Agustín de Iturbide, el libertador y emperador mexicano cuya estrofa del Himno Nacional no puede ser entonada

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Agustín de Iturbide, el libertador y emperador mexicano cuya estrofa del Himno Nacional no puede ser entonada

Un 19 de julio de 1824 murió fusilado el Primer Emperador de México, héroe y villano de la patria. Foto: Tomada de Internet
Un 19 de julio de 1824 murió fusilado el Primer Emperador de México, héroe y villano de la patria

Agustín de Iturbide fue un destacado político y militar que participó en la Guerra de Independencia y fue proclamado Emperador de México con el nombre de Agustín I, el 18 de mayo de 1822.

La vida de Agustín de Iturbide refleja como pocas los vaivenes del proceso que condujo a la emancipación de México. En 1810 condenó la temprana insurrección independentista del cura Hidalgo, y desde el bando realista combatió y derrotó a sus seguidores. 

En 1821 se unió al bando independentista, proclamó el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821. Más adelante, en agosto del mismo año firmó los Tratados de Córdoba con Juan O'Donojú. De esta manera se logró consumar la independencia el 27 de septiembre de 1821. Presidió la regencia del primer gobierno provisional mexicano.

El 19 de mayo de 1922 Iturbide se proclamó emperador con el nombre de Agustín I. En medio de la alegría general, los republicanos hubieron de sufrir, además, que el Congreso declarase hereditaria la sucesión al trono.

Durante los apenas diez meses que duró su reinado, la falta de apoyos más allá del de sus partidarios incondicionales y las impopulares medidas encaminadas a resolver los graves problemas financieros fueron debilitando su posición. Muy pronto hubo de enfrentarse a una conspiración de carácter republicano. Iturbide decidió entonces disolver el Congreso (octubre de 1822) y nombró una Junta Nacional Instituyente que actuaba por completo a su servicio.

En marzo de 1823, Iturbide se vio obligado a abdicar. Se exilió en Europa y un año después volvió a su país, ignorando que el Congreso mexicano lo había declarado traidor. Detenido a su llegada, el forjador de la independencia fue fusilado por soldados compatriotas a los cuarenta y un años de edad. Tardaría años en ser reconocido como padre de la patria; en 1838, bajo la presidencia de Anastasio Bustamante, sus restos fueron inhumados con honores en la Capilla de San Felipe de Jesús de la catedral capitalina.

De realista a patriota, de emperador a traidor: naturalmente, las vueltas y revueltas de tan tortuoso camino no se deben únicamente a las circunstancias históricas. Carismático y de temperamento conservador, pero sin ninguna ideología concreta, Iturbide tendió siempre a adherirse a la opción que juzgaba ganadora, encarnando el paradigma del político excesivamente pragmático y oportunista.

Pero, pese a no ser tan admirado como otras figuras de la emancipación, México le debe la independencia efectiva: Iturbide triunfó donde Hidalgo y Morelos habían fracasado.

Vetado del Himno Nacional

A pesar de ser uno de los libertadores de la Nueva España y de lograr la consumación de la Independencia, el modo de actuar de Iturbide durante la Guerra de Independencia hizo que una de las estrofas del Himno Nacional fuera eliminada y prohibida su entonación:

“Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos!, valientes seguid.

Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas hazañas de alfombra;
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo Adalid”.

En 1943, tras varios años de cantarse con sus 10 estrofas originales, se decretó prohibir y eliminar las partes que hacían referencia al primer emperador de México, Agustín de Iturbide al igual que al dictador López de Santa Anna, como el guerrero inmortal de Zempoala.