Agenda social (3)

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Agenda social (3)

Gracias por leerme. Agradezco siempre su deferencia hacia mis letras. Podemos estar de acuerdo o no, pero eso no es motivo de enfrentamiento, sino de complemento. Habiendo tantos y tan buenos escritores y columnistas y reporteros, agradezco que usted me lea y me lo comente. Gracias de nuevo. Varios textos han merecido su glosa. Y en honor a la verdad, todo, todo está por hacerse siempre. Todo está para comentarse, meditarse y tomar decisiones al respecto. Sobra decirlo: es un tema personal. Es decir, cada uno de nosotros y en las horas de meditación, a la hora del lobo en la cual todos duermen, es cuando debemos de tomar las mejores y sabias decisiones ante los tiempos negros y aciagos los cuales nos asisten.

Hoy, justo hoy en que tenemos el mundo a nuestros pies y a un sólo clic de distancia, justo hoy en comunicación en “tiempo real”, estamos más solos, en soledad y estamos más perdidos que nunca. Tan perdidos y solos, que hace apenas unos días, en 24 horas (15 de junio), tres suicidios. Eso sin contabilizar dos humanos desmembrados ese mismo día por el ferrocarril. ¿Alguien en su sano juicio se queda dormido en las vías sin despertar y esperar a que la mole de toneladas de fierro pase sobre sus desvencijados huesos? ¿Alguien en su sano juicio a plena luz del día y al ver que viene semejante fiera herida bufando y sin detener marcha, se le va atravesar justo enfrente?

Señor lector, en un 99 por ciento de estos casos, son suicidios. Se lo voy a probar. No son “accidentes”, son suicidios y como tal deben de contabilizarse. Al momento de redactar estas notas, tengo registrados 60 suicidios en esta región: un récord. Un maldito récord que a nadie importa. Por cada humano que lo intenta y lo logra, hay al menos 8 personas que también lo intentan y no lo logran a la primera ocasión. Pero, lo van a seguir intentado hasta lograrlo. Por eso es importante darles seguimiento a estas personas atiriciadas de alma y corazón. Cosa que nadie en la Secretaría de Salud del lagunero Roberto Bernal, hace caso. Un foco de infección para el gobernador Miguel Ángel Riquelme.

Todos estamos de acuerdo en algo, en lo siguiente que voy a escribir: creo que todos, o al menos el 99 por ciento de los humanos, admiramos a los santos, a los héroes, a los prohombres, a los genios, artistas; es decir, a aquellos hombres que buscan plasmar, enseñar, inventar o encarnan en su vida misma un ideal de esperanza, rectitud, valor a toda prueba ante las adversidades y son un ejemplo a seguir para la humanidad toda.

Es el caso creo y sin temor en errar, de Sócrates, Jesucristo, Francis Bacon, William Shakespeare, John Milton, Isaac Newton, Leonardo da Vinci, Francisco de Goya… Pero entonces si todos queremos el bien común, tenemos una tabla de valores, una moral que nos viene con la conciencia y la formación tanto personal como educativa, para juzgar lo bueno y los actos reprobables. ¿Por qué hoy, justo hoy, estamos más del lado de la maldad y no de la bondad?

ESQUINA-BAJAN

Punto uno: la Fiscalía General del Estado reporta que hay al menos 60 carpetas de investigación abiertas en igual número de escuelas, por delitos sexuales cometidos contra niños. No poca cosa. Hablamos de eso llamado “el futuro de Coahuila y México”, un futuro nada halagüeño ni prometedor. Las escuelas señaladas son tanto del orden público, como privado (entre éstas, el “Colegio Irlandés” de Torreón y las escuelas “Andrés S. Viesca” y la “Francisco Bocanegra”, de Saltillo). Con la maldita pandemia la cual no está controlada, lo anterior puede incidir aún más en conductas de asilamiento o bien y de plano, patologías en los niños y jóvenes sometidos a semejante crisis emocional, social y personal.

Punto dos: México es un narco cementerio. Aunque nada es nuevo, la violencia demencial se ha enseñoreado a últimas fechas por la indolencia de las autoridades gubernamentales. Felipe Calderón les declaró la guerra a los carteles del narcotráfico. Vicente Fox fue un incapaz. Sabía vender refrescos, pero no gobernar. Con Enrique Peña Nieto siguió la escalada de violencia extrema. Con Andrés Manuel López Obrador y su manera chabacana y pueril de gobernar (“abrazos y no balazos”), estamos padeciendo el peor azote de violencia jamás visto.

Punto tres: actos atroces. Cometidos por humanos, no fieras sanguinarias en busca de alimento ni depredadores de los bosques y selvas. Según la asociación “Causa en Común”, en 2020 hubo 5 mil 380 hechos de extrema violencia y 6 mil 365 víctimas. El año pasado se descubrieron mil 350 fosas clandestinas, se reportaron 944 actos de tortura, 709 actos de descuartizamiento, 672 masacres y, al menos, 519 personas calcinadas. Es decir, lo que se considera universalmente como “actos atroces”.

Punto cuatro: en su reporte consigan literalmente lo siguiente: “En diciembre (2020), destacó el caso de una niña de once años que fue asesinada a balazos por su padre… También el mes pasado fue asesinado, por un grupo armado, en Baja California, un adolescente de 15 años. Es inadmisible que, ante cientos de eventos como los mencionados, el Presidente (de la República, AMLO) haya afirmado que su gobierno es el que más protege a las niñas y niños”.

LETRAS MINÚSCULAS

De enero a mayo de este 2021, se han contabilizado 2 mil 712 eventos catalogados como “atrocidades”, con 2 mil 877 víctimas. ¿Qué hacer? Algo sencillo y complicado: educación y cultura.