‘Alianza Federalista’, ¿a dónde apunta en el futuro?

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‘Alianza Federalista’, ¿a dónde apunta en el futuro?

Más allá de los resultados comiciales, resulta oportuno preguntar cuál es el futuro de esta ‘Alianza’

La denominada “Alianza Federalista”, un grupo de 10 gobernadores que el año pasado decidieron renunciar a la Conago por considerar que dicho mecanismo ya no respondía a los objetivos para los que fue creado, es sin duda un actor político en nuestro país. Probablemente sea el frente político que con mayor éxito ha supuesto una contención al poder central en México.

Y como grupo político, según parecen demostrar los resultados electorales, ha sido exitoso, pues en las demarcaciones que gobiernan la mayor parte de los triunfos electorales han sido para los partidos que representan.

No es poca cosa, pues lograron retener el 72 por ciento de las curules federales en juego en esa decena de entidades y, aunque perdieron dos de las cuatro gubernaturas en juego, eso no implica que su influencia se haya debilitado de forma importante.

Más allá de los resultados comiciales resulta oportuno preguntar cuál es el futuro de esta “Alianza”. ¿Reforzarán su posición de reclamo por un auténtico federalismo fiscal, como lo han hecho hasta ahora, o adoptarán una posición menos beligerante ahora que tienen más elementos para negociar?

Se ha dicho antes pero conviene reiterarlo: no se trata de alentar un ánimo rupturista de la Federación, porque a nadie conviene que nuestro país comience a transitar por la ruta de la balcanización. Pero igualmente inconveniente resulta el que volvamos al “país de un solo hombre” que fue el signo distintivo de nuestro pasado reciente.

Los contrapesos son indispensables en la democracia y quienes pueden construirlos de manera eficaz son quienes detentan una porción del poder público por mandato popular. Por ello es que propuestas como la Alianza Federalista constituyen una buena idea.

Pero en ese proceso es necesario tener cuidado en que iniciativas de este tipo no se conviertan solamente en “maquinarias electorales” cuyo propósito principal sea la conquista del poder a cualquier costo. Lo relevante, en todo caso, será que emprendimientos como este se pongan al servicio de las mejores causas colectivas.

Para decirlo con mayor claridad, el músculo que la Alianza mostró este domingo debiera servir para que se impulsen los arreglos institucionales más útiles para la sociedad mexicana, entendiendo por esto que se diseñen y pongan en práctica reglas orientadas a evitar los excesos en el ejercicio del poder, tanto a nivel federal como estatal.

El centralismo es uno de esos excesos y es preciso combatirlo, pero como se ha señalado antes, se trata de un vicio que no solamente se registra en la relación entre la Federación y los estados, sino también entre estos y los municipios que los integran y les dan sentido.

Las políticas estatales constituyen por ello un buen punto de partida para desmontar la centralización del poder en nuestro país. Valdría la pena por ello que la Alianza Federalista se propusiera, como el buen juez, comenzar por casa e impulsar la transformación desde abajo. Eso le daría un renovado propósito a este grupo que ha demostrado contar con la capacidad para concitar el apoyo popular.