Ambientalistas de América Latina mueren por defender los recursos naturales
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Ambientalistas de América Latina mueren por defender los recursos naturales
Juan Ontiveros, un indígena rarámuri, era comisario de Policía de Choréachi, en la Sierra Madre Occidental de México. Su comunidad, agobiada por el despojo de tierras y bosques por parte de narcotraficantes, lo había designado.
El 31 de enero fue secuestrado. Apareció muerto al día siguiente. Se atribuyó su asesinato a un conflicto familiar. Ontiveros daba voz a su pueblo, cuyo territorio ancestral sufre los daños de la tala clandestina y el robo de tierras para la siembra de amapola y marihuana.
Dos semanas antes había sido sido asesinado en esa región otro líder ecologista, Isidro Baldenegro, ganador del Premio Goldman 2005 por la defensa de los bosques. Al mismo tiempo, en Brasil, en Colombia, en Honduras, en Nicaragua se replicaban las muertes.
Los tiempos que corren son malos para los defensores de los recursos naturales en Latinoamérica. Caciques, sicarios, guardias privados, paramilitares y policías están al acecho.
En 2016 murieron en la región 122 ambientalistas de forma violenta, de acuerdo con un informe publicado por la organización Global Witness. Seis de cada diez de los 200 asesinados el año pasado en el mundo eran latinoamericanos.
"Estamos pagando con nuestra cultura. Estamos pagando con la amenaza de ser eliminados. Simplemente porque defendemos este pequeño pedazo de tierra que solía darnos de comer", dijo la indígena wayúu colombiana Jakeline Romero, citada en el informe.
Romero, varias veces amenazada, ha peleado contra los daños medioambientales causados por la mina de carbón El Cerrejón en el departamento de La Guajira de Colombia.
En el continente se libran distintas batallas. En Brasil, la deforestación avanza sobre la Amazonia. En Nicaragua, un proyecto del Gobierno para construir un canal interoceánico amenaza con desplazar a decenas de miles de indígenas.
En Honduras, uno de los países más peligrosos, líderes ambientalistas chocan con grandes intereses, en proyectos que son financiados por fondos de inversión y bancos de desarrollo internacionales.
La líder indígena hondureña Berta Cáceres, Premio Goldman 2015, que se oponía a la represa de Agua Zarca, fue asesinada el año pasado en su casa.
"Nosotros identificamos dos razones principales del aumento de asesinatos", dijo a dpa Ben Leather, director de campañas de Global Witness.
"Mientras la lucha para conseguir recursos naturales se intensifica, más y más empresas están entrando en áreas previamente intactas. Pero, al otro lado, el aumento de asesinatos también es el producto de la impunidad", afirmó.
Organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) están alarmados. La CIDH habló de un "devastador incremento" de la violencia contra ambientalistas y defensores de la tierra este año.
Distintos grupos han denunciado nexos oscuros entre los poderes económicos y políticos, corrupción y criminalización de activistas.
"Los Gobiernos pueden cambiar y mejorar esta situación con una mejor reglamentación de las empresas, garantizando que las comunidades sean consultadas y sancionando los ataques", dice Leather.
Y señala que las empresas e inversionistas tienen también la responsabilidad de involucrar a las comunidades.
"La respuesta del sector empresarial e incluso de algunos Estados es que quisieran enmarcar este debate en un debate de extremos: o estás en favor del desarrollo o estás en contra", dice. "Creo que ese es un debate ilegítimo mientras no se esté respetando el derecho de las comunidades a ser consultadas”.
Leather añade que, al final, si hay conflictos, todos pierden. "El caso de Berta en Honduras es clave en ese respecto. Están Berta y otros defensores asesinados y a la vez la empresa perdió dinero, el proyecto no se está llevando a cabo y la reputación de sus bancos internacionales ha sufrido mucho".
La semana pasada, un banco holandés y otro finlandés de desarrollo anunciaron que se retiraban del proyecto de Agua Zarca. Y la empresa DESA comunicó que lo suspendía como "un gesto de buena voluntad en tanto se consulta a las comunidades.
Récord de 200 ambientalistas asesinados en el mundo en 2016
Al menos 200 ambientalistas y defensores de la tierra fueron asesinados el año pasado en el mundo, una cifra récord, con Brasil y Colombia a la cabeza, señala un informe difundido hoy por la organización Global Witness.
"Esta oleada de violencia es impulsada por una intensa lucha por la tierra y los recursos naturales, ya que las empresas mineras, madereras, hidroeléctricas y agrícolas pisotean a las personas y al medio ambiente en su búsqueda de ganancias", afirma el informe "Defensores de la Tierra”.
La cifra del año pasado no sólo superó el récord previo de 185 muertes de 2015, sino que la violencia se expandió al pasar de 16 a 24 países.
Las víctimas pueden ser tanto activistas mediambientales como simples pobladores que luchan por el derecho a la tierra y guardaparques que combaten la caza furtiva en áreas protegidas en países como el Congo.
El 60 por ciento del total de asesinatos ocurrió en América Latina. "América Latina es la región donde defensores y defensoras corren más peligro de ser asesinados, dijo a dpa Ben Leather, director de campañas de Global Witness, desde Londres.
"Y eso podría ser por varias razones: hay una gran población indígena con una historia de marginalización que la hace más vulnerable, un alto nivel de corrupción, que significa que la tierra puede ser vendida sin el consentimiento y, a veces, sin el conocimiento de las comunidades afectadas, y la impunidad", señaló.
Brasil, donde se libra una "despiadada lucha" por la Amazonia, según Global Witness, es el país más letal con 49 muertes. Colombia pasó del tercero al segundo lugar en el mundo con 37 asesinatos, un 42 por ciento más que un año antes. Le siguen en el ranking Filipinas y la India.
De acuerdo con Global Witness, la situación en Colombia se agravó, justamente en el contexto de la firma de los acuerdos de paz entre el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para poner fin a más de 50 años de conflicto armado.
"Las áreas que previamente estaban bajo control guerrillero ahora son observadas con codicia por compañías extractivas y paramilitares, mientras que las comunidades desplazadas que regresan son atacadas por recuperar tierras que les fueron robadas durante medio siglo de conflicto", alerta el informe.
En relación con el número de habitantes, Honduras figura como el país más peligroso de la última década y Nicaragua, con 11 muertes, fue la nación con más asesinatos per cápita en 2016.
En Honduras, los asesinatos de ambientalistas subieron en el último año un 75 por ciento, para ubicarse en 14, entre ellos el de la reconocida líder indígena Berta Cáceres, Premio Goldman 2015, que se oponía a la represa hidroeléctrica de Agua Zarca.
"A menudo, las y los defensores de la tierra y el medio ambiente chocan con intereses políticos, empresariales y criminales, que se unen para robar sus recursos naturales", dice el reporte.
Leather señaló hay la situación podría ser distinta con dos medidas principales de prevención: "Consultar a las comunidades antes de la llegada de cualquier proyecto empresarial y combatir la impunidad”.
Según el informe, guardias privados, sicarios, policías y militares son autores de muchas de las muertes y la minería es "la actividad más sangrienta", con al menos 33 asesinatos vinculados al sector.
Sin embargo, advirtió Leather, también proyectos de energía verde se están imponiendo sin consultar a las comunidades, en especial en América Latina.
La organización Global Witness fue fundada en 1993 en Londres y se enfoca en investigar abusos, conflictos y corrupción relacionados con la explotación de los recursos naturales.
Los diez países con más asesinatos de ambientalistas en 2016
Brasil fue el país con más asesinatos por la defensa del medio ambiente y el derecho a la tierra en 2016 en números absolutos, seguido de Colombia, de acuerdo con el informe "Defensores de la Tierra" de Global Witness.
País 2016 2015
1. Brasil 49 50
2. Colombia 37 26
3. Filipinas 28 33
4. India 16 6
Informe de Global Witness sobre 2016 (en inglés)
5. Honduras 14 8
6. Nicaragua 11 12
7. Congo 10 11
8. Bangladesh 7 0
9. Guatemala 6 10
10. México 3 4
Irán 3 0