Agenda social (7)

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Agenda social (7)

Pero, en México, la gente está no cansada, sino harta de seguir las recomendaciones de salud

Semana negra del día 11 al 18 de este mes de julio. De hecho, año negro, como el pasado, para México y el mundo. Pero más para México y su primitiva manera de gobernar por parte de Andrés Manuel López Obrador y su equipo de claques adocenados. Semana negra con un ritmo de contagios por el orden de los 11 mil a más de 12 mil diarios. Infectados al por mayor. Con vacuna o sin ella. Con agua de horchata en las venas o con agua de toronja. Da igual. El bicho ha mutado, como en los buenos libros y  cintas de ciencia ficción y es imposible pararlo.

Las variantes y mutaciones ya están aquí y sólo en la Ciudad de México, 65 por ciento de los nuevos infectados, tienen la variante “delta” en su organismo, un bacilo más fiero que nunca. En Sinaloa, el pasado 17 de julio, sus autoridades anunciaron que dicha entidad pasaba a semáforo rojo de nuevo. El bicho de ojos rasgados había matado y sólo en dos días a tres niños de uno, 10 y 14 años de edad. Una tragedia. Pero ojo, con más de año y medio de vivir con el bacilo en nuestro patio, ya deberíamos estar lo suficientemente alertas y despiertos para no infectarnos. Y menos niños como los anteriores. Pero, en México, la gente está no cansada, sino harta de seguir las recomendaciones de salud (escasas y mínimas, por lo demás).

Esto es un pandemónium y se ha privilegiado la economía sobre la salud. Pero, en esto sí no podemos condenar a nadie. Se vive al día. Literalmente. Si no se sale a trabajar, no hay para lo básico: comer. Ni para satisfacer las más elementales necesidades. Se crece a nivel macroeconómico, bueno, se mantiene estable dicho crecimiento, pero eso poco o nada dice en los bolsillos de la clase jodida de México. Clase que ahora aumentó en proporciones gigantescas. ¿Por qué los mexicanos no cumplimos con los debidos protocolos de salud que aquí son “recomendados” pero nunca fueron “obligados”? Pues por eso, desde el mismo Presidente de Morena (que no de los mexicanos) Andrés Manuel López Obrador, el cual debido a su terquedad y tozudez, jamás ha usado cubrebocas. Jamás.

Ahora bien, digamos que usted es de los que sí cumplen con todos los protocolos de cuidado de salud para evitar contagios e incluso, usted va más allá al acatar otros dictámenes aún más rudos, los cuales los ha hecho suyos para no ser mordido por el bacilo que ahora, ha mutado y es más fiero que nunca. Pues usted, con todo respeto, como yo, estamos en manos… del azar, no de la ciencia. Estamos jodidos, pues.

Lea lo siguiente: en Estados Unidos y en la lista negra de la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de EU), han prohibido la entrada y claro, la venta, de más de 200 sanitizantes hechos en México (17 de julio). En traducción directa al cristiano es lo siguiente: el gel, sanitizante o spray que usted lo más probable usa (son 254 productos, es decir, todos) para protegerse, son nocivos para la salud. El organismo regulador gringo ha alertado que los productos mexicanos “contienen agentes tóxicos como metanol y 1-propanol, presentan contaminación microbiana o se empaquetan en recipientes similares a los alimentos y bebidas”.  

ESQUINA-BAJAN

Punto uno: en pocas palabras, cuando usted entra a cualquier tienda, lo más probable es que se está poniendo una delgada y fina capa… hasta la madre contaminada de bacterias y microorganismos o si no, de plano, es veneno puro. Si usted no muere por la mordedura del bacilo, va a morir por tanto gel “antibacterial”. En medio de este pandemónium, los contagios son del ritmo de más de 12 mil diarios, es decir, como siempre y eso que estamos en un flamante semáforo “verde”, según San Hugo López-Gatell. Al momento de redactar la presente, van más de 236 mil defunciones en México (cifra que usted debe al menos triplicar, según alertan y siempre los organismos serios internacionales) por la mordedura del bicho chino.

Punto dos: ¿Cuántos años piensa usted vivir más, estimado lector? Bueno, si acaso a esto usted le llama vida. Vida digna. ¿35, 48, 59 años más? Yo y en honor a la verdad, si usted me ha leído frecuentemente en este espacio de VANGUARDIA, le repito: con este chingadazo de vida he tenido. Y no creo en esa patraña de los hermanos orientales de la reencarnación. Sería un abuso (y tal vez aburrido) el vivir de nuevo. Y esto es la tragedia de los vampiros, los temidos chupasangres. Ahora, con esto de Internet, imagino los hijos de Drácula, se aburren en las redes sociales y no atemorizan a nadie. Son eternos y ahora deben de adaptarse a navegar en Internet. Puf.

Punto tres: volvamos al punto. Usted quiere vivir 38 años más y para eso se necesita dinero. En el número 6 de la revista “Muy Interesante” con fecha de junio de 2021, en dos páginas se presenta una interesante y buena entrevista con Mario Borghino, autor de dos libros que lo tienen en los cuernos de la luna en lecturas y ventas: “Los paranoicos se salvan” (Grijalbo) y “El arte de hacer dinero” (Random House). El tipo sabe de lo que habla y lo habla y lo escribe de una manera tan sencilla y clara, que es imposible no seguirlo y leerlo. Y sobre todo, poner en práctica sus conocimientos.

Punto cuatro: dice Borghino: “La gente en México es un consumidor empedernido de productos que pagan con tarjetas de crédito. No se usan para financiarse por 30 días, sino para financiar el dinero que no ganan. Hay más trabajo informal que formal. La gente desconoce totalmente el producto de su trabajo, el dinero”.

LETRAS MINÚSCULAS

Pues sí, más vale ser sano y rico y no pobre y enfermo. Ráspese la vida estimado lector, nos quedan pocos años sobre la tierra.