Agenda social (6)

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Agenda social (6)

Gracias por leerme. Gracias por atender estas letras en este generoso espacio de VANGUARDIA. Hartos, hartos comentarios me llegan todos los días, lo cual agradezco, con motivo de varias sagas y temáticas de mis letras en estas páginas. Un recado: no, no se me ha olvidado publicar la tercera parte sobre ese tema demoniaco al cual titulé: “Calor, moscas, cucarachas…” Sin duda, tema social, literario, político y claro, al final, tema de vida.

Varios lectores, uno de Monclova, otros de la ciudad de México, varios de aquí, otros profesores lejanos, como de Venezuela, por ejemplo, me han mandado comentarios y han marcado a mi teléfono para acotarme lo siguiente: en el díptico aquí publicado sobre tan álgido y enfadoso tema, se olvidó en mis letras darle su justo luchar al insecto tal vez más famoso de la historia, a la cucaracha más dolorosa y simbólica de la humanidad: la creada por un atormentado checo, Franz Kafka. Sí, cuando Gregorio Samsa amanece mutado en un repugnante bicho en su recámara en “La metamorfosis”.

No, señores y atentos lectores, no olvidé: forma parte importante de mi tercera entrega y luego, tres más subsecuentes en nuestra tertulia sabatina de “Café Montaigne”. Y es que usted lo sabe, ya luego y en tiempos y meses recientes, este tópico en homenaje a Franz Kafka, fue retomado por Ian McEwan, uno de los mejores escritores británicos contemporáneos (el mismo que escondió a Salman Rusdhie en su residencia a costa de su propia vida, cuando a Rusdhie le fue pronunciada su sentencia de muerte, “Fatwa”, por parte de los hermanos musulmanes. Por cierto, este episodio, el abogado Gerardo Blanco Guerra, oficial mayor del Congreso, lo está analizando y puliendo en uno de sus textos de su novela en preparación), en una novela cuando hace amanecer a un bicho cualquiera de la calle… en Primer Ministro inglés. Puf. El texto se llama, si mi memoria no me falla: “La cucaracha”.

Gracias por leerme. Muchas ollas hay en la lumbre. Unas tostándose a fuego lento (los suicidios, los embarazos de niñas y adolescentes), otras ollas de plano, se están quemando a fuego alto y letal: la violencia y maldad sin brida ni bozal, la pandemia la cual no cede ni va a ceder, la política de enfrentamiento por los despejos del PRI (un incapaz Alejandro Moreno en contra de un cacique, como Ulises Ruiz), las horas lerdas y de ensueño en que vive el PAN, la simulación y la tozudez de Andrés Manuel López Obrador y todo su equipo en temas tan delicados en la gobernanza en México.

Todo, todo merece nuestra atención. De hecho, inmediata atención. Pero sigo insistiendo en dos temas fundamentales en esto: todo, todo es cuestión de dos aristas ya olvidadas: educación y cultura. Sin este par de bastiones, estamos jodidos y perdidos. Nadie lo quiere entender y yo voy a insistir en ello. Siempre. Un día, hace muchos años, en una entrevista que le hicieron al maestro, el único Premio Nobel de Literatura mexicano, Octavio Paz, le preguntaron: ¿para qué diablos sirven los libros? A lo cual el sabio dijo: leer, los libros son importantes y fundamentales, porque nos otorgan y aumentan nuestra capacidad de amar.

ESQUINA-BAJAN

Punto uno: “Los meses con mayor luz y calor tienen mayor tendencia de suicidio que el invierno”, la puntillosa observación es del doctor Enrique Chávez León, ex Presidente de la Asociación Psiquiátrica Mexicana. Esta maldita ola de calor o “cúpula”, ha incidido perfectamente, alterando el comportamiento de los humanos en todo el mundo, Saltillo no es la excepción. VANGUARDIA, como siempre, haciendo el trabajo que no hace la Secretaría de Salud del lagunero Roberto Bernal (dudo que haya alguien inteligente en dicha morgue). El pasado lunes 5 de julio, el tremendo reportero José Reyes publicaba en portada una esclarecedora investigación: 2021 se perfila como el año con mayor índice de suicidios en la zona. No hay duda. Van 64 y contando.

Punto dos: sólo en Canadá, la ola de calor ha dejado más de 500 muertos (4 de julio). Lisa Lapointe, directora forense de la provincia de Columbia Británica, advirtió de muertes súbitas registradas en las últimas semanas, las cuales se elevaron a 719. Es decir, tres veces más alta la mortalidad en sus registros históricos a periodos normales: 500 muertes consecuencia de la ola de calor. Lapointe señaló a la agencia EFE, que en los últimos cinco años sólo se habían producido tres muertes relacionadas con el calor en la provincia. En Estados Unidos, la cosa es igual de grave ya.

Punto tres: ponga usted ojo en lo siguiente: ellos tienen registros pormenorizados, tablas, estadísticas y estudios de la incidencia de estas olas de calor demencial y su influencia en las muertes; patrones de conducta, alteración de la psique y carácter en los humanos. ¿Aquí? Aquí el lagunero Roberto Bernal y su equipo son una nulidad. No hay seguimiento a las familias de los suicidas. Por eso, los familiares de suicidas los siguen: siempre hay un familiar que lo intenta o lo logra. Tengo hartos datos al respecto. Mi admirado Francis Scott Fitzgerald en su obra cumbre, “El gran Gatsby”, texto el cual se desarrolla en un verano tórrido en Nueva York (1925), lo advierte y lo deja magistralmente por escrito. Su texto es ejemplo de la alteración de patrones y conductas en los humanos por el maldito y agobiante calor el cual escurre como ácido, en el cuerpo.  

LETRAS MINÚSCULAS

Dentro del mar de llanto y grisura, el próximo texto versará sobre el “Festival Internacional de Saltillo 444”. Ese “Cowboy urbano”, Manolo Jiménez, no descansa. Está cabrón seguir sus pasos.