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Alanís: un siglo de puro sabor
Emblemática empresa saltillense, la “Empacadora Alanís” cumple un siglo de actividad estos días, habiendo sido sus fundadores los hermanos Benjamín, Fidelio, Francisco y Manuel, originarios del Cercado, Nuevo León, pero que al haber residido muchos años en esta ciudad, son considerados saltillenses, pues aquí echaron raíces y formaron sus familias.
Los hermanos Alanís se dedicaban a los abarrotes en una tienda de Ramos Arizpe, sin embargo, un día se descarriló un tren entre Saltillo y Ramos, con dos vagones llenos de cerdos, su dueño no sabiendo que hacer con ellos se los vendió a los hermanos, quienes los transformaron en chorizo y chicharrones.
Luego entró en escena, don Nicolás Vonrroson, alemán que les enseñó a elaborar jamones, y los Alanís pasaron de abarroteros a productores de alimentos. El 7 de junio de 1920 compraron la última casa sobre la calle de Zaragoza 137 en Saltillo, y días después, el 22 de ese mes, establecieron su empresa con una inversión de 30 mil pesos oro, iniciando actividades el 29 de noviembre de ese año, elaborando el famoso chorizo “Selecto.”
En 1940, ya se encontraba al frente del negocio la segunda generación, con Francisco—don Paco-, Ricardo y Óscar. Una nota del “Diario de Saltillo” de 1956, consigna que el negocio se ubicaba sobre la calle de Zaragoza, número 711, en un local de 30 por 70 metros cuadrados, procesando los siguientes productos: menudo de res “Supremo”, carnitas, lengua, jamón, paté de hígado, salchichas estilo Viena, queso de puerco, mortadela y pastel de carne. Aquí hago una pausa pues comienzo a salivar.
En 1986, don Paco le compró a sus hermanos y con su hijo Jorge continuaron impulsando la empresa. En 2009 al fallecer su padre, y siguiendo sus indicaciones, Jorge Alanís Canales reubicó las instalaciones en el parque industrial de Ramos Arizpe, logrando la certificación TIF (Tipo Inspección Federal).
En 2016, adquieren la marca “Don Chema”, líder en chorizo y encurtidos de puerco, y en el otoño de 2018 la empresa obtuvo la certificación para exportar a Estados Unidos, realizando el primer embarque de carne seca de res al año siguiente.
La empresa cuenta con tres sucursales: Zaragoza, Pedro Figueroa y Musa, inaugurada ésta última a mediados de septiembre de este año. La fuente de esta información proviene del sitio web de la empresa con la razón “Alanís Alimentos”.
La joya de la corona es sin duda la aldilla, que es una de las partes más sabrosas y jugosas del cerdo; es un corte sin hueso que se obtiene del estómago del animal. Este manjar ha abierto las puertas a los saltillenses en sus actividades, ya sea políticas, empresariales o con amigos, quienes siguieron el consejo de Napoleón, a quien se le atribuye la frase aquella de que a los pueblos se les conquista por el estómago.
El restaurante “Pour La France” tiene un desayuno delicioso: chicharrón de aldilla con huevo. En cierta ocasión, en la aduana de Del Río, una oficial gringa con signos de histeria, le confiscó a un amigo dos cajas de aldilla; casi una tragedia.
En lo personal, además de la aldilla, tengo predilección por las chuletas de puerco, el chorizo seco; ese de cajitas, confiando en que vuelvan a vender la costilla cargada, otra delicia gastronómica.
No cualquier empresa saltillense logra cumplir 100 años de actividad, por lo que hay que reconocer este logro de la familia Alanís. Este año también la panadería “El Radio” alcanzó esa meta.
Creo que tanto el Ayuntamiento, a través de la Presea Saltillo, como las cámaras empresariales, deben reconocer el esfuerzo de estas empresas y de quienes las han mantenido, honrándolas como se lo merecen. Sirvan estas líneas para felicitar a la familia Alanís, que en su cuarta generación sigue ofreciendo productos de gran calidad a los consumidores, esperando que cumplan otros 100 años. En 2025, “Nieves Ramos,” y en 2026, “La Victoria”, de don Raúl Martínez cumplirán un siglo de vigencia.
m_davila554
@hotmail.com
Mario Dávila Flores
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