Apenas supera los 30 años, pero aun siendo tan joven Alberto López Gómez, un indígena tzotzil originario de Magdalena Aldama, Chiapas; ha recorrido un firme camino para poner en alto el nombre de México y el trabajo artesanal chiapaneco, logrando además visibilizar el trabajo artesanal en el que él es pionero: el tejido de telar de cintura.

Fue su mamá quien le enseñó la labor, no sin antes decirle que esa era una actividad para las mujeres, algo que afortunadamente él no escuchó. Su trabajo se viralizó gracias a un video creado por la Red Alemana para los Derechos Humanos en México, en la que se cuenta su historia y se muestran los huipiles ceremoniales que ha confeccionado. Esos huipiles que narran a través del textil llegaron hasta la Semana de la Moda de Nueva York, el año anterior.

Cuando tengo la oportunidad de hablar con él, vía telefónica, le pregunto que si desde que él aprendió a tejer a ahora, considera que México ha cambiado, que si somos un poco más abiertos. “Uff, qué pregunta tan complicada”, dice para comenzar y relata que sí, ve más apertura entre los jóvenes, aunque enfatiza que esto es gracias a que ellos hacen la labor de dar a conocer el proceso de creación de las prendas, así como de explicar el significado de los símbolos presentes en los tejidos.

Alberto López Gómez cuenta con su propia marca de ropa, K’uxul Pok y es fundador de una red de 150 tejedoras. Juntos crearon una línea de prensas artesanales y trabajan para enaltecer los tradicionales tejidos y brocados de su municipio.

Alberto me cuenta que a pesar de la pandemia, para él y sus compañeras tejedoras, el trabajo ha mejorado. “Ha incrementado el trabajo de lo que nosotros hacemos” y él mismo afirma, “fue un logro que conseguimos cuando estuve en Estados Unidos”. Le cuestiono que si al mencionar a las compañeras, se refiere a las tejedoras que forman parte del proyecto de su marca y dice que no solo ellas, ahora trabaja con tejedoras de otras seis comunidades en diferentes proyectos que promueven el tejido tradicional.

“Cuando empecé estuvo muy complicado, pero justamente los jóvenes, que están viendo y muchas personas que me ayudaron e impulsaron dando a conocer el trabajo y ese es el mayor logro”, gracias a eso, hoy tienen muchos pedidos.

Ante el panorama que él mismo vivió, en el que en función de las tradiciones y costumbres, el tejido de telar de cintura era una actividad exclusiva para mujeres, Alberto López continúa rompiendo estereotipos y para eso imparte talleres a los que pueden entrar tanto hombres como mujeres. Y enfatiza que esos cursos, “no solamente son para la gente de los Altos de Chiapas, sino para gente de otros estados”. Por el momento solo ofrece talleres presenciales, en cada taller acepta tres personas, para asegurar la sana distancia. Grupos que se turnan, pues ahora cuenta con 12.

Referente para los niños de Chiapas

Entre los libros que cada año reparte la SEP, a los niños de tercero de primaria les entrega uno sobre su entidad, en el que entre otras cosas se habla de las actividades económicas. Y en la edición más reciente, en la página 42 del libro de Chiapas aparece Alberto López Gómez como tejedor, evidenciando que esa actividad no es solo para mujeres. “Fue un proyecto muy interesante para mí, saber que los niños lo van a ver en la escuela”, asegura. “Se trata de nuestro trabajo y formo parte de esa parte del libro de primaria”.

Con humildad, Alberto López Gómez añade, “Gracias a Dios que me han visto, que me han conocido los maestros, las escuelas y universidades de varios Estados. Que me han invitado a conferencias y pláticas con los estudiantes, me siento orgulloso porque al final a mí me gusta compartir mi historia de lo que he pasado y de lo que estoy haciendo; para que los jóvenes vean que todos podemos”. Luego lanza un breve pero contundente mensaje, “Que los padres de familia que valoren, respeten, ayuden y apoyen a sus hijos, porque todos tenemos una meta”.

Mi última pregunta fue, qué significa para Alberto tejer, “es exaltar el conocimiento de los pueblos indígenas. Nosotros como artesanos, mostrar cómo vivimos en la comunidad, significa demostrar el arte que tenemos todavía, que nosotros guardamos la historia que nos dejaron nuestros antepasados”.