. Y sin hacer todas esas tarugadas neoliberales de países como Corea del Sur, Nueva Zelanda, Singapur o Qatar… ¿pruebas? ¿Quién necesita hacer pruebas cuando tenemos el modelo Centinela, desarrollado en los laboratorios del Doctor Chun-Ga?

Desde luego, los conservadores, los neoliberales, los fifís, quienes andan dolidos porque ya no pueden meterle mano a los dineros públicos, porque ya no pueden seguir robando, pues dirán lo contrario. ¡Pero fíjense bien! ¿A poco no se ve planita, planita la curva de contagiados de coronavirus en México?

Si no hubiéramos –toco madera–elegido al profeta de Macuspana, en este momento estaríamos recibiendo, por todos lados, noticias terribles respecto a la catastrófica condición de la economía nacional, el retroceso histórico del Producto Interno Bruto y la pérdida masiva de empleos formales.

O sea… quiero decir noticias ca-tas-tró-fi-cas… porque pues sí nos ha pegado ahí un poco en el PIB y algunas empresas “no solidarias” han despedido empleados, pero… ¡ya estamos creando dos millones de nuevos empleos!

Además, eso de evaluar la salud de la economía por medio del PIB pues, ¿a quién le importa? Nada más a los ricos, a “los de arriba”, a los “machuchones”, a los privilegiados… y con esos, pues el sabio profeta ni siquiera se junta… Bueeeeeeno: o sea… de repente habla con Ricardo Salinas Pliego… ¡Pero él es diferente! Es rico por accidente. Pero, la neta, hasta le da asquito el dinero.

Si no fuera porque 30 millones de compatriotas nuestros se pusieron buzos y votaron por “El Domador”, ahorita nos tendrían a todos enclaustrados, presos en nuestras propias casas, imposibilitados de circular libremente, asustados por un bicho incapaz de penetrar los escudos ancestrales, ¡milenarios! de la raza azteca.

¿Cuántos coronavirus son pa’ no contarlos? ¡Vénganse de cien en cien, móndrigos montoneros! Aquí los está esperando una raza heredera de anticuerpos universales capaces de aniquilar el ébola, el zika, la malaria, el dengue, las paperas y hasta el síndrome de Estocolmo.

¡Jodidos los… los… los… los habitantes de Bélgica! A esos sí se los está cargando el payaso. Pero pues eso les pasa por no tener al frente de sus destinos, como nosotros, a un campeón, a un gladiador capaz de ponerle cara al mismísimo Kraken y hacerle correr nomás con mirarlo fijo.

Acá, en tierras aztecas, tenemos a nuestro Perseo tropical, un súper hombre mezcla de fósil mesozoico, dios tolteca y personaje de Los Hijos del Averno, a quien le pelan los dientes el coronavirus, el chupacabras, la llorona y el monstruo del Lago Ness, todos juntos y en bola.

Bendito dios y 30 millones de mexicanos no se apendejaron, porque si no, la neta la estaríamos pasando muy mal.

En cambio, como elegimos a “El Domador” (frente a quien Siegfried & Roy son unos patéticos tullidos) pues estamos poca madre… ¡Ya el lunes salimos a la calle y regresamos a la normalidad! No a esa pendejada de la “nueva normalidad” (otro asqueroso invento neoliberal), sino a la normalidad. O sea: exactamente igual a como estábamos hace dos meses.

Y para no dejar lugar a dudas, pues nuestro Domador sale de gira al día siguiente: a recorrer las fértiles praderas de este sagrado territorio, bendecido por los dioses de todos los olimpos, en donde el coronavirus, sus primos, sus compadres y todos sus acompañantes, pues se toparon con pared…

Jodido el resto del mundo. Nosotros… nosotros tenemos ¡al Domador del Coronavirus!

¡Feliz fin de semana!

@sibaja3

carredondo@vanguardia.com.mx