Alerta roja: un desastre, Coahuila es

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Alerta roja: un desastre, Coahuila es

Acaba de publicar la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) el primer semáforo del “sistema de alertas” correspondiente a 2018: un peculiar instrumento de control, incluido en la Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios, que advierte sobre los niveles de endeudamiento que tienen contratados los entes públicos como si se tratase de una señal de tránsito.

Como era previsible, Coahuila ocupa el último lugar general a consecuencia de reprobar dos de tres indicadores medidos por la SHCP: “deuda y obligaciones”, y “servicio de la deuda” sobre ingresos de libre disposición en ambos casos. En México, para contextualizar, hay 23 estados en luz verde, siete en amarillo y sólo nuestra entidad se ubica en rojo. Tlaxcala, el 32, no tiene deuda y no participa en la estadística. ¿Existe Tlaxcala?

El caso es que Coahuila había cerrado 2017 en amarillo. Ese año la deuda consumía 170.3 por ciento de sus ingresos de libre disposición (provenientes de la federación, en su mayoría). En la referida evaluación de 2018, en cambio, se come –por decirlo de alguna manera- 200.2 por ciento.

Estamos al borde de la cornisa. A punto del colapso financiero. Un desastre, Coahuila es.

Por ello la Secretaría de Finanzas inició el proceso para reestructurar la deuda pública por tercera ocasión. El proceso inició el 30 de julio y el martes 14 de agosto presentará las bases de la convocatoria a los bancos interesados.

En este mismo espacio se dijo la semana pasada que no hay fórmulas mágicas: en los términos que se pretende renegociar, las instituciones de crédito bajarán un poco la tasa de interés a cambio de aumentar el plazo de pago hasta 2048. No puede ser de otra forma. Así lo hicieron en 2011 y 2015.

Dicho en otras palabras: nos aflojan un poco la bota del cuello pero nos mantienen pisados más tiempo. A todos, ya que se trata de recursos públicos.

Sin embargo al reestructurar la deuda nos ahorraremos, de acuerdo con el Gobernador, Miguel Riquelme, “entre 400 y 450 millones de pesos” (El Siglo de Torreón, 10/08/18). Si bien la cantidad parecería importante, significa menos del uno por ciento del presupuesto anual. El 0.83 por ciento, para ser exactos. Una victoria pírrica. Simbólica. Sólo en el primer semestre del año, para dimensionar, Gobierno del Estado gastó 466 millones de pesos en publicidad (o repetir hasta el hartazgo que “Fuerte, Coahuila es”).

Estamos, pues, en el mismo punto que hace siete años. El problema es que han sido arrojados al pozo sin fondo 36 mil 263 millones de pesos en ese lapso.

Hagamos un ejercicio: sume los 36 mil 121 millones de pesos que se deben, más los 36 mil 263 que se han pagado, más otros 36 mil que se pueden generar entre intereses y gastos, si bien va, en los siguientes 30 años.

La cifra final superará fácilmente los 108 mil millones de pesos en prospectiva. Sí, 108 mil millones de pesos.

Y considerando que sólo consta la existencia de 18 mil millones pedidos, pues otros 18 mil obtenidos mediante créditos nunca entraron a la cuenta pública 2010, habremos pagado 90 mil millones de pesos adicionales a los 18 mil millones que nos prestaron. ¡Ni con el peor agiotista de barrio!

Si el distribuidor vial “El Sarape”, en Saltillo, la obra culmen que supuestamente se pagó con la deuda, costó mil 400 millones de pesos en su día, agregando los infinitos intereses habrá costado en realidad 14 mil millones de pesos. Y así se dispara 10 veces el precio de cualquier cosa construida o regalada entre 2009 y 2011.

¡Hey!, “pero tenemos puentes”, dirán los defensores de lo indefendible (cada vez menos, afortunadamente). No obstante ni todos los estadios que se construyen en Qatar para el Mundial de Fútbol en 2022 igualarían el valor.

CORTITA Y AL PIE

No se pueden obtener distintos resultados haciendo exactamente lo mismo. Cada tres años el hoyo se tapa y se abre otro de la misma dimensión. Reestructuración, le llaman.

Urgen soluciones distintas. No sirve patear la lata ni estirar el chicle ni escurrir el bulto, como se ha hecho en los últimos dos sexenios. Ha sido el tema de los 8 años anteriores y puede ser de los próximos 30 ó 40. Hoy como ayer, y mañana como hoy, siempre igual.

LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS

Por lo demás, ausente de propuestas innovadoras, se prevé que Riquelme haga lo mismo que las administraciones de Moreira I y Moreira II. Ni cómo decir entonces que no es el Moreira III.

@luiscarlosplata