Algunas peticiones y mi réplica a quienes quieren que me exprese hable mal de AMLO
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Algunas peticiones y mi réplica a quienes quieren que me exprese hable mal de AMLO
Tengo solicitudes, requerimientos, sugerencias y reclamaciones que piden que hable sobre Andrés Manuel López Obrador, con la petición expresa de que hable mal. Me importa responderles pues me leen y merecen mi atención.
Desde que empecé a escribir en el periódico Palabra declaré en mi primer artículo a qué me comprometía. Se cerró ese diario por presiones del gobernador Rubén Moreira y me invitaron a VANGUARDIA. También escribí un primer artículo mencionando mi orientación teórica, política, cultural y lo que deseaba hacer, que me parece ser lo que hago.
Una decisión que he guardado en estos años es la de no hablar ni bien ni mal de los temas dominantes, es decir, de los que todo mundo trata y en caso de hacerlo darle un enfoque distinto. Un ejemplo: al presidente Calderón todo mundo lo golpeaba día tras día en diarios, televisión y radio. Los priistas denominaron su gestión como “la derecha”, como si el PRI fuera o hubiera sido “la izquierda”. No hablé mal de él no porque estuviese de acuerdo con su forma de gobernar sino por algo más sencillo: porque el gobernador Humberto Moreira lo ofendía constantemente y decidí no estar del lado de Moreira. Y contra Moreira sí escribí muchas veces.
Por el contrario, dediqué fuertes críticas a Vicente Fox que me parece que no realizó lo que ofreció en campaña y, sobre todo, privó al País de una oportunidad histórica, cosa imperdonable. Fox me parece que hizo dos o tres cosas bien, como el proyecto de vivienda, pero su frivolidad fue asombrosa. Escribí cien veces contra Enrique Peña Nieto y su equipo (Luis Videgaray, Arely Gómez, Virgilio Andrade, Miguel Ángel Osorio, Rosario Robles, Aurelio Nuño, Jesús Murillo…; no hablé mal de José Narro y, al parecer, me equivoqué).
Lo curioso es que me pidan que hable mal del actual, como si fuera una obligación o prueba de honestidad. Me pregunto si no habrán notado las críticas que le endosé casi desde el primer día cuando pidió que se perdonara a los secuestradores. Escribí de inmediato: “¡ni perdón ni olvido; justicia!” Critiqué duramente que se rodeara de dos delincuentes en su campaña electoral y los dejara cerca después del triunfo: Bartlett, que realizó un golpe de estado dando el gane a Carlos Salinas al cambiar los resultados propicios a Cuauhtémoc Cárdenas. Escribí contra Napoleón Gómez Urrutia por el desvío de los recursos de los sobreexplotados mineros de Cananea. Seguí con la explosión de Pasta de Conchos. Recuerdo que felicité al reportero Javier Hernández porque en plena reunión con las viudas le preguntó si al ser líder “minero” alguna vez había tenido en las manos una pala o un talache… Napoleón le mentó la madre; ¡ahí perdió la partida!
No me vengan con que no he criticado. Lo he hecho con el Presidente, pero no de manera agresiva ni ofensiva, que fue la que todos usaron contra Calderón. Me inquieta demasiado que López Obrador se ocupe cada día de dimes y diretes, que no permita que su equipo funcione y que crea que sabe todo de todos los temas. No he alcanzado a comprender por qué cada día se ataca a sí mismo. Quisiera explicarlo, pero no tengo una respuesta que convenza; no tiene tipo de masoquista. López Obrador tiene treinta años como opositor afilando el machete contra sus enemigos; lo sigue usando sin darse cuenta que ahora es el Presidente. Cosa inquietante es que no acepte una relación abierta con los grandes empresarios. Y no es por ser de “izquierda” pues está haciendo obras faraónicas que instaurarán el capitalismo neoliberal en el sureste de México.
Ahora que hay tanta gente promoviendo aplicarle la revocación de mandato me pregunto por qué no se lo hicimos a Peña Nieto que prácticamente acabó con el País: su sexenio ha sido el más siniestro a la vez que el más estúpido que registren los anales de la historia. Yo le exijo a AMLO encarcelar a Peña Nieto y a sus colaboradores.
Voté por López Obrador porque si hubiera ganado el PRI ya se hubieran llevado Chichén Itzá y la Catedral de México a las Islas Caimán; y de triunfar el fascista del PAN-PRD estaríamos millares en la cárcel o en el panteón.
Les pido perdón por no apalear al Presidente. Si eso es lo único que desean no tienen más que encender TV Azteca, Televisa o leer periódicos: encontrarán lo que buscan.