Agenda social (5)

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Agenda social (5)

La humanidad ha pasado por toda clase de tesis, episodios, historias, atropellos; años y lustros benditos y malditos a la vez. En el siglo XVIII se dijo y era la moda: “Si no hubiera Dios, habría que inventarlo”. Caray, cuanto ha cambiado eso al día de hoy. Si Dios existe hoy, a nadie le interesa ya. Nadie repara en él. Ni premia ni castiga. Es una antigualla que de convocarlo hoy, tal vez descomponga y mucho, el cuadro de maldad en el cual habitamos en el mundo y sobre todo, en México.

En esta saga de textos de “Agenda social” y “Agenda política”, hemos tocado varias veces el punto y diagrama de maldad el cual se ha enseñoreado en todo México. Una verdadera calamidad y azote. Pero cada día que pasa, surgen nuevas noticias de ello. Cada noticia más atroz y violenta a la primera. Cada noticia preñada de un duro y seco espanto el cual de tan cotidiano y común, nos hemos vueltos ciegos al contemplarlo, o de plano, volteamos la cara de ello. Por la repugnancia y tanto y tanto dolor infligido en las víctimas.

No pocos comentarios me llegan, me han llegado sobre esta saga de textos donde hemos abordado someramente la torva maldad de los humanos y sus secuelas, un resquebrajamiento de los vasos sociales y matrimoniales, la indolencia, complacencia y tolerancia de las autoridades federales ante el repunte de bandas y criminales y la escalada de violencia que a todos nos hiere. ¿Por qué somos unos animales en lugar de humanos? ¿No hay temor de un castigo de Dios? ¿No hay temor de un castigo de autoridad alguna?

¿Si fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, entonces se manifiesta en nosotros el Dios vengativo y temible que empuñaba la espada en el Antiguo Testamento, y no aflora la personalidad de Jesucristo y su Dios del Nuevo Testamento donde hay que poner la otra mejilla si nos abofetean la primera? ¿Somos entonces, en esencia malos? Es aquella vieja tesis de Jean Paul Sartre señor lector y usted la conoce al dedillo: en el hombre, la existencia precede a la esencia. Es decir, primero existo, ya luego elijo lo que ha de ser mi esencia. Y al parecer hoy, la única esencia disponible y para todo mundo, es la maldad. En todas sus manifestaciones y envolturas. 

El mundo está podrido, pero México está ya podrido y perdido. La violencia nos azota sin piedad y sin freno. Pero ojo, no sólo son las matanzas y grados de bestialidad (atrocidades) las cuales se hacen presentes de manera cotidiana en Michoacán, Zacatecas, Tamaulipas, Sonora, Chihuahua, Cancún, Acapulco, Tijuana y un largo y doloroso etcétera, no; hay también una violencia sorda, dramática y bestial la cual está aquí y ahora.

Aquí y ahora mora la violencia en nuestra ciudad y en el vecindario todo. Este terrorismo ha escalado silenciosamente y se ha posado entre nosotros, como este maldito calor demencial. Y claro, el calor tiene que ver directamente con el aumento de violencia en la ciudad y los suicidios. No lo digo yo, lo dicen investigadores serios en la materia de los cuales aquí y en próximos textos, le voy a presentar y glosar parte de sus análisis y puntillosos pasajes.

ESQUINA-BAJAN

Punto uno: a este bar fui una sola ocasión. Fue hace un buen de tiempo. Se llama “Bar Lagos”, en Matamoros y Rafael de Cepeda. De hecho, cuando fui, me perdí, tardé en llegar. Conocí a una señorita de buen ver y ella me dijo que iba allí con cierta frecuencia a trabajar. Es decir, bailar y acompañar a los parroquianos solitarios como este escritor. Un día fui y ella no fue. Pero, el lugar es un tanto extraño, la calle es una boca de lobo por las noches y al salir, uno espera de todo, menos llegar con bien a su casa. Así me sentí. Ese día me fue bien, tomé tres o cuatro cervezas y fueron llegando señoritas a trabajar. Nada rescatable según a mi juicio.

A mí me fue bien. Al que no le fue nada bien fue al señor Alejandro Martín de 51 años, quien luego de salir del lugar y al estar tomando con su hijo, José Alejandro, fueron agredidos por otros parroquianos de dicho lugar. Uno de los agresores llegó con una botella rota y le cortó el cuello al señor Alejandro Martín. Su hijo sobrevive, el señor de 51 años murió desangrado en la calle (2 de julio). Una tragedia y violencia desbocada bajo el amparo de ese enemigo mortal y silencioso llamado alcohol.

Punto dos: un hijo, René López Mata, de 39 años, llegó el día 3 de julio a trabajar al taller mecánico el cual regenteaba su papá, el señor José Antonio López de 55 años. Lo encontró tirado en el piso y con múltiples heridas de cuchillo, arma mortal la cual estaba a un lado de la víctima. Nada se pudo hacer por el hombre. Ya estaba muerto. La compañera sentimental del señor José Antonio López, una migrante tabasqueña llegada de zona caliente como lo es Cárdenas, Tabasco (lugar al cual fui un día a un encuentro de escritores. Luego de estar allí, prometí jamás volver a dicho lugar. Es lo más cercano al infierno), al parecer es la culpable. No aparece por ningún lado. Y usted lo sabe, somos dos países diferentes: el norte y el sur. Así son los sureños, violentos como ellos solos. ¿Ella es culpable? Por lo pronto, desapareció justo en la muerte de quien le daba de comer.

Punto tres: creo que lo notó señor lector. En dos días seguidos, dos hechos de sangre con un denominador común: la violencia extrema, la sangre corriendo y manchando nuestras vidas y la tierra, el dolor sobre familias enteras y la maldad como resabio o ejemplo de nuestra bestialidad humana. ¿Oxímoron o pleonasmo? Puf.

LETRAS MINÚSCULAS

La sirvienta que entregó para su muerte a la dama saltillense, Marisa Valdez (11 de mayo), recuerde usted, era de San Rafael. Ojo: Saltillo está colonizado por migrantes. Gran parte, asaltantes y violentos, con un puñal en mano.