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Al ‘cliente’ lo que pida; Barza goleó al Sevilla
BARCELONA.- El Barcelona aplastó al Sevilla en un abrir y cerrar de ojos, con 8 minutos furiosos que hundieron al equipo andaluz, tan atrevido y ansioso de salida como despistado y calamitoso en defensa. 3-0 apenas superada la media hora y 4-0 definitivo para repetir el drama de Lopetegui, que acabó sin saber hacia dónde mirar.
Y con esperpento, con la doble expulsión del debutante Araujo, por falta al “Chicharito” Hernández en la frontal del área, y Dembélé, que algo debió decirle al árbitro en plenas protestas... Y que deja, de entrada, en el aire su presencia en el Clásico dependiendo de la sanción que pudiera recibir.
Ganó, goleó, el Barza por su acierto en el remate, descomunal frente a la mala puntería de un Sevilla que probablemente no mereció un castigo de semejante tamaño, tocado de muerte con los 3 goles recibidos en 8 minutos y que incluso salió en la segunda mitad dispuesto a jugar, volviendo a gozar de ocasiones... Y sin ser capaz de darle la vuelta a una noche terrible.
Un centro de Semedo desde la izquierda encontró a Luis Suárez increíblemente desmarcado en la frontal del área para que el uruguayo tuviera tiempo de sacarse de la chistera una magnífica, excepcional, chilena que sorprendió a Vaclik para abrir el marcador.
Golpeado e incrédulo por su mala fortuna, el Sevilla, que apenas un minuto antes del 1-0 desaprovechó una grandiosa ocasión con el cabezazo demasiado picado de Luuk de Jong, recibió poco después dos golpes más, consecutivos, que le hundieron. Primero con un centro muy cerrado de Arthur que esperándolo con las manos Vaclik acabó con el balón en la red por la entrada supersónica desde atrás de Arturo Vidal y después, sin tiempo a recuperarse, hundido con la carrera de Dembélé, bestial con recorte dentro del área y remate cruzado a la red.
El Barza no necesitó mucho más. Cerró la primera parte con 4 remates a puerta y 3 goles, sentenciando a un rival que le plantó cara en el juego y fue desquiciado en el remate, regresando del vestuario con la misma intención de jugar... Y la misma mala fortuna en el remate.
Rendido ya acercándose el partido al final, cuando una falta sobre Suárez le dejó el balón plantado frente al área, escorado a la derecha y listo para su lanzamiento mortal que acabó en la red de Vaclik, impotente ante la habitual magia del crack argentino a balón parado.