América Latina en transición

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América Latina en transición

Los diferentes eventos que están afectando a América Latina dibujarán en los próximos meses, el panorama económico que regirá a esta parte del mundo en los siguientes veinte años. No sólo es el asunto de la contingencia sanitaria, sino también la migración de los países muy pobres (El Salvador, Honduras) a otros no tan pobres (México, Colombia), el desarrollo de sus incipientes democracias y hasta sus conflictos territoriales.

América Latina tiene tres grandes ligas fácilmente diferenciables: los países con desarrollo incipiente como Chile, México, Brasil, Argentina, Panamá y Colombia. Entre ellos se llega a un producto interno bruto al cierre del 2019 de un promedio de nueve mil dólares por habitante. Son los grandes exportadores e importadores de productos en el continente. Luego vienen los países con economías que buscan el desarrollo como Ecuador, Perú y Bolivia que han vivo problemas económicos graves, pero se recuperan y vuelven a caer. Sus democracias son incipientes y muy vulnerables a los vaivenes políticos por lo que recurrentemente viven en la zozobra económica teniendo años buenos y otros muy malos. Posteriormente vienen los países que están en una situación precaria, muy cercanos a la africanización de sus economías. Ejemplos de esta categoría son El Salvador, Guatemala y Honduras con su pobreza crónica y hasta Nicaragua con su intento de tiranía política. Hay más países, pero muy pequeños en términos poblacionales y económicos que en realidad merecen una categoría aparte por su características tan específicas como su composición económica.

América Latina y el Caribe representan el 8% del producto interno bruto mundial de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, con datos del 2020. La población de esta región del mundo es aproximadamente el 17% del total, de acuerdo a la misma fuente. Estos muestran que sigue habiendo una incongruencia entre población y producción, lo que eventualmente lleva a desequilibrios económicos que generan pobreza e ignorancia, y desde luego desigualdad en términos de ingresos dentro de los propios países y entre ellos.

La contingencia sanitaria ha traído de vuelta un esquema político antidemocrático, donde ha prevalecido el “populismo”, forma de gobierno para las masas sin posibilidades de que las promesas de gobierno puedan ser cumplidas, pues sólo dicen los políticos lo que esas masas quieren oír para mantenerlas contentas más que con sus necesidades cubiertas.  Los problemas políticos predominan por sobre la economía en Venezuela, México, Brasil y Argentina. Las economías más grandes esta región del mundo, se encuentran en un proceso de transición que definirá el rumbo de sus economías para los siguientes 15 años cuando menos. Chile está también en una crisis política pero derivada del manejo de la pandemia más que de un descontento político. Los países centroamericanos viven desde hace más de 40 años en guerras civiles y conflictos armados que no parecen terminar realmente.

El asunto territorial está tomando ahora nuevas perspectivas ya que Colombia y Venezuela están en un choque de poderes por cuestiones de protección al narcotráfico. Uno a otro país se acusan de invadir sus territorios y se amenazan constantemente con un enfrentamiento directo. Si esto ocurre, el 2.7% del petróleo mundial estaría bajo amenaza, ocasionando un aumento de precio en gasolinas al menos en esta parte del mundo.

El aspecto migratorio es también muy importante, es evidente que Honduras, El Salvador, y Guatemala son los principales migrantes de América Latina y el Caribe con rumbo a Estados Unidos. Las caravanas de migrantes pasan por México y exigen un “paso libre”, a pesar de que la contingencia sanitaria limita la movilidad. Más del 90% de los migrantes se quedan atrapados en México por diversas razones, dejando un caos en las ciudades en donde se quedan varados en campamentos insalubres porque no se les puede dar a todos casa y dinero, aunque trabajo sí, como se venía haciendo hasta antes del inicio de la pandemia. El problema de la migración es que demuestra que estos países “expulsores” de personas no tienen capacidad para generar trabajo y bienestar y por ello sus habitantes salen a tomar riesgos para buscar mejores oportunidades. Además, las investigaciones han demostrado que los migrantes tienen mejores condiciones productivas y de toma de decisiones, por lo que los países más pobres pierden a su mejor personal, exportando principalmente a la gente con mejores factores de éxito como lo son mayor educación, experiencia laboral y hasta deseos de vivir. Como dato de referencia, Venezuela es el mayor “productor de migrantes” en la historia de América Latina con un millón 800 mil personas viviendo sólo en Colombia y con casi 5 millones en todo el mundo sólo en este siglo XXI, ni siquiera los países africanos han llegado a este nivel. Este hecho da evidencia del tremando desastre que la política económica de Venezuela ha ocasionado a su población.

El tiempo para hacer los cambios económicos que la región demanda ha llegado a su fin, la migración es prueba del hartazgo que los habitantes de cada país utilizan para demostrar que no confían en sus autoridades. Si bien el populismo se ha convertido en una forma de gobierno buscada como opción para salir de la pobreza en América Latina, este no ha funcionada y tampoco parece que cambiará un poco la actual realidad que prevalece. Las otrora potencias económicas como Argentina, Brasil y México, viven un proceso político de transformación, pero todavía no se define el rumbo final que tomarán. Los datos muestran que el 33.7% de la población en América Latina y el Caribe es pobre y que el 12% está en pobreza extrema, menos de un dólar al día para vivir por persona. Esta es la población potencial que en los siguientes años buscará cambiar su realidad migrando a cualquier otro país que esté un poco mejor que el suyo, y no sólo a Estados Unidos.