El 22 de marzo es uno de los días más significativos en la agenda pública ambiental, se conmemora el Día Mundial del Agua con el objetivo de sensibilizar sobre los grandes retos que enfrentamos en la gestión sustentable del agua, que incluye garantizar cuidar el recurso natural, así como garantizar la existencia de cantidad y calidad, entre la población de manera justa. 

El acceso al agua potable limpia es un derecho humano, desde 2010 fue reconocido explícitamente en la Asamblea de las Naciones Unidas.  Hoy en día cumplir ese derecho se vuelve un desafío cada vez más complicado ya que el cambio climático suma grandes riesgos y vulnerabilidad para disponer de cantidad y calidad suficiente para abastecer las necesidades de una población mundial cada vez mayor, con crecientes demandas de la agricultura, la industria y el crecimiento urbano. 

Las afectaciones mayores del cambio climático que resiente la sociedad son las derivadas del agua, ya sea por su escasez o las devastadoras consecuencias de inundaciones, las cuales se agravarán y serán más frecuentes de no revertirse la tendencia de calentamiento global.  A esto, sumamos la apremiante necesidad de disponer de agua para contener la propagación de enfermedades infecciosas, incluida la de COVID-19. Lamentablemente, en el mundo casi tres millones de personas en el mundo no tienen agua para lavarse las manos.

Ante el cambio climático, el reto prioritario a nivel global y local, sin duda es la gestión sostenible de agua, porque la afectación mayor en los recursos hídricos atenta contra los ecosistemas, la seguridad alimentaria, la salud humana, el crecimiento económico e industrial, el desarrollo de las ciudades, sobre todo, el bienestar humano. Se proyecta que para 2040 la demanda mundial de agua aumentará 50%, lo que agrava enormemente la situación actual.  

Es urgente enfocar esfuerzos de para consolidar políticas de adaptación y mitigación al cambio climático priorizando la gestión sustentable del agua con mecanismos de financiamiento de proyectos con visión de largo plazo. 

A nivel individual, nos hace falta desarrollar más conciencia sobre el cuidado del agua, darle valor no sólo por lo que usamos diariamente, si no porque detrás de todos los bienes y servicios que utilizamos, también está el agua, haciendo posible nuestra vida y desarrollo.