Agenda política (11)

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Agenda política (11)

Insisto, no fue una victoria sobre la dictadura de AMLO, no; sino apenas un estate quieto

No fue lo mejor que pudo haber pasado. Pero tampoco fue el peor de los mundos posibles y sí, sí pudo haber pasado. Las elecciones del pasado 6 de junio en México, vinieron a dar un respiro a la siempre juvenil y nunca madura democracia mexicana. La gente salió a votar aquí en el norte del país con un solo mandato e idea en su puño al momento de cruzar la boleta: darle una lección de civismo, honor y valentía a las huestes de Morena, con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza.

Insisto, no fue una victoria sobre la dictadura de AMLO, no; sino apenas una especie de “estate quieto”. Pero, el avispero se movió y eso es lo importante.  También se evidenció lo de siempre: la enorme polarización del país. El norte pujante y orgulloso, contra el sur de rodillas y estirando perpetuamente la mano para recibir migajas (dinero) del presupuesto federal. ¿Estoy en contra de que los pobres reciban apoyo para que salgan de la condición apocalíptica a la cual los han condenado los gobiernos panistas y priistas por igual? Absolutamente no. Estoy a favor de todos los apoyos, pero con resultados. Resultados que no se dan por ningún lugar porque nadie les exige resultados ni cuentas, sólo votos clientelares (Morena).

El divino y libertino Marqués de Sade, en su opúsculo “La filosofía en el tocador”, uno de los hombres más sabios de su tiempo (siglos XVIII y XIX), anota en su libro: “En una monarquía, la riqueza del rey se cuenta según el número de sus súbditos; el aumento de población es por esta causa deseable y se fomentan los nacimientos… en una república, donde cada miembro de la raza es soberano, resulta necesario exigir una barrera contra el exceso de población, porque cuando el número de los habitantes supera los medios de subsistencia, el Estado y todos los que en él vivan, habrán de sufrir”.

No hay control de población, los pobres se multiplican y no hay manera de integrarlos a una vida de trabajo digna con sus satisfactores a la mano, porque a la vez, éstos no tienen los suficientes estudios ni dotes los cuales son exigidos por las compañías empleadoras. ¿Qué hacer? Pues lo que está haciendo AMLO: regalarles dinero con un solo fin avieso: tenerlos como votantes cautivos para el resto de su vida.

Al menos y en las elecciones intermedias de este México adolorido y abnegado, se le puso un pequeño freno a AMLO y sus sueños de locura de tirano. En otros países como Brasil, Argentina, Venezuela, Perú y Bolivia, los populismos hacen estragos en su sociedad y en su economía. México se ha salvado apenas por dedos. Por eso debemos estar siempre alertas y listos para defender esta democracia la cual se puede difuminar como una voluta de humo entre las manos. “Dormido, yo era un rey; despierto no lo soy”. Dice un verso de un conocido soneto de William Shakespeare. Cada vez que usted vaya a la urna, señor lector, haga que AMLO y sus claques despierten de su sueño y restriégueles que son humanos, sólo humanos. No reyes, no príncipes y mucho menos dictadores.

ESQUINA-BAJAN

Punto uno: un texto aquí publicado en días pasados causó buen revuelo, fue el titulado “Una leyenda urbana”. Texto donde enfaticé precisamente esa mentira, esa leyenda que circulaba en el ambiente burocrático (no en el mundo real, ojo): “DJ Bigotes” ganaría y la elección era solo mero trámite porque la derrota de José María Fraustro Siller, “Súper Chema”, ya estaba cantada; su derrota ya estaba pactada, negociada, consensuada y de plano, su tropiezo era obligado. Gulp. En las casas de mis hermanas y sobrinas, todas ellas habitantes de barrio bravo, ni enteradas estaban de la anterior leyenda urbana. En estos espacios de lucha cotidiana, donde late y bulle la verdadera vida de Saltillo, no había duda: ganaría y sobrado, “Súper Chemota”.

En las rutas urbanas: “Ramos Arizpe”, en la “2A” en el “Periférico”, en la ruta “9”, bueno, en los pocos camiones que aún operan, no había duda: “Chema” Fraustro ganaría de calle. ¿De dónde salió, de qué oficina burocrática salió la leyenda urbana de que se había negociado la derrota de “Chema”? Insisto, esta teoría sólo la escuché en voz de los burócratas estatales. ¿Tan mal les cae el ahora Alcalde electo? La primera vez que escuché esta osada leyenda urbana, fue en voz de un hijo de un sindicalista encumbrado. Ya luego escuché la misma teoría y aumentada en voz de burócratas adscritos a las dependencias de Teresa Guajardo, Sandra Rodríguez Wong, Higinio González, Roberto Bernal; en el ya inservible ICAI donde despacha el ex secretario técnico de Humberto Moreira, Luis García Abusaíd. Hubo burócratas dependientes del lagunero Miguel Mery quienes así también lo anunciaban… En fin, “Súper Chema” tiene varios focos de infección.

Punto dos: periódicamente le he platicado aquí de ciertas charlas o comentarios que mantengo con frecuencia con el alto, ejecutivo y atildado Alcalde de Ramos Arizpe, “Chema” Morales, José María Morales Padilla. Empapado de una globalización que tiene a su municipio y ciudad con gente de todo el mundo, “Chema” Morales es una aplanadora de pensamiento y datos al momento de cuadrar cualquier puzle, sea este económico, educativo, cultural, industrial. Pues bien, el alcalde Morales ganó todas las casillas electorales en disputa en su municipio. Ahora en lenguaje cristiano: apabulló a todos. Implementó nuevo récord de votación (cerca de 21 mil votos) y hace presentable él solo y su presencia, a un PRI al cual le hace falta más de este tipo de personajes para arrebatarle a Morena sus posiciones.

LETRAS MINÚSCULAS

Con un control y liderazgo férreo, manejando un ajedrez político de alta gama, hay dos grandes ganadores en las elecciones: Miguel Ángel Riquelme. El otro, es el imán del pueblo y las urnas, el “Cowboy urbano”, Manolo Jiménez.