Agenda política (14)

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Agenda política (14)

La agonía de la lucha. La agonía es luchar, no desaparecer ni la eminente muerte. Es difícil saber a dónde vamos, pero no se necesita una bola de cristal para predecir que vamos hacia la nada

Gracias por atender las diversas sagas las cuales aquí perseguimos, señor lector. Muchos, variados y hartos comentarios me han llegado con motivo de la saga social (Agenda social), la cuestión política (Agenda política), nuestro encuentro sabatino en “Café Montaigne” (donde ahora andamos con cuestiones de vida, amores invernales, deseos insatisfechos, literatura, retazos de existencia… es decir, la vida misma y de cualquier humano, pero en este caso, mi supervivencia misma) y claro, los domingos de “Salpicón”, donde marinamos letras, gastronomía, vinos y la existencia con nuestro encuentro en la tabla. Gracias de nuevo. 

Gracias de corazón, palabra y pensamiento por leerme. Iniciamos: “Sólo los bárbaros son capaces de rejuvenecer un mundo que sufre a causa de una civilización agonizante”. El aforismo lapidario es de Federico Engels. Y sí, le creemos. ¿La civilización actual y como la conocemos está en agonía? Si entendemos su sentido etimológico, sí, está en lucha. La agonía de la lucha. La agonía es luchar, no desaparecer ni la eminente muerte. Es difícil saber a dónde vamos, pero no se necesita una bola de cristal para predecir que vamos hacia la nada. Más aquí en México y su brutal violencia y los actos atroces los cuales nos tienen en un tris y junto con la pandemia, al borde del colapso. Siempre. Por eso de aquella, de la frase de todos conocida: “El lobo es lobo del hombre” de Thomas Hobbes.

“Vivimos una realidad fatal”, me mandó en un claro aforismo deletreado mediante mensaje, el hidalgo saltillense, Javier Salinas, quien acaba de llegar de un viaje familiar de Panamá. Realidad fatal y asfixiante. Realidad denigrante. Usted lo sabe, soy pesimista, un aguafiestas empedernido. Pero, no soy el único. Creo más en simbología, palabras y términos antiguos hoy en desuso, que en volátiles términos y definiciones modernas que en lo particular no dicen nada. Y si las palabras no me dicen ni significan nada, menos las acciones que traen aparejadas.

Creo en varias cosas, palabras, términos candentes y acciones con las cuales crecí o fui educado. Creo en la patria (el lugar de mis padres), pero no en un término jurídico y vago como nación. Creo en la ambición, bien diseñada y bien planeada. Pero no creo en la “superación personal”. Creo en la ambición de viajar, tener la mejor biblioteca y todos los libros a la mano; ambición de ser mejor humano; pero no creo en esa bagatela de “ofrecer lo mejor de sí mismo, educar con amor, pensar en el mañana y dejarlo todo al espíritu santo…” y un largo y deprimente etcétera.

Liquidemos este liminar: creo en lo que aprendí de joven: en ser “entero”, de una sola pieza, creo en eso llamado “entereza”. Pero no creo en ese término postmoderno deprimente y deprimido de psicólogos llamado “resiliencia”. Creo y padezco la melancolía, la maldita ictericia, la tristeza de mi ser y desde siempre. Pero yo no padezco, como si fuese una pinche lluviecita, eso que ahora dicen se llama “depresión”. Puf, como si fuese una “depresión tropical”. En fin, este mundo no es mi mundo ya.

ESQUINA-BAJAN

Punto uno: fracasar cansa. Debería de cansar harto a los fracasados. Y para fracasados, pienso en el partido que huele a incienso, mirra y mortaja, el PAN. Los del PAN ni ganando, ganan. De hecho, nunca han querido ganar. Cuando ganan, se asustan y mejor pierden. Fue el caso de Guillermo Anaya. Pero también es el caso de Jesús de León, Fernando Larrazábal, Vicente Fox, Felipe Calderón, Marko Cortés, Tere Romo (tía y abuela de sí misma), Luis Fernando Salazar, Mauricio Fernández. Un penoso etcétera.

Punto dos: los datos son del INE: actualmente el PAN tiene 270 mil 799 militantes que representan el 0.28 por ciento del padrón electoral federal. Y de acuerdo con la Ley General de Partidos Políticos el número de militantes no puede ser inferior a 0.26 por ciento. Ahora en lenguaje cristiano, como si fuese una homilía del insufrible AMLO: el PAN está a dos centésimas de perder su registro nacional. Justo lo anterior sucede cuando en Coahuila se avecina una tormenta más para los panistas de golpe de pecho…

Punto tres: a finales de año habrá un proceso interno en el PAN para renovar su dirigencia estatal, siempre de capa caída y siempre en manos de los laguneros perdedores. El monclovense Juan Carlos Terrazas se perfila como un serio aspirante a la dirigencia del organismo político el cual es un cadáver en la entidad. Terrazas es actualmente el Tesorero del Ayuntamiento de Monclova, otrora la bella, ahora la ardiente Monclova y anexas.

Punto cuatro: asistí como un saltillense más, a las actividades, diversas y tremendas actividades por el “444 Aniversario” de mi bella ciudad. El tiempo fue un factor, no pude asistir a todas las ofrecidas en la magnifica oferta educativa y cultural. Siempre, usted lo sabe, mi declaración, es como aquella vieja y poética declaración de odio y amor del escritor Efraín Huerta a la Ciudad de México. Así es mi amor y sentimiento por este Saltillo nuestro el cual se puede escapar de las manos.

Punto cinco: que bueno el estar aquí y ahora. Que bueno ser de aquí y estar ahora precisamente aquí, en esta ciudad. El alcalde de Saltillo, el “Cowboy urbano”, Manolo Jiménez Salinas, encabezó los festejos del aniversario. Estoy leyendo los materiales editoriales que fueron publicados por los historiadores locales como un aporte a la historiografía regional. Aquí se los reseñaré.

LETRAS MINÚSCULAS

“Decir julio es decir Saltillo: fundación, figura y fulgura en el mapa de los deseos y reinos del Nuevo Mundo”… Antonio de Galicia y Rivera.