Ahora sí, otros datos

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Ahora sí, otros datos

Por enésima ocasión el presidente López ha dicho que él tiene otros datos, que desde luego, no concuerdan en nada con los presentados por la Auditoría Superior de la Federación quien dijo que el costo de haber cancelado el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue de 331 mil 996.5 millones de pesos. El Presidente dijo que no rebasaba los 100 mil millones, pero ante la argumentación de la Auditoría no le quedó más que hacer lo que siempre hace: amenazar.

Lo grave de la discrepancia anterior no es que haya dicho que “los datos son equivocados”, eso ya que se sabe porque siempre lo hace cuando las cifras no coinciden con su “sistema de información”, sino el que haya logrado que el Auditor Superior haya cambiado los datos para ajustarse a los designios presidenciales, ya que su trabajo no es agradarle, sino precisamente eso, dar información confiable para que las cosas funcionen correctamente. En cualquier caso, el Auditor debería renunciar porque si se equivocó, el error es muy grande y habla de una incompetencia que demuestra falta de preparación de su equipo y falta de revisión en los detalles de parte de él. Si los datos son correctos, pero los cambió por presión del Presidente, debe irse rápidamente porque él tiene autonomía para cuestionar los gastos, y desde luego, porque no es parte de los siervos de la nación.

El “error” en los datos vuelve a costarle mucho al país, pero también ahora sí al Presidente ya que la una parte de la población se dio cuenta que en México los designios presidenciales son más importantes que la verdad. Sin embargo, hay que revisar un poco las cifras para entender lo que está pasando con la cancelación del aeropuerto, y como en todo dato, ver cuáles son los supuestos para el cálculo, ya que en una de esas, a lo mejor el presidente puede decir que no costó nada cancelarlo.

La cantidad final no es muy importante, es simplemente un costo que no debió darse. Lo importante es que para pagarlo se utilizarán impuestos, esto es, todos los mexicanos tendremos que desembolsar una cantidad alta de recursos, que sobre todo en estos momentos deberían aplicarse a necesidades más urgentes. Por ejemplo, el gobierno federal debe aún pagar 4 mil 200 millones de dólares de bonos vigentes a los inversionistas del Nuevo Aeropuerto de 2019 a 2047. Además, el dinero saldrá de los pagos de la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA) del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Esta reducción de recursos tendrá un impacto en la modernización del inmueble y en su nivel de obsolescencia.

Lo peor es que esa cantidad se pagará con intereses en los siguientes 20 años, mil millones a una tasa fija de 3.875% y tres mil millones a una tasa fija también, pero del 5.5%. De esto, no se mencionó nada en los cálculos. Tanto capital como intereses tendrán que ser amortizados parcial o totalmente por parte del erario público, y el problema mayor es que los viajeros aéreos han caído drásticamente por la pandemia, obligándonos a pagar, por decisión presidencial a todos nosotros. Si de desperdicio y dilapidación de recursos se habla, se tiene que mencionar que sólo dejar abandonado el nuevo aeropuerto costó 140 mil millones de pesos; 75 mil millones en la obra propiamente hecha, y el resto en infraestructura de varios tipos como vialidades, ramales del tren y hasta cuestiones hidráulicas. Como puede verse, los 100 mil millones de los que habla el presidente siempre quedan cortos.

Errores técnicos o no, hay hechos claros que no se comprenden en la evaluación de la Auditoría. Bajo un análisis muy simple, ni el Presidente ni la Auditoría están en lo correcto o no explican su metodología para hacer cada parte sus cálculos. La Auditoría sólo ha dicho que se equivocó, pero no ha dicho en qué. Mientras que el Presidente, a través del Secretario de Hacienda, ha dicho en que se equivocaron los otros, pero no han explicado cómo llegaron ellos mismos a esos números irrisorios que no concuerdan.

La política y la ciencia económica parecen no poder convivir en este sexenio, los otros datos hacen su aparición ya casi todos los días, cuando el propio secretario de Hacienda dice que ya se “compraron” más de 240 millones de vacunas, pero el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, pide a la organización mundial de la salud que no acaparen las vacunas los países desarrollados. Alguno de los dos secretarios tiene otros datos.

Nuevamente hay datos incorrectos por parte del Presidente, no hay concordancia y no puede haberla por lo que se ha mencionado anteriormente. Si el gobierno federal cree que no incluyendo todos los números se pueden hacer cuadrar las cuentas, entonces se incurre en un doble discurso que deja en claro que no hay honestidad ni transformación.

En el gobierno federal ya no saben cómo alcanzar los números que prometieron o salvar a México del problema económico en que está. Se canceló el mejor aeropuerto que se tenía posibilidad de construir por acusaciones de corrupción, pero no hay a la fecha nadie con una responsabilidad fincada. El intento de Aeropuerto Felipe Ángeles, es de risa, no tiene ni vías de acceso y ni las tendrá en un año como lo ha prometido el Presidente (alguien tendrá la culpa de eso), y lo peor, todo México tendrá que pagar por algo que no se tiene. ¿Cuántas vacunas se podrían comprar con 330 mil millones de pesos? A 40 dólares la dosis, alcanzaría para 412 millones de vacunas aproximadamente.