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Agua contaminada; ¿Quién cuida lo que consumimos?
Tal pareciera que muy poco nos sorprende a los seres humanos, a los mexicanos en particular. Creo que mucho influye el enorme caudal de información en general, en especial la negativa, de la cual hay mucha. Este espacio no será la excepción. Tratamos de guardar la objetividad, resaltar noticias positivas que nos hacen falta y mucho. Pero hay casos como el que habremos de narrar, que de plano son para llorar, ni siquiera hay opción de reír ante el absurdo de la terca realidad.
Hace aproximadamente tres semanas, tres organizaciones de la sociedad civil, enfocadas al cuidado del agua, publicaron un reporte que tiene sustento en información oficial, obtenida mediante mecanismos de transparencia. Es decir, más allá de las posturas ideológicas o políticas de quienes integran estas agrupaciones, la información que sustenta el grado de alarma, se basa en datos duros que no fueron obtenidos por ellos, sino por la mismísima autoridad, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA). Para decirlo claro, tanto el acusado como el acusador, coinciden en los datos.
La calidad de agua para consumo humano se mide de acuerdo con la norma oficial que emite la Secretaría de Salud, NOM-127-SSA1, misma que suele ser actualizada conforme avanzan los años. Existe un último proyecto que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el año pasado, el 6 de junio, veremos cuando se haga oficial. El caso es que en nuestro país la norma oficial mexicana está de adorno, no se respeta y la autoridad lo reconoce. Peor aún, los efectos nocivos de este hecho son letales para la población.
Cáncer de piel, vejiga, hígado, riñones, pulmones, entre otras enfermedades son las que se pueden producir, a decir de estas organizaciones, debido a la contaminación por arsénico. Esto se ve en 198 alcaldías de 22 entidades. En cuanto a coliformes fecales, estos se encontraron en 598 alcaldías de 28 entidades y contaminación por fluoruros en 227 municipios de 24 estados de la república mexicana.
Coahuila reporta arsénico en 20 de sus 38 municipios y en 162 escuelas. Solo transcribo partes del reporte con la ayuda de la única cobertura de prensa que tuvo en La Jornada, en nota publicada por Angélica Enciso L. A decir de estas organizaciones, la mala calidad del agua tiene que ver con la sobreexplotación del agua subterránea, la deficiente gestión por parte de los organismos responsables y una laxa regulación.
No es cosa menor, al contrario. La vida y la salud de nuestra gente está de por medio. Será que alguien pueda voltear a ver el problemón. La mayor frustración es que sí hay soluciones. Por un lado, están las regulaciones, darle dientes a la autoridad.
Lamentablemente eso pasa por los delitos que produce la corrupción y su respectiva prima hermana la impunidad. Ese es el deber ser, quizá algún día, con la menor cantidad de víctimas posibles, algún gobierno decida hacer algo al respecto. Pero también están las soluciones técnicas y ambientalmente sustentables. Más aún, existe dinero suficiente en la banca de desarrollo para impulsar soluciones que mejoren la gestión en el manejo del agua. Soluciones que cumplen con estándares internacionales que van más allá de la NOM. ¿Y luego? ¿por qué no se hace? Dos razones fundamentales. Para solicitar recursos para un proyecto, se requiere de un estudio que por lo general es mucho más caro de lo que debe de ser, a veces inflado de manera desproporcionada. Corrupción. En segundo lugar y viene desde el estudio, se hacen proyectos que van más allá de las necesidades reales, muchas veces ni siquiera atienden el problema principal. Se trata por lo general de obras que se inflan, para inaugurar, suelen no servir para mucho y truenan al paso de los años. Pero eso sí, los cuates del alcalde cobran y por qué no, el alcalde también. Corrupción, la corrupción es el sistema.
@chuyramirezr
Jesús Ramírez Rangel
Regresando a las fuentes