Ahí estará con su misterio

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Ahí estará con su misterio

CON TEXTO

El misterio de la Madre-Virgen-Reina del Tepeyac ahí está desde hace siglos. El ayate donde está presente su imagen sobrevive a los inciensos y a las bombas, al polvo acumulado de cientos de años, a la resequedad que consume los colores y a la humedad que destruye los tejidos…
Ahí está con el mismo mensaje, la misma postura, la misma mirada. Su presencia  que ha sido permanente durante siglos, llegó para quedarse… ¿hasta cuándo?

¿Hasta cuándo se queda una madre? Por definición las madres son para siempre. No son para un evento como los edecanes, ni para adornar una boda o un cumpleaños, ni para cubrir emergencias o atender enfermos o consolar los sufrimientos o escuchar las intimidades a su manera siempre comprensiva. Todas estas son manifestaciones de una dimensión más profunda que les da su ser exclusivo de  madres: dar la vida y mantenerla viva.

Admiramos y nos sorprende el acostumbrado misterio de la Virgen de Guadalupe y su presencia en toda América y en Notre Dame de Paris, y en la Basílica del Vaticano y en todo el mundo. Esta presencia globalizada desde hace siglos que produce millones de peregrinos que textualmente buscan su mirada, simplemente es inexplicable desde una perspectiva humana que excluya la Fe viva.

Las explicaciones sociológicas, psicológicas, antropológicas que no toman la Fe de los peregrinos como la razón fundamental de la búsqueda de la mirada son elucubraciones mentales y meras especulaciones que intentan explicar lo inexplicable del misterio de la Fe. Las interpretaciones políticas o meramente económicas dan risa y confunden la contemplación del misterio con el uso político, económico o manipulador del mismo.

El misterio del Tepeyac es tan claro que parece que carece de misterio. Pero ¿tenemos respuestas razonables a las siguientes preguntas?: ¿Por qué se aparece a un indio… en México… en tiempos de la conquista? ¿Qué motivó a la Madre de Dios venirle a decir a un indio pobre y marginado “Yo soy tu  piadosa Madre”?… “¿no estás en mi regazo?” ¿Por qué tiene la cara morena… se cubre con manto color verde… y se queda en un ayate?

La Fe que acepta el misterio incluye las respuestas a esas preguntas. Unas respuestas que solamente son razonables y convincentes en el contexto de creencias cristianas. Los peregrinos que buscan la mirada de la Virgen de Guadalupe lo hacen porque creen que ella es la Madre de Jesús, el Hijo de Dios que vino a dar su vida para que todos fuéramos hijos de Dios y tuviéramos su vida. 

Ella viene y se queda en el Tepeyac para seguir dando la vida cristiana a todos los que la necesitan y mantenerla viva a los que la buscan como Madre. Mientras haya gente que crea que la necesita y la busque ahí estará... sin falta.

Javier Cárdenas