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Amenazas vacías de la FIFA
La nueva FIFA lanza mensajes llenos de hipocresía para quedar bien con el mundo del futbol. Pero además, mensajes ambiguos y contradictorios. Es una estupenda iniciativa que a partir de la Copa Confederaciones, que inició ayer, se tomen en serio los actos de discriminación en el futbol, que sean puntuales en el mensaje para comunicar al público, pero lo que no pensaron es cómo van a castigar a los infractores. Además, confunden el significado de homofobia con racismo. Vayamos por partes.
Desde que se dieron cuenta de la existencia del grito “¡Eeeh puuuuttoooo!” han sido enfáticos en afirmar que es una actitud homofóbica del público mexicano hacia los porteros rivales. Hasta ahí todo correcto; incluso, la Femexfut acudió ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo para explicar que realmente no tenía un significado homofóbico, a lo que le dieron la razón y por eso el Estadio Azteca no ha sido vetado, solamente reciben multas económicas de la FIFA.
Las nuevas medidas por parte de la FIFA son, en caso de incidente discriminatorio (gritar desde la tribuna “¡Eeeh puttooo!”, emular sonidos de simio o gritar negro a algún futbolista), el árbitro tendrá la facultad de detener el partido hasta que regresa la calma a la tribuna y solicitar por medio del sonido local que paren en ese comportamiento.
Si esto continúa, podrá suspender definitivamente el partido. También, habrá observadores en los estadios para vigilar el comportamiento de los aficionados. Todo maravilloso, pero ¿quién y cómo castigar?
La FIFA, en este experimento, no pensó en sanciones. Si en el México vs. Portugal aparece alguno de estos tres gritos y el árbitro decidiera suspender el partido, ¿a quién sanciona? Está claro que Kazán es un territorio neutral, así que por más mexicanos y portugueses que haya en la tribuna, será imposible responsabilizar a una u otra afición. Y eso pasará siempre, porque también se puede sembrar un grupo de choque en cualquier estadio e intentar afectar al rival. No pensaron en nada de eso, porque simplemente no hay castigos severos ni nada cercano.
Tampoco pensaron en que si un árbitro decidiera suspender el partido por gritos racistas continuos, las televisoras que pagan un dineral por los derechos de transmisión de este tipo de torneos se podrían ver afectadas en sus pautas comerciales, en continuidad y por supuesto en los espacios previamente vendidos. La FIFA, la mercenaria FIFA, no creo que esté dispuesta a recibir demandas de decenas de medios porque a un árbitro se le ocurra suspender definitivamente un partido de esta categoría.
Lo que intentan es correcto. El grito nacido en México es aberrante, vulgar, grotesco, pero esa no es la manera de erradicarlo, como tampoco los brotes de racismo. Concientizar, campañas para tal efecto y castigos; sí, castigos claros y contundentes, no solamente amenazas vacías.