Agenda social (9)Agenda social (9)

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Hay libros los cuales son lectura obligada en los tiempos de escuela. Bueno, cuando había escuela y libros y alumnos en las aulas. Hoy todo eso es letra muerta. Vivimos en el abismo, no va a ser fácil salir de allí. Todas las instituciones serias hablan de un atraso de entre 3 y 5 años en la calidad educativa de los muchachos. El atraso es brutal. Es decir, generaciones perdidas y condenadas a la ignorancia. Retomo la idea iniciando párrafo: antes, cuando había libros, alumnos y maestros de carne y hueso los cuales a la vez, sabían leer y escribir para fortuna de todos, éstos exigían a sus muchachos ciertas lecturas para el ciclo escolar.

Lo mismo en primaria, escuela secundaria, preparatorio y claro, en la carrera elegida (Comunicación, Sociología, Derecho, Sistemas…). Todo mundo pasaba (eso creo, caray) por un buen número de libros y lecturas obligadas para despuntar en materias que así lo exigían. Uno de estos autores el cual recuerdo en mis mocedades, fue lectura obligada para su servidor en el legendario Ateneo Fuente, fue el autor alemán Herman Hesse. De esas lecturas obligadas ya recuerdo poco de ese momento, mis intereses eran otros, entre ellos, aprobar los cursos y claro, vivir y un tanto, divertirme; aunque en honor a la verdad ya también trabajaba.

Pero, dichos autores obligados se quedaron en mi alfabeto y ya de adulto y cuando empecé a desembocar y edificar lo que ahora soy, escritor y periodista, fueron no lecturas obligadas, sino fundamentales para mi formación. De esa época destaco dos autores de un mazo de naipes: Oscar Wilde y Herman Hesse. Ahora, por un trabajo de ensayo el cual estoy pergeñando a cuenta gotas, estoy releyendo (de plano, leyendo por primera vez muchos de sus 40 volúmenes de relatos, ensayos, poemas y novelas, seamos francos) al Nobel alemán naturalizado suizo, Hesse (Nobel de Literatura de 1946). Pues sí, una maravilla que uno en la adolescencia no valora del todo.

De un libro deriva una enseñanza la cual se quedó tatuada en mi memoria y para siempre. Es en el volumen “Siddharta”, enseñanza la cual es la búsqueda precisamente del hijo de Brahaman para alcanzar la sabiduría y un estadio superior, eso llamado nirvana. Cuando el muchacho, Siddhartha Gautama (considerado como el último Buda y fundador del budismo, claro) deambula de secta en secta y de región en región en busca de la perfección, cuando en una ciudad le preguntan qué sabe hacer, éste contesta: sé pensar, sé esperar y sé ayunar.

Toda, toda mi vida he modificado la frase precisa e imbatible de Herman Hesse por la siguiente mía: sé orar (en lugar de pensar, puf), sé esperar y sé ayunar. Si usted pone en práctica lo anterior, señor lector, su vida será precisa y preciosa y no, no tendrá jamás angustia ni motivo alguno de desvelo. La paz llegará tarde o temprano a usted y eso llamado calidad de vida se hará presente. Hay que saber pensar, hay que saber esperar y hay que andar por la vida con moderación y frugalidad e incluso, hay que ayunar…

ESQUINA-BAJAN

Punto uno: Samy Vs. Calasso. Y hoy, en estos tiempos convulsos de pandemia y sobre todo, en esta oscuridad y mediocridad reinante de Internet donde todos son iguales ante una cámara y donde los cuerpos son privados y los desnudos son públicos y compartidos; es decir la era del espectáculo, el oropel y las vidas fingidas en “tiempo real” le han ganado la partida y definitivamente al arte, las letras y a la cultura en general. Murió un comediante con una especie de retraso mental, Sammy Pérez (31 de julio), patiño de Eugenio Derbez en sus comedias y fue noticia en portadas de diarios no sólo de Saltillo, Monterrey, sino en todo México. Fue portada su sentida muerte (el espectáculo y chacota mediática), pero para desgracia de la humanidad y toda, justo también ese día o un día anterior, había muerto uno de los últimos sabios globales, el gran escritor y editor Roberto Calasso (80 años).

Punto dos: salvo algunos diarios nacionales, pocos o nadie tierra adentro, publicaron del deceso de semejante ser humano, el cual nos ha dado motivos para pensar, meditar y orar. Pues no, ya nadie piensa. Nadie lee. Ya nadie se preocupa, nadie se entrega a orar como Dios manda. Intercambiando mensajes cortos vía SMS con el académico y periodista Luis Carlos Plata, éste me deletreó lo siguiente con sus bien mediadas palabras (espero no cometer una infidencia al publicar aquí su análisis): “La civilización del espectáculo master, bien dijo Vargas Llosa. La dictadura del click y like. Ya el algoritmo de la inteligencia se comió a la humana”.

Punto tres: por eso es importante, muy importante la labor de la prensa y sus escritores y periodistas. Por eso es importante, muy importante la labor de los maestros y educadores. Pero si todos siguen como rebaño a Internet, pues estamos jodidos y somos harto manipulables y maleables.

Por eso noticias como la muerte hace meses del sabio George Steiner y hoy la del inconmensurable Roberto Calasso (a quien saludé de mano en la FIL de Guadalajara en 2004, eterno candidato al Nobel de Literatura), deberían de ser ponderadas justamente en la marea informativa por los diarios y portales y enseñar a los ciudadanos, esa masa de palurdos e iletrados, por qué es importante la muerte de Calasso sobre un cómico como Sammy. No hay duda: estamos en vías de ser engullidos por nuestro celular “inteligente.”

LETRAS MINÚSCULAS

¿Pensar, orar, esperar y ayunar? Pobre Herman Hesse. Pinche vida.