Amigos imaginarios

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Amigos imaginarios

¿Quiénes de nosotros teníamos amigos imaginarios? Creo que la mayoría de nosotros cuando éramos pequeños jugábamos con alguna muñeca que la cuidábamos, le dábamos de comer y hasta platicábamos con ella o creábamos escenarios de peleas de soldados contra indios y dábamos órdenes de a dónde ir o quién moría o no. El juego imaginario tiene grandes beneficios mentales en los niños. Para prepararlos a enfrentar con éxito a un mundo complejo, el juego es una de las principales actividades que debemos fomentar en los niños pequeños. En un estudio realizado por la revista Journal of Experimental Child Psychology, encontró que los niños de preescolar que juegan con imaginación desarrollan y mejoran sus funciones ejecutivas.

Las tareas ejecutivas se realizan en nuestro lóbulo frontal (parte delantera de nuestra cabeza) y algunas de sus funciones son: metas, jerarquía, atención, causa-efecto, empatía, control de impulsos, manejo de frustraciones, flexibilidad y toma de decisiones. En otras palabras, es el director de la orquesta que dirige para que cada uno de los instrumentos ejecuten con armonía alguna pieza musical.  Ordena, organiza y conduce nuestros pensamientos y acciones para el logro de metas significativas.  El doctor Alejandro Luria, neuropsicólogo ruso, definía al lóbulo frontal como el “cerebro de la civilización.”

En los juegos imaginarios los niños implementan y desarrollan estrategias ejecutivas como:

1. Establecimiento de metas. ¿Qué necesito hacer para ganar en el juego?

2. Organiza. Utiliza estrategias de planeación para lograr su cometido: “Primero, necesito correr, en seguida esconderme, luego no hacer ruido…”.

3. Resistencia a tentaciones. El niño detendrá todo tipo de distractor que le impida ganar. No querrá ir a ver televisión, comer un dulce o revisar el celular para continuar el juego.

4. Usará la autorregulación o autodisciplina necesaria para lograr su meta. Regulará sus impulsos para evitar fracasar. Podrá experimentar alguna injusticia en el juego, pero resistirá su frustración para continuar su diversión.

5. Será persistente y constante en el esfuerzo hasta lograr el triunfo. Pondrá todas sus habilidades en acción para sobresalir y ser el mejor.

6. Será flexible. Tiene la capacidad de adecuar nuevas reglas y aprender nuevos procedimientos para jugar.

7. Tolerancia a la frustración. Esta será una gran lección de vida. Aprenderá que el fracaso y la derrota es una experiencia que forma parte de la vida. Tendrá que superar las adversidades y frustraciones para seguir en la competencia y en su juego.

En el juego imaginario, cada niño crea diálogos internos con él mismo o con un amigo o personaje creado en su imaginación. Según el doctor Luria, afirma que a través de nuestro lenguaje interno regulamos nuestras emociones y conductas. El niño debe aprender a hablarse en forma positiva y constructiva. Si el niño utiliza palabras absolutas como “siempre”, “nunca” o “soy”, determinará su personalidad y creará creencias rígidas que le impedirán aprender y enfrentar retos.

Padres, es muy importante motivar e incentivar a nuestros hijos al juego solitario e independiente para que desarrollen sus habilidades ejecutivas que les ayudarán a enfrentar con mayor éxito los grandes desafíos del futuro.